El colectivo no cobrará dinero del Ayuntamiento por segundo año consecutivo y necesita hacer campaña entre los feligreses tras agotar los fondos
(Lne, Lugones - Siero A.I.) La situación de Cáritas Lugones es límite y ha ido empeorando en los últimos meses. El párroco, Joaquín Serrano, afirma que hay ''colas del hambre''. Sin embargo, dadas las diferencias con el Ayuntamiento, este año volverá a rechazar la firma del convenio, al entender que esta ayuda está ''envenenada'' y es ''humillante''. La idea de la agrupación es volver a apoyarse en los feligreses a través de colectas de comida y dinero: ''nuestros feligreses responden muy bien y estamos muy orgullosos'', subraya el sacerdote.
El problema entre ambas partes llevaba varios años, pero fue en 2020 cuando Cáritas Lugones optó por romper con el Ayuntamiento. En Cáritas se hartaron de recibir a personas que llegaban a los Servicios sociales municipales y se les derivaba, ''coartando la libertad de acción de la organización''. Asimismo, justificando la falta de ingresos por la pandemia, el Ayuntamiento recortó la subvención en 1.000 euros, dejándola en 9.000 euros. En aquel momento, Serrano advertía que Cáritas estaba ''saturada'', especialmente por la atención que se prestaba a inmigrantes sin papeles que no se dirigían a ellos, sino a los Servicios Sociales, pero que estos los derivaban a Cáritas.
El caso es que se sigue atendiendo a gente enviada por el Ayuntamiento: ''Les hemos dicho que, con lo que percibíamos, debían atender ellos a los que nos mandaban, pero, al final, alguno cae. Las personas son más importantes que nuestros conflictos'', subraya el párroco, orgulloso de la ayuda que presta la organización.
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