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jueves, 30 de abril de 2020

Gritarán las piedras. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) La imposibilidad en la práctica de acudir a los templos durante dos meses no ha sido lo peor. Se están jugando muchas cosas en estos momentos y nos tocará, me temo alzar la voz. Si no lo hacemos, gritarán las piedras.

Me permito señalar cosas graves que a mi modo de ver están sucediendo ya y que creo exigirían una respuesta contundente desde la Iglesia española. Las coloco sin orden especial, simplemente según me vienen a la cabeza:

1. Avance prodigioso del laicismo anticatólico. Llevamos semanas viendo como se pisotean los derechos más elementales de los católicos. Las interrupciones de la policía de manera indiscriminada en templos donde se guardaban escrupulosamente las medidas exigidas por el decreto de alerta son del todo inaceptables. Hemos visto, mientras, y seguimos viendo, la exquisita tolerancia ante el islam.

2. Desprecio a la vida en todas sus fases. Asistimos atónitos a una eutanasia evidente en forma de no enviar a los ancianos a los hospitales, protocolos según los cuales a partir de ciertas edades o patologías no se pasa a la UCI. Agilización de los trámites para abortar en algunos lugares.

3. Retirada de las ayudas a centros de educación especial. Esto es considerar a personas de especial vulnerabilidad con menos derechos.

4. Existe una sensación de retroceso en nuestro sistema de libertades. El que en las ruedas de prensa se filtren previamente las preguntas, la supuesta encuesta según la cual la gente quiere que solo exista la información oficial del gobierno, o escuchar al vicepresidente Iglesias que para garantizar la libertad de expresión la prensa debería estar en manos del gobierno no augura nada bueno. Que todo un general de la guardia civil reconozca públicamente que luchan para neutralizar opiniones que desgasten al gobierno no es especialmente tranquilizador.

5. La crisis ecónomica y social puede ser terrible. El paro aumenta por días y las supuestas ayudas no llegan. La supuesta renta mínima garantizada, lejos de dignificar a la persona, puede ser un remedio a corto plazo. Lo contrario es una sociedad de clientes del gobierno que acabará aún con ciudadanos menos libres.

6. Preocupa, me preocupa, que se esté cuestionando de forma reiterativa nuestro sistema político nacido de la constitución de 1978.

7. Me parece que estamos pasando de un espíritu de concordia y tolerancia gestado en la transición a la crispación de la vida política. La tolerancia, el respeto a los derechos de los demás son cosas de otros tiempos. Viva el escrache.

8. Ni me parece bueno que se esté bajando el nivel en la enseñanza como puede pasar ahora con una especie de aprobado general. Cuanta menos formación, más fácilmente se manipula. a los demás.

8. Los niveles éticos están en el subsuelo. En este país se miente, se roba, se calumnia y descalifica al adversario, se forra el personal sin ningún tipo de pudor sin más argumento que los otros también lo hacen y tú más.

7. En lo religioso creo que seguimos en una actitud de demasiada serenidad. Con la que está cayendo en lo social, lo político y lo religioso habría que decir algo medio sensato.

Tenemos un problema serio “ad intra” en la Iglesia consistente en intentar mantener la comunión eclesial como sea, lo que nos está llevando a una mezcla de relativismo y tolerancia, aunque bien es verdad que siempre en la misma dirección. Y “ad extra” el asunto es que no somos nada porque no hablamos de nada, no opinamos de nada, no creamos opinión de nada.

“Ad intra” es urgente clarificar cosas y saber dónde estamos como Iglesia católica. La sensación de muchos fieles es la de estar viviendo de la pura improvisación, de la ocurrencia más ocurrente donde a cada cura u obispo se le viene una cosa a la cabeza y la hace, sea exponer el Santísimo o bailar el ”Resistiré”. No es fácil que se nos tome en serio.

Es encomiable el trabajo que se está haciendo “ad extra” procurando mantener el contacto con los fieles y, especialmente, con la ayuda generosísima a los más tocados por esta crisis. Solo un matiz: no caigamos en eso de decir, que se ha dicho, que más importante que ir a misa es dar de comer. Si caemos ahí seremos simplemente una ONG más. No es lo que Cristo nos pide.

