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miércoles, 26 de agosto de 2020

El cimborrio y los dos ángeles de San Juan, la próxima semana


Los profesionales de Almeida elevarán las piezas en un día y la basílica, «al fin», clama el párroco, podrá librarse de su andamiaje

(A. Arce/ El Comercio) Hierro, piedra, mortero y cristal, cuatro materiales para levantar un templo. La última fase de la rehabilitación de la basílica de San Juan el Real comenzará la próxima semana. Los profesionales de Almeida, Albañilería y Construcción elevarán, a partir del lunes, los últimos tres elementos que faltan para culminar la primera fase de las obras de rehabilitación de la «Catedral del Ensanche». Los dos ángeles y el cimborrio volverán a su sitio después de ocho meses gracias a una grúa de 55 metros. Así lo adelantó a este diario el párroco de El Real, Javier Suárez.

En ese sentido, la crisis sanitaria había retrasado esta última parte. La empresa Gádava Arte Metal fue la encargada de fabricar los dos nuevos ángeles gracias a un molde en tres dimensiones creado a partir de una de las figuras dañadas. «Los recogeremos el miércoles», explicó el encargado de la obra, Pablo Almeida, «para darles los últimos retoques y montarlos en lo alto», sentenció. La operación durará poco menos de un día, a sumar los retoques durante las jornadas posteriores.

La operación no será fácil, a cuarenta metros de altura y con precisión casi quirúrgica los operarios soldarán las piezas a sus nuevos anclajes. Los ángeles, al completo; y en el caso del cimborrio, montarán la cúpula de la linterna, fraguada y paletizada desde hace semanas en la nave de la empresa en La Felguera. Después de eso, aseguró el cura, «al fin podremos desmontar los andamios», colocados hace ya veinte meses y en los que la parroquia hasta ahora ya se ha desembolsado casi 100.000 euros. «Cuando hagamos otra obra los volveremos a instalar, pero no pueden estar ahí para siempre», sentenció Suárez.


En ese sentido, fue hace poco menos de un año cuando, después de advertir el elevado coste que supondrían los trabajos, el consejo económico de la basílica comenzó a buscar patrocinadores para sufragar la restauración. Corría septiembre y el desmontaje de emergencia de los elementos ornamentales aún no había comenzado; sin embargo, la parroquia ya empezaba a llamar a las puertas de empresas y particulares que quisieran colaborar para devolver su esplendor a la iglesia de 1915.

La cúpula de Friobas

Hasta la fecha, la parroquia ya ha ingresado 600.000 euros que han ido llegando a través de donaciones de particulares y compañías, y de la colecta entre los feligreses. De ellos, el que ha contribuido a la causa de forma más cuantiosa ha sido el empresario asturiano José Castro, dueño de la firma de congelados Friobas Basilio, que sufragará parte del coste total del cimborrio con una aportación cercana a los 40.000 euros y estará presente durante su colocación

Aun así, a San Juan aún le queda trabajo para volver a lucir como el primer día, cuando el discípulo de Gaudí, Claudi Alsina, comenzó a erigirla. Los pasos dados hasta la fecha en la restauración del templo son cortos en comparación con las obras que aún faltan por acometer en la basílica. Las piezas de mortero y las partes de hierro de toda la estructura presentan graves deficiencias de conservación provocadas por la humedad. Aún quedan otra decena de ángeles que terminarán desmigajándose hasta el colapso y el resto de vidrieras. Una necesidad que el párroco ya había cifrado en más de dos millones de euros, pero que podría ascender hasta los cinco, según el arquitecto, Fernando Secades.


Ahora, la falta de fondos, y la utilización de estos para gastos derivados de la crisis sanitaria, ha obligado a posponer la iniciativa durante meses o años. También la intención del equipo técnico y de la propia parroquia, de contratar la redacción de un plan director con actuaciones contempladas durante los próximos diez años ha quedado pospuesto a la llegada de tiempos -y fondos- mejores.

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