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miércoles, 18 de noviembre de 2020

Hasta el cielo Hermana Carmen. Por Rodrigo Huerta Migoya

Canta la liturgia de las horas: ''El sueño, hermano de la muerte, a su descanso nos convida; y por nosotros se desvela, del enemigo nos defiende y, mientras dormimos, nos vela''. En el silencio de la noche como el cantar del amado de San Juan de la Cruz, marchaste presurosa al encuentro del esposo. Te fuiste sin hacer ruido, discreta y sigilosa como tú eras. 

Y a buen seguro te dirá ya el Señor: ¡ven mi querida Carmen, pues tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, fui forastero y me acogiste, estuve enfermo en casa y me visitaste, en la cárcel y viniste a verme!. 

Te reciban los ángeles en su ciudad; ahí te veo, con tu sonrisa, con esa mirada tierna, con ese manso semblante; descansada de tantas fatigas y dolores. Nuestro Salvador que es el mejor pagador, que es el Amo bueno de la Viña pagará con creces tus servicios a la Congregación, a nuestra Parroquia, a las misiones, a la Iglesia Santa. 

Estos últimos años has experimentado la Cruz de la enfermedad y la noche oscura, ahora dejas atrás la gran tribulación para encaminarte al coro de las vírgenes prudentes, que alaban al Cordero. 

El cielo te reclama hermana Carmen, sale Santa María a buscarte y recibirte en su corazón como así tantas veces le cantaste a tu Reina de Ángeles y Madre de Amor. Hoy tu parroquia querida de Lugones canta por ti ese Ave María a la Reina de nuestras almas. 

Al marcharte nos dijiste que la Parroquia se iba contigo en un lugar especialísimo de tu corazón, lo mismo nos pasa a los que aquí compartimos contigo la fe, que jamás pudimos olvidar tu corazón por haberte ganado el nuestro. 

Descansa en Paz querida Hermana, hasta el cielo.

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