Me parece que nos debería tocar movernos en dos direcciones:

1. Fidelidad a nuestra vocación de bautizados, cultivando nuestra relación con Dios, la vida de la gracia, vida sacramental, y convirtiendo nuestra vida de cada día en una forma de vivir que guarda los mandamientos y practica las obras de misericordia espirituales y corporales. Y todo esto no por libre en cada individuo y comunidad, sino según lo enseña la santa madre Iglesia.

2. Animar a los fieles y animarnos a reivindicar una sociedad justa, fraterna, solidaria, donde los débiles sean de verdad atendidos, las personas respetadas y sea posible una convivencia en paz y libertad.

Me ha salido un poco largo el post. Todavía podría hablar de otras imposiciones como la pretendida comisión estatal de la verdad. Y podría referirme a algo que va a pasar con este post y que pasa cada día ante la discrepancia. Y es responder con el insulto y la descalificación: es que usted es un facha. Mal vamos si es así.

Nota de la Comisión Ejecutiva ante el inicio de la salida del confinamiento

La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española quiere expresar al Pueblo de Dios y a toda la sociedad española:

1. Nos alegra y damos gracias a Dios, de que la enfermedad vaya siendo controlada y pueda iniciarse, aún con reservas y precauciones, la recuperación de las actividades habituales de nuestra vida común. Tras este tiempo de dolor y sufrimiento a causa del fallecimiento de seres queridos y de los graves problemas sanitarios, sociales, económicos y laborales, hemos de afrontar esta situación con esperanza, fomentando la comunión y sintiéndonos llamados a ejercer la caridad personal, política y social.

2. Compartimos el dolor de miles de familias ante los fallecimientos causados por esta pandemia. Hemos orado por su eterno descanso y por el consuelo de familiares y amigos; queremos expresar nuestro deseo de celebrar en las próximas semanas las exequias con quienes lo soliciten en cada parroquia, y, más adelante, en una celebración diocesana para manifestar la esperanza que nos ofrece el Resucitado.

3. Agradecemos de nuevo el trabajo realizado con generosa entrega por tantas personas de los servicios sanitarios y de numerosas actividades que hacen posible la vida cotidiana en nuestra sociedad. De forma especial, reconocemos la disponibilidad y el servicio de los sacerdotes, consagrados y laicos en estas semanas.

4. Continuaremos impulsando con las personas que se ven afectadas por la crisis económica y social, el trabajo de Cáritas y de otras instituciones eclesiales para paliar estas consecuencias de la pandemia. Ofrecemos los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y la acción de los católicos en la reconstrucción de la vida social y económica, siguiendo el “plan para resucitar” del papa Francisco.

5. Después de semanas sin expresar comunitariamente nuestra fe en templos y locales parroquiales, queremos recuperar progresivamente la normalidad de la vida eclesial. En esta fase de transición, mantenemos la propuesta de dispensar del precepto de participar en la Misa dominical y sugerimos a personas de riesgo, mayores y enfermos, que consideren la posibilidad de quedarse en casa y sigan las celebraciones por los medios de comunicación. Pedimos a los sacerdotes y colaboradores que hagan un esfuerzo por facilitar la celebración y la oración, cuidando las medidas organizativas e higiénicas. Las personas que acudan a la iglesia para las celebraciones o para oración personal, deben hacerlo siguiendo las pautas y recomendaciones que unimos a esta nota, siempre a expensas de las normas de las autoridades sanitarias.

6. Instamos a las autoridades de las diversas administraciones públicas, a los partidos políticos y organizaciones empresariales y sindicales, a otras asociaciones e instituciones, así como a todos los ciudadanos, al acuerdo y colaboración en favor del bien común. Todos estamos llamados a ser responsables en la convivencia para evitar en lo posible la expansión de la enfermedad y ayudar a los pobres y a quienes más padezcan las consecuencias de esta pandemia.

7. Nos unimos en la oración común que afianza la fraternidad, suplicamos la gracia del Señor y la luz del Espíritu Santo para discernir lo que Dios nos quiere decir en esta circunstancia; pedimos especialmente por los investigadores a fin de que alcancen un remedio a la pandemia. Nos ponemos bajo la protección materna de la Inmaculada patrona de España.

