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lunes, 12 de octubre de 2020

El Pilar, España y la Hispanidad. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

El 12 de Octubre no es un día cualquiera aunque no sea de "precepto" más que en las diócesis aragonesas. A los largo y ancho de España, hispanoamérica y en cualquier rincón del planeta donde haya un español de bien que así se sienta; el Pilar se vive hoy como la fecha especial que es. En los últimos tiempos en algunos colegios -y en otros muchos incluso esto se ha querido tergiversar- se ha recordado que lo que se celebra un día como éste es "la Hispanidad" y no el Pilar, como si fueran realidades distintas, ajenas o incompatibles. Quedarse tan sólo con que Cristóbal Colón llegó a suelo americano el 12 de Octubre de 1492 es contar la historia a medias, pues lo curioso aquí es precisamente que los españoles llegaran a la isla de Guanahani (suelo americano) el día en que ya toda España celebraba a la Virgen del Pilar. Nuestros antepasados supieron hacer una preciosa lectura de este acontecimiento: María ama a España, somos tierra de María. Ella vino primero a nuestro suelo para alentar la tarea de Santiago el Mayor camino del Finisterre y después nos envió mucho más lejos donde Cristo aún no era conocido.

Algunos historiadores ideologizados y movidos sin la premisa de la imparcialidad llegaron a afirmar que los católicos habíamos cambiado la fecha de la fiesta del Pilar del 2 de Enero al 12 de Octubre para hacerlo coincidir con la efeméride histórica del "Descubrimiento" y darle así un matiz religioso al suceso, pero es incierto. Prueba de ello son los misales del oficio propio del Santoral de la diócesis de Zaragoza que se conservan en el museo diocesano y donde ya se pueden ver los textos litúrgicos de la celebración del Pilar en libros anteriores a 1492. No es menos cierto aún que lo uno no excluye lo otro, ya que el 2 de Enero se recuerda, ciertamente,  la aparición de Nuestra Señora al apóstol Santiago a orillas del Ebro, en torno al año 40 y cuando aún la Santísima Virgen vivía en Efeso sin haber concluido su existencia terrena;  he aquí esta jaculatoria tan antigua que lo señala y que cantan los "infanticos" maños: "Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza".

Celebrar a Nuestra Señora del Pilar es celebrar las raíces cristianas de nuestra fe; la fe de España que tiene en el Pilar la primera advocación mariana y el primer Santuario de la historia dedicado a María. La fe de los apóstoles tuvo arraigo en nuestro suelo por intercesión de la Madre de Dios y no se entiende la realidad de España y de Hispanoamérica sin Cristo, sin María y sin la Iglesia.

Este año también tiene especial significado para todos los católicos de España celebrar más que nunca la advocación de Santa María del Pilar, pues como reza ese sentido cartel del artista Fano: ''Cuando todo se tambalea: Tú, mi Pilar''... María nos ayudará, sin duda, en estos momentos de prueba; nos sostendrá y nos llevará a buen puerto. La promesa del Pilar nunca ha dejado de cumplirse a través de veintiún siglos y ni las bombas (ni los políticos de turno "bombardeando") han podido -¡ni podrán!- con el Pilar de Zaragoza. 

Si Francia tiene Lourdes
y tiene el Loreto Italia,
España tiene el Pilar,
que es la promesa más alta.

No la derriban los vientos
ni la sepultan las aguas,
mientras que exista esta piedra
España será cristiana.

Sobre este pilar bendito,
que es el pilar de la patria,
tiene su trono la Virgen,
Reina y Señora de España.

Como cantamos en el himno del Apóstol Santiago: ''Firme y segura como aquella Columna que te entregó la Madre de Jesús, será en España, la Santa Fe cristiana, bien celestial que nos legaste Tú''. Es lo que hoy también  le pedimos -igual que en Covadonga- a la Reina del Cielo, que España se salve y se mantenga en la fe de su Hijo. 

En este día no podemos olvidar a tantas personas que hoy estarían de fiesta; las que llevan este insigne nombre de Pilar, los baturros y mañicas, pues Ella siempre ha sido Patrona de Zaragoza, del Reino de Aragón y sus Cortes, y así con razón le canta la jotica aragonesa:  ''Es la Virgen del Pilar la que más altares tiene, que no hay pecho aragonés que en su fondo no la lleve''.

Concluimos con recuerdo igualmente muy entrañable para el Cuerpo de la Guardia Civil, para el de Correos y Telégrafos; Cuerpo de Secretarios, Interventores y Depositarios de Administración Local o del Arma Submarina de la Armada Española entre otros muchos que, igualmente, la tienen por Patrona. Con tristeza este año la Benemérita se ha quedado sin las acostumbradas eucaristías del Pilar en la Catedral y en las parroquias de tantas localidades de Asturias y de España donde están presentes para nuestra seguridad y orgullo. El argumento ha sido la manida pandemia, pero como al pan, pan, y al vino, vino; me malicio de fondo una coyuntura ideológica para tratar de destronar a la Reina del Pilar, como en otro nivel lo intentan con el Rey de los españoles, pero, si Ella ya no quiso ser francesa, tampoco será fácil que confinamientos enmascarados de cautela y prevención o represiones a la libertad religiosa -incluso de la Guardia Civil- puedan evitar que entre los más de cuatrocientos millones de hispanohablantes haya una amplísima mayoría muy orgullosa de la Virgen del Pilar, el apóstol Santiago y unos Reyes muy Católicos que un día como el de hoy trasladaron a un Nuevo Mundo en ultramar lengua, cultura y religión mediante un súbdito fiel y piadoso, de nombre Cristóbal -el portador de Jesús- y de apellido Colón.

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