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sábado, 31 de julio de 2021

San Félix Mártir. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

En este tiempo ya largo de lucha y convivencia con la pandemia, la Parroquia no ha dejado nunca de celebrar la misa, pues somos conscientes que no podemos vivir sin ella. La celebración de la eucaristía de hoy se hace aún más especial al honrar a nuestro patrono, San Félix Mártir. Con su fiesta queremos actualizar su mensaje, memoria, ejemplo y modelo, que tan importante es para nuestra Comunidad.

Ni el miedo al Covid nos ha permitido pensar ni tan siquiera en la remota posibilidad de no celebrar a nuestro Santo; no podemos caer en los errores del pasado que son claras lecciones de lo que nunca se debería repetir. Por desgracia, San Félix es muy desconocido, pero esto no ha de ser motivo para eludir su Fiesta. Hemos de mirar al futuro con la esperanza de que dando a conocer a nuestros santos estamos mostrando mil caminos que por sus amplios ejemplos llevan al Señor. Que no nos asuste el presente ni mañana, peor lo tuvo San Félix en aquel contexto del siglo III donde ser cristiano era sinónimo de muerte segura y con escarnio; no es distinto para muchos hermanos nuestros en la fe en múltiples lugares del mundo -lo que los informativos nacionales y occidentales silencian- y a los que hoy también queremos tener muy especialmente presentes. 

También nosotros nos sentimos orgullosos de ser cristianos, de pertenecer a una comunidad parroquial que se llama y tiene por nombre y patrono a San Félix, llamado "de Gerona" y también "el africano" por morir en Cataluña y haber nacido en Scillium. Una tremenda historia de amor a Dios que conmocionó a nuestros antepasados hasta el punto que lo eligieron por titular de aquella que hoy es nuestra Parroquia.

Está claro que Cristo no era un cualquiera en su vida, Félix entendió perfectamente la parábola del hombre que vende todo lo que tiene para comprar el campo donde sabe que hay un tesoro oculto. Así lo dejó todo y todo lo perdió todo por amor al Señor. Aceptó ser encarcelado, torturado y martirizado, haciendo verdad las palabras del evangelio: "no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos". San Félix fue condenado a muerte por no negar a Jesucristo, su mejor amigo, Aquél que nunca falla.

Ahora nosotros, al celebrar el santo sacrificio de la misa actualizamos la muerte de Cristo, el modelo de todo martirio de cuya gloria goza ya nuestro Patrono en esa asamblea incontable de los justos que en el Cielo alaban a una sin cesar al Cordero Pascual. Que al igual que San Félix sepamos renunciar a lo material para unirnos cada vez más a lo espiritual, a lo que no caduca, a lo que anhelamos y atesoramos para el eucarístico y eterno banquete. 

Bienaventurado nuestro Santo Patrón que intercede por esta Parroquia, por este pueblo de Lugones y por sus vivos y difuntos; ayúdanos a ser testigos valientes del evangelio en esta hora de dificultad y prueba que nos toca vivir. Que sepamos anunciar a nuestros contemporáneos con nuestra propia vida y testimonio que sólo Jesucristo puede sanar las heridas y llenar los vacíos de nuestro mundo.

San Félix Mártir, ruega por y con nosotros.

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