Vamos a comenzar el próximo martes el Jubileo de la Santa Cruz, o Perdonanza, tal y como lo conocemos en Oviedo. Este año cobra una especial relevancia porque estamos celebrando el 1200 aniversario de la dedicación de la Catedral. ¿Qué significa esto para la diócesis?
No solamente las personas cumplimos años, sino que también los cumplen los edificios, y lo vemos especialmente en aquellos que han sido más emblemáticos, que han estado sosteniendo y cobijando la historia de un pueblo, como es el caso de nuestra Catedral ovetense. ¿1200 años de qué? De celebración, de esperanza, de venir a verter nuestras lágrimas cuando la vida acorrala y aprieta, y también venir a dar gracias, porque es digno agradecer cuando la vida nos sonríe y Dios y su providencia está junto a nosotros.
1200 años son muchas primaveras, veranos, otoño e inviernos. Y por eso un edificio que cumple esta edad tan respetable, vale la pena que lo pongamos en valor por todo lo que ha significado. La Catedral significa donde está la cátedra del obispo, sucesor de los apóstoles. En esta cátedra en este caso me siento yo, como obispo en este momento aquí en Oviedo, donde trato de enseñar, sabiéndome siempre discípulo. Desde esa cátedra no se imparte solamente la Palabra, sino también la gracia de los sacramentos que trato de repartir con mis pequeñas manos, sabiendo yo de esas gracias también mendigo. Y por tanto la enseñanza, la gracia que se reparte y tantas cosas por las que dar gracias y también por las que pedirlas, se confluyen en una fecha redonda después de 1200 años de poner la primera piedra de aquel primer altar.
El pasado 6 de agosto se celebraba la fiesta del titular de la Catedral, El Salvador, también con una intensidad especial dentro de este aniversario milenario. Así transcurrirán los próximos meses, intentando que esta efeméride esté presente. ¿Qué más actividades se llevarán a cabo?
Hemos planteado no solamente la remembranza religiosa de 1200 años por los que damos gracias, sino que también la Iglesia tiene un compromiso por lo que significa la cultura, porque en esas naves de nuestra catedral, a través de los siglos no solo han ido y regresado nuestras plegarias sino que también hemos hecho opciones arquitectónicas, musicales, archivísticas, literarias, y por tanto la cultura ha estado siempre presente en nuestra Catedral, de tal manera que hemos querido que, con motivo de este aniversario, puedan celebrarse conciertos de música, exposiciones, presentaciones de libros, para recordar que la cultura también forma parte de este bagaje a agradecer por el que damos gracias.
Durante la Perdonanza cada día acudirá un obispo a presidir la eucaristía jubilar, a las 18,30 h. comenzando por el señor Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Auza.
Él comienza el próximo día 14 precisamente este octavario, e irán pasando a lo largo de los días diferentes hermanos en el Episcopado, concluyendo yo como Arzobispo de Oviedo el día 21, festividad de San Mateo. Han sido invitados los obispos pertenecientes a la Provincia Eclesiástica, es decir, los de Santander, Astorga y León; también los dos obispos asturianos que tenemos ahora mismo en la Conferencia Episcopal, el obispo de Siguenza-Guadalajara, Mons. Atilano Rodríguez Martínez, y el Obispo Auxiliar de Madrid, Mons. Juan Antonio Martínez Camino. Además, en la víspera de la clausura de la Perdonanza ha sido invitado el señor arzobispo de Barcelona, Cardenal Omella, como Presidente de la Conferencia Episcopal. Todos ellos están felices y muy agradecidos de poder poner su grano de arena en este jubileo especial.
El Santo Sudario, que habitualmente se muestra tres veces al año –dos de ellas durante la Perdonanza– será expuesto para su veneración todos los días de este Jubileo. ¿Qué nos dice esta reliquia hoy?
La reliquia del Santo Sudario es la reliquia mejor guardada, la más querida por nosotros, porque envolvió el rostro de Jesús al bajar de la Cruz como nos atestigua el evangelio de San Juan. Por los avatares de la Providencia recaló aquí en nuestra diócesis y lo guardamos, no como oro en paño, sino como la reliquia más importante. Es, en el fondo, el icono vivo, más plástico, de lo que es ese rostro que nos miró, que nos habló y que se dejó coronar hasta el estertor último de la muerte. Pero es un rostro resucitado y guardamos esa impronta que quedó en aquel lienzo como quien guarda el lienzo de una verónica, que significa “verdadero icono”. Nosotros, guardando esta reliquia tan especial en toda la tradición cristiana quisiéramos ser a nuestra vez iconos vivientes, para que quien nos vea a nosotros pueda ver en nuestras palabras, en nuestras actitudes y gestos, pueda ver transparentado y como en un eco la palabra y la belleza del Señor.
El día 13 de octubre, tal y como dice la tradición, se cumplen los 1200 años de la dedicación de la Catedral ovetense. Para celebrarlo, ese mismo día la eucaristía se celebrará en el rito hispano mozárabe. ¿En qué consiste?
El rito hispano, también llamado mozárabe, es el rito que celebraban los cristianos precisamente en aquellos momentos todavía con la reconquista aún pendiente de terminar. Los cristianos tuvieron este rito que es hispano, propiamente de las iglesias en España. Es un rito que se ha perdido en cuanto la amplitud de su implantación: ahora celebramos el rito romano, las misas y los sacramentos como se hace en el resto del orbe católico, con otros ritos también más locales que han seguido perviviendo, para no perder una tradición y la memoria de un pueblo del que formamos parte y que celebra lo mismo de otra manera. El rito mozárabe es, en primer lugar, el recordatorio de aquellos cristianos hermanos nuestros que pusieron aquella primera piedra en el altar. Significa unirnos con un rito que sigue vigente, a todos esos hermanos y a toda la historia que ha venido después. Es muy emocionante. No puedes celebrarlo en cualquier sitio, ni con motivo de cualquier cosa, aquí en la diócesis tenemos algunas iglesias y hay algunas festividades que reclaman precisamente poder celebrar el rito mozárabe.
Desde luego, se llevará a cabo con gran afecto y agradecimiento.
Y es que nosotros somos piedras vivas de este templo, no estamos mirando como quien mira una cosa exterior, sino que sabemos que nosotros, con nuestro corazón, nuestra libertad, nuestra fe, esperanza y caridad, formamos parte de ese edificio que es la casa de Dios en Asturias.
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