(COPE) Mujer fuerte y Patrona de Europa, sintió el acercamiento de Dios gracias a otras personas que reflejan su camino de perfección con la Santidad como meta
La vida de los Santos es un testimonio que cala en el corazón de otras almas. Hoy celebramos a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, cuyo nombre originario es Edith Stein, que sintió el acercamiento de Dios gracias a otras personas que reflejan su camino de perfección con la Santidad como meta. Nace en octubre de 1891, el día 12, festividad de la Virgen del Pilar.
En un ambiente donde se crían otros seis hermanos más, la familia es practicante de la religión judía. Ella, que por decisión libre se alejó de la práctica religiosa, nunca despreció el judaísmo. Sintiendo una especial atracción por la Filosofía en su juventud, desemboca en el pensamiento de Adolf Reinach quien, además de ser discípulo de Husserl, es un cristiano convencido. Este pensamiento dejará en Edith una huella imborrable.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, asiste como enfermera a los que sufren, en un gesto de aportar algo a tanta gente que sufría. Después retorna a los estudios doctorándose y haciéndose ayudante del profesor Husserl. Cuando le encomiendan custodiar la herencia filosófica de Reinach, se entrevista con su viuda y el dolor de aquella mujer, le empuja a descubrir la Cruz de Cristo, sintiéndose tocada por el Señor poco después al leer la Vida de Santa Teresa de Jesús.
Así se bautiza y entrará con su hermana en el Carmelo de Colonia, pasándose a llamar Teresa Benedicta de la Cruz. Pronto llegará la Segunda Guerra Mundial y ella informa al Papa del peligro que corre el pueblo hebreo, hasta que es apresada por los nazis, por su ascendencia judía, muriendo en la cámara de gas en 1942. Santa Teresa Benedicta de la Cruz fue proclamada por San Juan Pablo II Co-Patrona de Europa junto a San Benito de Nursia, Santa Catalina de Siena, Santa Brígida de Suecia y los Santos eslavos Cirilo y Metodio.
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