(El Comercio) "La asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres, se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, un metro". Fue la contestación ofrecida ayer por la Delegación del Gobierno a la pregunta de si la celebración de misas en la cueva de Covadonga, con la presencia de una veintena de sacerdotes y monjas, se ajusta al decreto del estado de alarma.
La Delegación del Gobierno se remitió al artículo 11 del decreto, que determina cómo se deben celebrar las ceremonias civiles y religiosas. Otras fuentes indicaron que los asistentes a las misas en Covadonga viven "en comunidad" y "son en realidad una familia", por lo que no están obligados a guardar la "distancia social". Grupos de ateos y algunas personas a titulo particular han denunciado la celebración de misas en la gruta de la Santina, al considerar que incumplen las limitaciones establecidas en el decreto del estado de alarma.
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