Madrid, 29 de abril de 2020


MEDIDAS DE PREVENCIÓN PARA LA CELEBRACIÓN DEL CULTO PÚBLICO EN LOS TEMPLOS CATÓLICOS DURANTE LA DESESCALADA DE LAS MEDIDAS RESTRICTIVAS EN TIEMPO DE PANDEMIA

El coronavirus continúa propagándose por España. Dada la grave responsabilidad que supone, para todos, prevenir el contagio de la enfermedad, proponemos estas disposiciones, aconsejando máxima prudencia en su aplicación que cada Diócesis habrá de concretar. Será necesaria una evaluación continuada que permita valorar su puesta en práctica y modificación en las situaciones que sea necesario, teniendo en cuenta lo que la autoridad sanitaria disponga en cada momento.

1. Fases de aplicación


Fase 0: Mantenemos la situación actual. Culto sin pueblo. Atención religiosa personalizada poniendo atención especial a los que han perdido a seres queridos. Preparamos en cada diócesis y parroquias las fases siguientes.

Fase 1: Se permite la asistencia grupal, pero no masiva, a los templos sin superar el tercio del aforo, con eucaristías dominicales y diarias. Quizá con preferencia al acompañamiento de las familias en su duelo.

Fase 2: Restablecimiento de los servicios ordinarios y grupales de la acción pastoral con los criterios organizativos y sanitarios –mitad del aforo, higiene, distancia– y medidas que se refieren a continuación.

Fase 3: Vida pastoral ordinaria que tenga en cuenta las medidas necesarias hasta que haya una solución médica a la enfermedad.

2. Disposiciones de carácter general

Ante esta circunstancia, prorrogamos la dispensa del precepto dominical, invitando a la lectura de la Palabra de Dios y a la oración en las casas, pudiendo beneficiarse de la retransmisión a través de los medios de comunicación para quien no pueda acudir al templo. También, se invita las personas mayores, enfermas o en situación de riesgo a que valoren la conveniencia de no salir de sus domicilios.

Se establece el aforo máximo de los templos (1/3 en la primera fase y 1/2 en la segunda) y respetar la distancia de seguridad.

En las Eucaristías dominicales, allí donde sea necesario y posible, procurar aumentar el número de celebraciones cuando haya mayor afluencia de fieles, a fin de descongestionar los templos.
Se recomienda que los fieles hagan uso de mascarilla con carácter general

Las pilas de agua bendita continuarán vacías.

Las puertas de las iglesias se mantendrán abiertas a la entrada y salida de las celebraciones para no tener que tocar manillas o pomos.

3. A la entrada de la celebración

Organizar, con personas responsables, la apertura y cierre las puertas de entrada al templo,ladistribución los fieles en el templo, el acceso a la hora de comulgar y la salida de la iglesia al finalizar, respetando la distancia de seguridad

Ofrecer gel hidroalcohólico o algún desinfectante similar, a la entrada y salida de la iglesia.

4. A tener en cuenta durante la liturgia

Evitar los coros en la parroquia: se recomienda mantener un solo cantor o algunas voces individuales y algún instrumento. No habrá hoja de cantos ni se distribuirán pliegos con las lecturas o cualquier otro objeto o papel.

El cestillo de la colecta no se pasará durante el ofertorio, sino que el servicio de orden lo ofrecerá a la salida de la misa, siguiendo los criterios de seguridad señalados.

El cáliz, la patena y los copones, estarán cubiertos con la “palia” durante la plegaria eucarística.
El sacerdote celebrante desinfectará sus manos al empezar el canon de la misa, y los demás ministros de la comunión antes de distribuirla.

El saludo de la paz, que es facultativo, se podrá sustituir por un gesto evitando el contacto directo.
El diálogo individual de la comunión (“El Cuerpo de Cristo”. “Amén”), se pronunciará de forma colectiva después de la respuesta “Señor no soy digno…”, distribuyéndose la Eucaristía en silencio.
En el caso de que el sacerdote fuera mayor, establecer ministros extraordinarios de la Eucaristía para distribuir la comunión.

5. A la salida de la celebración

Establecer la salida ordenada de la iglesia evitando agrupaciones de personas en la puerta.
Desinfección continua del templo, bancos, objetos litúrgicos, etc.

6. Otras celebraciones
La celebración del Sacramento de la reconciliación y los momentos de escucha de los fieles: además de las medidas generales, se ha de escoger un espacio amplio, mantener la distancia social asegurando la confidencialidad. Tanto el fiel como el confesor deberán llevar mascarilla. Al acabar, se aconseja reiterar la higiene de manos y la limpieza de las superficies.

