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jueves, 8 de abril de 2021

Proyecto cultural de la diócesis en el Martillo de Santa Ana

(Iglesia de Asturias) El Arzobispado ha presentado, en el Ayuntamiento de Oviedo, con el fin de obtener la correspondiente licencia, el estudio de detalle del edificio que proyecta construir en el Martillo de Santa Ana. El proyecto deberá contar, además de con la preceptiva licencia del Ayuntamiento, con el Visto Bueno de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo del Gobierno del Principado de Asturias. Con este motivo, el Vicario General de la diócesis, Jorge Juan Fernández Sangrador, ha hecho público el siguiente escrito:

«El Arzobispado desarrollará un proyecto de carácter cultural en las dependencias del edificio que prevé construir en el solar que se encuentra en la conjunción de las calles Santa Ana, San Antonio, Canóniga y Mon, en Oviedo.

Los planes trazados desde hace años, para la realización, en ese espacio, de distintas actividades de interés social, no han podido ser llevados a efecto por diversas razones, si bien en todos ellos ha quedado patente que se trata de un enclave singularmente importante en el núcleo histórico de la ciudad, al que ha de otorgársele la centralidad y la funcionalidad que el lugar y la sociedad reclaman.

La comunidad diocesana de Oviedo es depositaria de un ingente patrimonio histórico y artístico, que las parroquias de Asturias han creado y conservado como un preciado tesoro asociado a la fe cristiana. Es preciso darle, sin embargo, mayor visibilidad. Y no se hallará un entorno más adecuado, para la organización de exposiciones temporales, que la calle Santa Ana, junto al Museo de Bellas Artes de Asturias, la parroquia de San Tirso el Real y la Catedral, y en el área urbana en la que se alzan emblemáticas instituciones del Estado, el Principado, el Ayuntamiento y la Iglesia.

Es por ello por lo que, aun cuando en la Curia diocesana exista ya una Delegación episcopal de Medios de Comunicación Social y una Oficina de Bienes Culturales, con unas funciones institucionales claramente establecidas, es necesario que se constituya una plataforma desde la que la Iglesia interactúe creativamente con otras instancias generadoras, al igual que ella, de cultura.

Y en ese encuentro, la Iglesia aportará su multisecular y riquísimo acervo de templos, retablos, imágenes, cuadros, tapices, vidrieras, órganos, muebles, ornamentos, bordaduras, orfebrería, códices, documentos, fotografías, filmaciones, audios, léxico, composiciones musicales y poéticas, tradiciones, folklore, cerámica y gastronomía, por citar sólo algunos ejemplos.

Ha de tenerse en cuenta, además, que la Iglesia es universal y que, en otras regiones de España y en otros países del mundo, se están produciendo constantemente actividades culturales de máximo interés, al más alto nivel internacional, las cuales podrán hacerse presentes en Oviedo cuando se disponga, en el nuevo edificio, de unas instalaciones que ofrezcan el grado de excelencia que las cimas del arte religioso exigen para ser expuestas.

El edificio contará con un pequeño salón de actos y una oficina de atención al público, para proporcionarle información útil acerca de la Catedral, el Oviedo trascendente, el Real Sitio de Covadonga y los santuarios dedicados a Cristo, la Virgen María o los santos; las iglesias prerrománicas y románicas, los monasterios, los museos de arte sacro, los caminos de Santiago y del Salvador; las peregrinaciones y las fiestas.

Cabe recordar, para concluir, aquello que el anterior director del Museo Arqueológico de Asturias, Ignacio Alonso García, decía acerca de nuestro patrimonio, amplio y disperso: «Ha configurado nuestra realidad». Y esto debe afirmarse sobre todo del religioso. De ahí el que el Arzobispado de Oviedo estime conveniente acometer un proyecto cultural, por medio del cual rinda a la sociedad entera el servicio de mostrarle la belleza que ha emanado de la fe cristiana, arraigada en nuestro suelo desde hace siglos, y se ha materializado en espacios sagrados, a los que el actual Secretario General de la ONU, António Guterres, ha definido, al presentar el “Plan de acción para la salvaguarda de los sitios religiosos”, como «símbolos poderosos de nuestra conciencia colectiva».

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