(Iglesia de Asturias) El pasado martes daba comienzo la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se prolongará hasta el próximo día 25 de enero. Unas jornadas que este año llevan por lema “Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”. El Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión fe y constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias han elaborado conjuntamente unos materiales para ayudar a la reflexión y para preparar las celebraciones de este octavario. A ello se le unen los materiales que aporta la Subcomisión Episcopal para las relaciones interconfesionales y diálogo interreligioso de la Conferencia Episcopal Española. Los obispos de esta subcomisión han escrito un mensaje en el cual muestran su preocupación por “el avance de la descristianización de Europa”, que “inquieta la conciencia de las Iglesias y Comunidades eclesiales” que están preocupadas por la “pérdida de identidad cristiana de Europa”. Con este motivo los obispos reclaman “volver a poner el foco en el mandato que Cristo confió a los apóstoles, anunciar el Evangelio, que es la razón de ser de la Iglesia”.
En nuestra diócesis el recientemente nombrado Delegado episcopal de Ecumenismo, José Luis González, recuerda que la celebración de esta Semana de Oración cada año “forma parte de los deseos del Señor”, pues “Jesús murió en la cruz para reunir a los hijos de Dios dispersos, que es el hilo conductor que atraviesa todo el Antiguo Testamento, pues de boca de Yahvé sale constantemente esta exclamación Congregad a mi pueblo. Y quien realiza esta congregación del pueblo de Dios, que es en definitiva toda la humanidad, dividida por el pecado y por el mal, es Cristo en la cruz”.
Su nombramiento llegó después del fallecimiento, el pasado mes de marzo, de su predecesor, el sacerdote Silverio Zapico, por lo que estas jornadas se encuentran marcadas por su recuerdo, el de una persona que, durante los nueve años en los que se hizo cargo de esta Delegación, “se volcó con estas jornadas”, afirma José Luis González. “Es justo y necesario que nos acordemos especialmente de él en estas fechas –manifiesta–, porque fue un hombre muy preocupado por estos temas, que ocupan a todos los cristianos, y trabajó todo lo que pudo a favor de la unidad”.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos está fijada por la Iglesia anualmente en torno a estas fechas, y es que tal y como recuerda José Luis González, “San Pablo dijo que había que ser constantes en la oración, no cansarse y no desfallecer. En la vida cristiana la oración es fundamental, y un aspecto de la oración es la intercesión, pues intercediendo, no solo tomamos conciencia de lo que nos falta, sino que partiendo de lo que nos falta, es decir, de nuestra pobreza, pedimos al Señor caminar hacia aquello que es deseo y voluntad suya, que vivamos como familia cristiana, saboreando la misma fe en sus pequeños detalles. Porque los cristianos en líneas generales tenemos prácticamente una misma fe: creemos en Cristo y admitimos el misterio de la Trinidad Santa. Sin embargo, después tenemos cada uno nuestras peculiaridades, en las que no siempre estamos de acuerdo, pero buscando podemos encontrar lo que Cristo Jesús deseó”.
El lema de este año, Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo, “nos trae a la mente la época de Navidad –afirma el Delegado– cuando esos Magos de Oriente, sabios que investigaban el cielo, vieron una luz. Eran buscadores de la verdad y fueron tras ella. La verdad siempre es luminosa. Y buscando se dieron cuenta de que la verdad no era algo, sino alguien. La verdad era Jesús en una manifestación tan pobre y tan pequeña como un niño. A veces la verdad se nos presenta así de humilde y lo humilde, ciertamente, es lo grande. Este lema nos recuerda en el ecumenismo la dimensión evangelizadora de la fe, y no hay que perder de vista que la evangelización tiene como tarea que todos conozcan a Cristo y entren a formar parte de su Reino”.
Con los años, las relaciones entre las diferentes confesiones cristianas van mejorando, gracias al diálogo y a los, cada vez más numerosos, encuentros que tienen lugar. “De cien años a esta parte, ha cambiado mucho el trato entre los cristianos –reconoce el Delegado episcopal de Ecumenismo. Del casi desconocimiento, se ha pasado a un caminar juntos, hacia un mismo punto común, que es Cristo”.
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