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martes, 7 de diciembre de 2021

El Principado declara BIC el Santo Sudario, las Cruces y otros 52 bienes muebles de la Catedral

El deán, Benito Gallego, agradece la iniciativa del Ejecutivo y sostiene que la lista, donde se incluyen todos los retablos del templo, «es acertada»

(El Comercio) El Santo Sudario es probablemente uno de los emblemas más importantes del Cristianismo a este lado del mapa. Las cruces de los Ángeles y de la Victoria, de Oviedo y Asturias, respectivamente. Todos se encuentran custodiados y a buen recaudo en la Cámara Santa de la Gran Basílica Metropolitana, la vetusta Catedral que apunta al cielo desde hace 1.200 años sobre la plaza de Alfonso II. Ayer, el Principado cumplió su parte y terminó por aprobar el decreto por el que se declara, a esos tres y a otros 51 bienes muebles más del templo, Bien de Interés Cultural (BIC), el máximo rango de protección que otorga el Ejecutivo. El objetivo, al llegar a la fase final de una tramitación que arrancó hace ya tres años, «completar la protección con la que cuenta el conjunto monumental desde 1931 y que se amplió en 1998 y 2015 con la inclusión de la Cámara Santa y del resto del complejo en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, por ser BIC vinculados directamente al Camino de Santiago», determinaron desde la Consejería de Cultura a través de una nota de prensa.

Así, entre los 55 de la selección aparecen elementos tanto del altar mayor como de las diversas capillas laterales y de la Cámara Santa, el Museo de la Iglesia y la Sala Capitular. Además de las Cruces míticas, también han incluido la Caja de las Ágatas y otras piezas conservadas en el 'Relicario de la Cristiandad', como el díptico consular o el Cristo de Nicodemo. Añade a la larga lista BIC ovetense la arqueta del obispo Arias, el díptico del siglo XIV, la reliquia de la sandalia de San Pedro o una cruz procesional gótica, entre otros, pero, sobre todo, incluye todos los retablos de la basílica (unos de los más importantes, los cinco de la girola) y sus capillas laterales, «obras de los siglos XVII y XVIII que reflejan de manera excepcional la historia del retablo asturiano en esos momentos de la edad Moderna», sostienen desde el Gobierno autonómico.

Un catálogo en el que entran también el tabernáculo de la capilla de Santa Eulalia, la arqueta mozárabe que guarda las reliquias de la patrona de la Diócesis de Oviedo, los restos y piezas de la sillería del desaparecido coro de la Catedral que se guardan tanto en la sala capitular como en el museo de la Iglesia o los confesionarios de las capillas de San Salvador y San Antonio.

Para el deán presidente del Cabildo Catedralicio, Benito Gallego, la lista «está bien» diseñada y, personalmente, «me parece acertada y no echo ningún elemento de menos en ella». Eso sí, reclama el canónigo, «en un edificio como este, como la Catedral de Oviedo, que estaba protegida con el máximo grado de protección, todos los bienes que hay en su interior son de relieve y tiene verdadero valor».

La declaración, en todo caso, trae consigo otras cuestiones. Convertirse en BIC implica que el Santo Sudario -y el resto de bienes-, protegido con una urna especial que lo mantiene siempre en unas condiciones concretas de humedad y temperatura, estará obligatoriamente expuesto al público. No solo, también accesible a los investigadores y para su examen por parte de instancias de Cultura. Su propietario, el Arzobispado, gozará de beneficios económicos, pero no podrá venderla o intervenir en él sin el visto bueno de la Administración asturiana.

En palabras de Gallego, «aceptamos con mucho gusto esta declaración, porque significa que el Principado se compromete a proteger estos elementos y que, en todo caso, cualquier cosa que sea necesaria acometer para mantenerlos pueda estar sujeto a ayudas especiales», lo que le quitaría un peso de encima a la propia Catedral, duramente castigada en el aspecto económico durante estos dos años por la escasez de visitantes con respecto a 2019 por la pandemia, una de sus principales fuentes de financiación.

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