Bautismo: Rito breve. En la administración del agua bautismal, hágase desde un recipiente al que no retorne el agua utilizada, evitando cualquier tipo de contacto entre los bautizandos. En las unciones se puede utilizar un algodón o bastoncillo de un solo uso, incinerándose al terminar la celebración.

Confirmación: En la crismación se puede utilizar un algodón o bastoncillo, como se ha indicado en el caso del bautismo. Obsérvese la higiene de manos entre cada contacto, cuando haya varios confirmandos.

Matrimonio: Los anillos, arras, etc., deberán ser manipulados exclusivamente por los contrayentes. Manténganse la debida prudencia en la firma de los contrayentes y los testigos, así como en la entrega de la documentación correspondiente.

Unción de enfermos: Rito breve. En la administración de los óleos puede utilizarse un algodón o bastoncillo como se ha indicado anteriormente. Los sacerdotes muy mayores o enfermos no deberían administrar este sacramento a personas que están infectadas por coronavirus. En todo caso, obsérvense las indicaciones de protección indicadas por las autoridades sanitarias correspondientes.
Exequias de difuntos: Los funerales y las exequias seguirán los mismos criterios de la misa dominical. Aunque sea difícil en esos momentos de dolor, insistir en evitar los gestos de afecto que implican contacto personal y la importancia de mantener distancia de seguridad.

7. Visitas a la Iglesia para la oración o adoración del Santísimo

Seguir las pautas generales ofrecidas, evitando la concentración y señalando los lugares para la oración y la adoración

No permitir visitas turísticas en la fases 1 y 2 de la desescalada.

8. Utilización de dependencias parroquiales para reuniones o sesiones formativas

En la segunda fase las reuniones en dependencias parroquiales seguirán las pautas utilizadas para las reuniones culturales previstas por el ministerio de sanidad que consiste en un máximo de 1/3 de aforo en lugares cuyo aforo habitual es de 50 personas, respetando la distancia de seguridad y la utilización de mascarillas.

En la tercera fase el aforo pasa a ser de 1/2 en lugares de un aforo habitual de 50 personas y de 1/3 en lugares de un aforo habitual de 80 personas en las mismas condiciones de distancia y utilización de mascarillas.

9. Propuesta de inicio de puesta en marcha de estas medidas


Según las indicaciones recibidas, se comenzará la aplicación de estas medidas desde el lunes 11 de mayo, para que en las celebraciones del domingo 17 de mayo, tengamos una evaluación y una experiencia suficiente de los días anteriores.

El arzobispo llama a los sacerdotes a donar parte de su sueldo a la caridad

Jesús Sanz Montes explica que cada cual fijará «cuánto podemos dar y hasta cuándo», tal y como ha impulsado la Conferencia Episcopal

(El Comercio/ Alberto Arce) El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha llamado al grueso de la comunidad sacerdotal asturiana a que donen parte de sus sueldos a iniciativas benéficas que traten de minorar el impacto económico que el COVID-19 está provocando en las familias de la región. Lo hizo, a través de una carta dirigida al presbiterio a la que ha tenido acceso este diario en la que explica que «cada cual fijará la cantidad y también su modalidad en el tiempo: cuánto podemos dar y hasta cuándo lo daremos».

«Conozco cuál es el alcance de nuestras nóminas humildes. Por eso, con total libertad, y actuando solo en conciencia, invito a que cada uno decida en su corazón lo que puede aportar desde el propio bolsillo. Haremos el bien y nos hará bien», clamó el arzobispo. «No se trata de un 'plus' que se les pide a personas que nadan en la abundancia y se pueden permitir cómodamente un detalle de caridad desde lo que les sobra inútilmente», sentenció.

La medida fue impulsada por la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española (CEE), de la que Sanz Montes forma parte. «El dinero recaudado podría ser destinado a ayudar a quienes sufrirán más la crisis económica en la que nos está sumiendo la paralización de la vida económica», aseguraron, por su parte, desde el organismo.

«Mirando familias enteras, mirando a personas sin trabajo, tantos que ya empiezan a llamar a nuestra puerta ante lo que se les avecina o ya les ha llegado como pobreza real por el desastre económico que se deriva de la pandemia, nosotros como sacerdotes queremos expresar la caridad pastoral compartiendo algo de nuestro propio dinero con el que honestamente nos mantenemos desde nuestro trabajo sacerdotal», expuso el arzobispo.

