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jueves, 30 de septiembre de 2021

Una iglesia más mariana, más lugonense, y también del Oviedo.

Por fin hemos terminado los últimos trabajos de mejora de nuestro templo. El interior de nuestra iglesia presentaba un estado de gran deterioro y requería una intervención importante. Los años tampoco pasan en balde para un templo que aunque no tiene ni un siglo de antigüedad juegan en su contra la pobreza de los materiales al haber sido levantado en la postguerra.

La humedad se había apoderado de las paredes ocasionando desconchones, grietas y desperfectos, así como el ladrillo visto de los arcos empezaba a desconcharse con gran facilidad. No hemos hecho nada del otro mundo, tan sólo -y nada menos- que revestir de "pladur" los arcos y pintar toda la iglesia; sin embargo ha sido una obra de gran envergadura que ojalá dure muchos años para disfrute de toda la comunidad parroquial. 

En realidad no sólo hemos rehabilitado el interior, sino que también hemos completado una fase pendiente de realizarse desde 1940. En el proyecto original del templo su arquitecto Rodríguez Bustelo éste había ideado el interior de nuestra iglesias con los arcos cargados y pintados en blanco. Por falta de recursos y al vivir España años de hambre y precariedad económica, hubo algunas partes de la obra de la iglesia que no se pudieron completar; una fue la carga del ladrillo visto, y otra la construcción de un retablo mayor para el presbiterio. El entonces párroco D. Leandro Vigil, no encontró financiación para terminar del todo la iglesia como él hubiera querido, pero nos dejó una iglesia entera y nueva que no era poco para un pueblo recién salido de la contienda civil. Seguro que hoy estará feliz viendo que hemos logrado terminar más de ocho décadas después una de las asignaturas que él por edad y falta de recursos se vio obligado a dejar pendiente. Igualmente hemos recuperado las dos puertas de acceso al presbiterio en su estado original, que otras intervenciones menos afortunadas habían modificado.

Lo que más ha gustado, además de las cargas de los arcos y los remates de las esquinas de las cúpulas han sido los colores, el blanco y el azul separados por la cenefa en tono oro, que dan la impresión cuando uno entra por la nave central del templo de estar no en un lugar cerrado, sino bajo el mismísimo cielo. La elección de los colores no ha podido ser mejor, están siendo muchísimas las personas que se han acercado a la Parroquia para contemplar el cambio, fotografiar su estado actual y para felicitar y agradecer al párroco esta magnífica obra, la cual ha cambiado casi por completo el interior del edificio. 

Se ha ganado en claridad, sensación de amplitud, resaltan más las imágenes de los santos... Los colores ayudan sin lugar a dudas a la oración, pues son suaves y nítidos. Es sin duda un homenaje a la Santísima Virgen María, tan querida en Lugones y cuyas principales fiestas la tienen por protagonista. Ese azul y blanco que nos hablan de la pureza de Nuestra Señora y del azul del cielo quieren ensalzar su concepción inmaculada. Son también los colores de Lugones, de su escudo, de su esencia...Y como alguno ha apostillado también no sin falta de sorna, ''que se note que en Lugones somos más del Sporting que del Oviedo''.

Ahora tocará arrimar el hombro para sufragar los costes de la obra, pero seguro que la Providencia del Señor que nunca nos ha fallado, saldrá a nuestro paso. El coste de toda la obra (materiales, albañilería, pintura, plataforma elevadora de alquiler durante el tiempo de la obra, mano de obra de albañilería y pintura) asciende a 29.982€. Las parroquias se mantienen colaborando entre todos, pues cuantos más ayudan menos cuesta sacar las cosas adelante. Se agradecerá cualquier ayuda, no sólo de unos pocos, sino mejor un poco todos los que buenamente puedan, pues también somos muy conscientes de que los tiempos no son fáciles para nadie.

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