Primera lectura
Estos son los que vienen de la gran tribulación
Lectura del libro de la Sabiduría 3, 1-9
La vida de los justos está en manos de Dios, y no los tocara el tormento. La gente insensata pensaba que morían, consideraba su tránsito como una desgracia, y su partida de entre nosotros como una destrucción; pero ellos están en paz. La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad; sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; los probó como oro en crisol, los recibió como sacrificio de holocausto; a la hora de la cuenta resplandecerán como chispas que prenden por un cañaveral; gobernarán naciones, someterán pueblos, y el Señor reinará sobre ellos eternamente. Los que confían en él comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos y mira por sus elegidos.
Palabra de Dios
Salmo responsorial
Sal 30. 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17 (R.: 6a)
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. R.
Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos: me ven por la calle y escapan de mí. Me han desechado como a un cacharro inútil. R.
Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano está mi destino: líbrame de los enemigos que me persiguen. R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor. R.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
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