Por otra parte, el Arzobispado, al igual que la comisión ejecutiva de la CEE, ha aprobado una serie de medidas económicas para tratar de preservar la actividad de las Cáritas parroquiales de la región, que han visto sus ingresos minorados desde el cierre de los templos y la falta de colectas. Entre ellas, la disposición de un fondo de contingencia de 100.000 euros destinados a garantizar las necesidades urgentes de las parroquias.

Además, el presupuesto diocesano también quedará modificado, y se evitarán gastos y obras extraordinarias nuevas «que no sean urgentes ni imprescindibles para la conservación de los templos y otros bienes», concluyó Sanz Montes.

martes, 28 de abril de 2020

Un asturiano nuevo Superior Provincial de los Sacerdotes del Corazón de Jesús

Se trata del P. Juan José Arnaiz Ecker (scj), natural de Moreda (Aller), quién ha sido nombrado Superior Provincial de los Reparadores -también llamados "dehonianos"- por el superior general, en el que se estrenará el próximo 6 de Julio.

Su vocación religiosa radica en su infancia con los referentes de sus dos tíos religiosos "reparadores", el P. Joaquín y el P. Gonzalo. Ingresó en la Congregación en Puente la Reina (Navarra) donde realizó el postulantado y noviciado. Continuó la etapa del Escolasticado en Salamanca. Recibió la ordenación diaconal en el año 2000 y la ordenación sacerdotal en el año 2001. 

Toda su vida de religioso ha transcurrido en tres destinos: Alba de Tormes, Roma y Salamanca. Ha sido Director de la Biblioteca de la Curia general, Vicedirector del Centro de Estudios Dehonianos y Consejero Provincial, entre otros cargos. Ha jugado un papel destacado en la preparación de varios Capítulos de la Congregación, Conferencias provinciales, e incluso ha participado en varios Capítulos Generales.

Gran conocedor de la historia de la Congregación, de la vida del fundador, el P. León Dehón, de los mártires y la espiritualidad de la familia reparadora, así como ha escrito numerosos y notables trabajos, artículos y reflexiones. Cabe destacar su libro titulado: ''Fuerte como un león. El monasterio de San Leonardo de Alba de Tormes entre la historia, y la leyenda'' (2003). Destacan igualmente su trabajo ''La emigración en el P. Dehón'' (2016), o su estudio ''La Familia Dehoniana como Familia carismática'' (2017).

Colaboró estrechamente en el equipo de la Curia General que trabaja en la reflexión teológica y carismática sobre el Padre fundador, así como colaboró en el proyecto de subir a internet toda la obra escrita del P. León Dehón. También contribuyó a la creación de un fondo documental "online" donde recoger todos los estudios teológicos e históricos de la Congregación, en sus más de 140 años de existencia -la página se llama www.dehondocs.org-. Jugó también un papel muy importante en la creación de las llamadas ''Becas para los estudios dehonianos''.

Así serán las misas: Comunión en la mano y sin agua bendita

Los obispos preparan un protocolo para las misas «similar» al de la iglesia germana: suprimirán el cepillo en el ofertorio y reducirán el coro a un solo cantor

(José Beltrán/ La Razón) La Conferencia Episcopal ya trabaja en un borrador en el que se especifica cómo serán las misas de la desescalada después de seis semanas de confinamiento sin presencia de fieles en los templos. Según ha podido confirmar La Razón, parte del equipo de la Comisión Ejecutiva del Episcopado elabora las medidas que se contendrán en un documento «similar» al que ya han aprobado los obispos alemanes que apuesta, entre otras medidas, por comulgar en la mano y priorizar las celebraciones al aire libre, los grandes templos y catedrales. En cualquier caso, se trata de unas líneas generales que no podrán aterrizar hasta que el Consejo de Ministros ofrezca más detalles sobre qué implica la gradualidad que anunció Pedro Sánchez el sábado al incluir también a las «actividades religiosas. Por ejemplo, se da por hecho que, al igual que sucederá con los locales de ocio, el aforo será limitado y se garantizará el distanciamiento oportuno. O, lo que es lo mismo, el margen de maniobra para delimitar los fieles por banco y parroquia.

