(El Mundo) "Máxima difusión", dice el mensaje: "Las monjas necesitan huéspedes para subsistir". El whatsapp que circula estos días pidiendo ayuda para llenar la hospedería de las monjas benedictinas del Monasterio de Pelayo, en Oviedo, es un pequeño misterio. "Nos han llamado de todas partes, pero no es verdad que lo estemos pasando mal".
No es la primera vez que estas monjas benedictinas andan enredadas con WhatsApp. "Déjame que te cuente", dice al otro lado del teléfono una de las 22 hermanas que vive en el Monasterio de Pelayo, toda una institución en Oviedo con más de diez siglos de historia.
La hermana, que prefiere no dar su nombre porque se considera "una más", está recibiendo "30 llamadas al día" de gente interesada por alojarse en la hospedería monacal. Un aluvión de llamadas motivadas por un mensaje de texto "reenviado muchas veces".
Durante el confinamiento apareció un mensaje parecido. Pero entonces, las pelayas, como se las llama cariñosamente, sabían muy bien de dónde había salido: "Alguien muy querido y cercano a la comunidad" decidió ayudarles cuando, debido al cerrojazo de la pandemia, las monjas no pudieron dar salida a los pedidos de pastas que habían preparado para la Semana Santa.
El whatsapp de auxilio se viralizó y Oviedo se volcó. Durante tres días, las colas de los vecinos para comprar los dulces del monasterio salieron en las televisiones. "Agradecimos mucho la respuesta de toda la ciudad", señala la religiosa, aunque no pudieron vender todo: "Lo justito".
El mensaje que circula estos días es diferente. "Pido máxima difusión de este wasap porque las monjas necesitan huéspedes para subsistir. Las instalaciones y el trato es maravilloso", dice el texto. La sensación de urgencia ha hecho que el teléfono de las monjas no pare de sonar. "Nos han llamado de todas partes. Nos preguntan que si es verdad que lo estemos pasando mal, que si pasamos hambre".
-¿Quién cree que ha enviado el mensaje?
-No sabemos quién ha sido, pero ha querido hacernos bien. El problema es que han puesto nuestro logo y nuestra web, pero desconocemos de dónde ha salido.
-Entonces no lo están pasando mal...
-Necesidad no estamos pasando, gracias a Dios. Lo único que es verdad es que tenemos que mantener nuestras fuentes de ingresos. La comunidad no vive una urgencia, pero nuestra economía es como la de cualquier pequeño comercio.
Desde que hace cinco años cerraron los talleres de encuadernación, las benedictinas viven del obrador de repostería, con tienda física accesible desde la calle Águila ovetense, y de la hospedería. El primero es famoso en toda la ciudad, especialmente por sus pastas de avellanas "muy asturianas" y otros surtidos más sofisticados que incluyen pastas de naranja con chocolate blanco, entre otros sabores.
El segundo, la hospedería, nació en torno al año 2000. Primero como un lugar para ejercicios espirituales y de oración. Y cuando esta demanda "se perdió", como alojamiento para todo el mundo: desde peregrinos hasta turistas (desde 50 euros/noche). "Hay unas 22 habitaciones, con camas individuales y de matrimonio. Algunas tienen baño privado y otras no", enumera la religiosa.
"Como benedictinas vivimos del trabajo de nuestras manos. La comunidad vive del obrador y de la hospedería. Eso no es un bulo. Lo que sí es un bulo es lo que han oído algunas hermanas de que dejamos las llaves para que cada uno entre y salga cuando quiera".
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