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viernes, 4 de junio de 2021

¿Qué papel tuvo San José en la formación del Corazón de Jesús? Ocho letanías nos acercan al misterio

(Rel.) En el primer viernes de junio, mes del Sagrado Corazón en el Año de San José, el padre José María Alsina Casanova, superior general de la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, remite a ReL una reflexión sobre el papel crucial de San José en la formación humana del corazón de su hijo.

El Corazón de Jesús, ¿formado por San José?

Hablar del Corazón de Jesús es hablar de la Encarnación del Hijo de Dios. “Dios nos amó con corazón humano” nos dice el Concilio Vaticano II. Ese corazón fue formado físicamente en las entrañas de María Virgen. San José no engendra físicamente a Jesús, pero si que le comunica “vida espiritual” en cuanto educador y, por tanto, formador de su “corazón humano”.

Santo Tomás de Aquino reconoce que San José, a pesar de no haber engendrado a Jesús, merece, no obstante, el título de padre por haber cumplido todas las funciones paternas. Para el Angélico, el padre no es sólo el principio de la generación y la existencia sino también “de la educación y de la instrucción”. Esto llega a concluir que el papel de San José en la formación del Corazón humano del Hijo, es decir en la Encarnación, no es secundario, sino que su presencia ha sido fundamental. Presentamos a continuación 8 letanías del Corazón de Jesús en las que aparecen la huella profunda que San José ha dejado en la formación del corazón de su hijo.

1.- Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre

Ese corazón se ha formado en cuanto hombre como hijo tratando a San José. A él le dirigía cariñosamente la palabra Abba con la que luego enseñaría a sus discípulos a rezar y a dirigirse al Padre.

2.- Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia

La misericordia y la paciencia son virtudes que se aprenden en el hijo como fruto de saberse amado en su pequeñez y debilidad sobre todo por el padre. Jesús en cuanto hombre “aprendió” a ser paciente y misericordioso sabiéndose amado como niño por su padre José.

3.- Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte

Nos dice el evangelio de Lucas que “Jesús vivía sometido a sus padres”. La obediencia que le llevó a la Cruz fue ejercida en perfección atendiendo a las indicaciones de sus padres en Nazaret. Nos estremece pensar que el “hágase” de Getsemaní lo había pronunciado tantas veces secundando los mandatos de José.

4.-Corazón de Jesús, traspasado por una lanza

Fue un soldado el que atravesó físicamente el corazón de Cristo después de morir. Ese corazón traspasado nos habla de como a Jesús le afectan las alegrías y las penas de los hombres. Pensemos como Jesús sería educado en su sensibilidad humana contemplando la virtud de San José, aprendiendo a sufrir el mal y a alegrarse con el bien.

5.- Corazón de Jesús, en quien el Padre se ha complacido

El hijo se sabe Hijo en cuanto que el Padre se goza de tenerlo como tal. Jesús en cuanto hombre tuvo esa experiencia paterna de ver cómo José se llenaba de gozo al ejercer su misión de padre. Aquella palabra pronunciada por el Padre en el Jordán, “Este es mi Hijo amado en quien he puesto todas mis complacencias”, resonaría en el Corazón de Cristo como eco de la voz suave de su amado padre en la tierra, el Buen José.

6.- Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo

Los profetas hablaban del Mesías como el Consolador. San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios dice que Jesús en la Resurrección realiza el “oficio de consolar”. ¿De quién aprendería a consolar sino de su padre José viendo como era descanso para su Madre María en días como aquel en el que se perdió en el templo?

7.- Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra

Dice Santo Tomás de Aquino que uno de los frutos de la caridad es la paz. En Nazaret hay paz porque aquella familia se quiere. En el amor que su padre José tiene a la Virgen, Jesús aprendería la gran lección de la paz y reconciliación que luego con su Cruz y Resurrección llenaría el mundo de esperanza.

8.- Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren

Parece la letanía mas adecuada para poner en los labios de San José, patrón de la buena muerte. Según la tradición, José moriría acompañado por Jesús y María. Mirando a Jesús, que tantas veces habría descansado en su regazo paterno, San José en el momento de la muerte descansaría en la paz con aquellas palabras que luego el Hijo pronunciaría en la Cruz: “Todo está cumplido”.

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