A pie de sacristía ya se prepara José Ramón Busto, párroco de San Francisco de Borja, uno de los templos con más fieles y celebraciones de Madrid, con 43 misas a la semana, de ellas, nueve el domingo, y dos el sábado por la tarde. «Hemos valorado que solo podríamos tener problemas de aforo en tres dominicales. Probablemente invitemos a los fieles a distribuirse o tengamos que poner alguna misa más», explica el religioso jesuita, pues cuentan con una iglesia para 1.000 personas y una capilla para 200 en condiciones normales. Eso sí, le preocupan, sobre todo, los funerales: «Ahí sí que va a ser más difícil controlarlo, porque todo el mundo va a querer venir en tromba a acompañar a las familias dada la tragedia que estamos viviendo».

Después de que este domingo el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, desvelara que ya se prepara con el Ministerio de Sanidad la reapertura del culto público, se trabaja a contrarreloj, sobre todo, teniendo en cuenta la intención, por ejemplo, de la Junta de Andalucía para dar vía libre a las celebraciones religiosas del próximo domingo.

Lo que sí está claro es que, al igual que sucede en otros ámbitos, las demás medidas preventivas sanitarias serán las máximas que marcarán el regreso a los templos por encima de cualquier precepto litúrgico. La hoja de ruta de la desescalada eclesial se llevará por delante, al menos, de momento, prácticas como el saludo de la paz o, incluso, la Comunión en la boca. Algunas de ellas con la constante higiene de las manos del cura en el altar o las pilas bautismales vacías de agua bendita ya las pusieron en marcha los prelados antes incluso del real decreto del Estado de Alarma. Otras, como suprimir el paso del cepillo durante las ofrendas y sustituirlo por un donativo a la entrada y salida de la misa, verán la luz ahora. Y no es esta una cuestión baladí, teniendo en cuenta que desde hace más de un mes no hay ingreso alguno en las 23.000 parroquias de España por esta vía. En este sentido, las nuevas tecnologías también podrían ayudar al sustituir el tradicional cestillo para las monedas por el llamado cepillo electrónico, una modalidad de datáfono implementada desde hace año y medio por Banco Sabadell.

El manual de los obispos alemanes, abierto a modificación a medida que se levanten las restricciones, también recoge iniciativas tales como repartir la Comunión con guantes, establecer puertas de entrada y salida a los templos, limitar el sentido de los pasillos para la Comunión, un único cantor en lugar de coro, un solo celebrante en el altar y priorizar los actos al aire libre. Incluso se plantea marcar en el suelo la distancia entre el sacerdote y el feligrés, así como adelantar y convertir en colectivo el diálogo antes comulgar: «El Cuerpo de Cristo». «Amén». En cualquier caso, se busca no dejar margen a la libre interpretación de los sacerdotes y los fieles para evitar cualquier riesgo de contagio, por mínimo que sea.

Descentralizada por diócesis

Los obispos tienen previsto acometer la desescalada de forma similar a como se ejecutó el confinamiento. Al igual que sucede con el Estado de las Autonomías, la Iglesia española también está descentralizada por diócesis. Así, por un lado, la Conferencia Episcopal marcará unas pautas generales a modo de recomendaciones que cada obispo concretará a la realidad de su territorio como medidas preceptivas, con la misma asimetría que, en principio, prevé Moncloa para provincias y áreas sanitarias según el número de contagios y capacidad para afrontar un rebrote. Con el protocolo germano sobre la mesa, Busto considera más que razonable las indicaciones: «Obedeceremos a las normas que nos den tanto el Gobierno como los obispos. Aunque bien es verdad que los alemanes son más obedientes y ordenados, y los españoles, más carismáticos y con tendencia a saltarnos las pautas». «Aun así, no creo que los católicos vayamos a generar problemas significativos en este sentido», comenta el también profesor de teología en la Universidad Pontificia Comillas.

Dentro de esta vuelta a la normalidad, el jesuita sí considera que hasta que se dé por controlada la pandemia, debería mantener la dispensa del precepto de la misa tanto para los mayores como para otros colectivos de riesgo. Aprecia, a la vez que admite, que la alternativa «online» de estas semanas ha supuesto un revulsivo inesperado.

Mensaje del Romano Pontífice


CARTA DEL SANTO PADRE
a todos los fieles para el mes de mayo de 2020

Queridos hermanos y hermanas:

Se aproxima el mes de mayo, en el que el pueblo de Dios manifiesta con particular intensidad su amor y devoción a la Virgen María. En este mes, es tradición rezar el Rosario en casa, con la familia. Las restricciones de la pandemia nos han “obligado” a valorizar esta dimensión doméstica, también desde un punto de vista espiritual.

Por eso, he pensado proponerles a todos que redescubramos la belleza de rezar el Rosario en casa durante el mes de mayo. Ustedes pueden elegir, según la situación, rezarlo juntos o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. Pero, en cualquier caso, hay un secreto para hacerlo: la sencillez; y es fácil encontrar, incluso en internet, buenos esquemas de oración para seguir.

Además, les ofrezco dos textos de oraciones a la Virgen que pueden recitar al final del Rosario, y que yo mismo diré durante el mes de mayo, unido espiritualmente a ustedes. Los adjunto a esta carta para que estén a disposición de todos.

Queridos hermanos y hermanas: Contemplar juntos el rostro de Cristo con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá todavía más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba. Rezaré por ustedes, especialmente por los que más sufren, y ustedes, por favor, recen por mí. Les agradezco y los bendigo de corazón.

Roma, San Juan de Letrán, 25 de abril de 2020
Fiesta de san Marcos, evangelista

Oración 1

Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.
A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos,
que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá,
Él que tomónuestro sufrimiento sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

Oración 2

«Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios».

En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.

Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.

Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.

Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.

Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos.

Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.

Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.

Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.

Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.

Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.

Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.

domingo, 26 de abril de 2020

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Las iglesias ¿catacumbas clandestinas?

Nuestras calles tienen un extraño paisaje. Pocas personas deambulan por sus aceras, van con prisa y protegidas muchas de ellas con mascarillas y guantes. A mano siempre el salvoconducto que pudieran justificar los pasos viandantes. Las plazas no tienen el alegre juego de los niños con su griterío y correteo propio de infantes. Ni hay abuelos que toman el sol mientras se asoman comprensivos al vaivén de los que vienen y van apresuradamente. No hay jóvenes que hagan un alto para decirse en su cita que se quieren con todos sus requiebros enamorados. Si hay mascotas, las hay de pasada para necesidades biológicas de los animales, mientras estiran las piernas sus amos. Veremos en qué queda lo de la salida de los niños, tras tanto dicho improvisado, retocado y desmentido. Los más pequeños no son moneda de cambio para unos intereses políticos.

Comercios cerrados. Establecimientos como bares y restaurantes no abren tampoco, al igual que colegios, cines, teatros, salones de conferencias. ¿Y las iglesias? Tampoco ellas se han librado, y hemos debido proceder también al cierre de nuestros templos. Fueron medidas que dictaron las autoridades sanitarias y que de modo responsable hemos acatado con generosidad para facilitar desde nuestros lares, que se pueda atajar cuanto antes la pandemia frenando su crecida expansión. Ahí andamos viendo cómo la gente se comporta admirablemente en la mayor parte de los casos, siguiendo como adultos responsables las indicaciones que unos y otros estamos dando. Propiamente, no se han prohibido las celebraciones religiosas, pero sí se han impuesto unas restricciones. Las iglesias están cerradas, pero no se ha suprimido la plegaria. En esta circunstancia ha nacido y crecido la creatividad de tantos cristianos, sacerdotes y laicos.

Hay un grande deseo de volver a la casa de Dios en nuestras parroquias, y una necesidad por parte de tantas personas creyentes de expresar su fe, de nutrirla y afianzarla con el consuelo de poder acercarse a una iglesia, arrodillarse ante un sagrario, rezar ante una imagen de María. Aunque sabemos que Él está en todas partes, y que desde cualquier lugar y situación escucha nuestras oraciones, nuestras lágrimas son su propio llanto y nuestro brindis es el suyo cuando celebramos las alegrías. La pandemia nos ha impuesto un «ayuno eucarístico» privándonos de poder comulgar recibiendo a Jesús. Que esto despierte la conciencia y la gratitud para valorar el inmenso don que supone poder celebrar la Eucaristía y acceder a los sacramentos, cosa que a veces damos por supuesto olvidando que es un regalo inmerecido cada día.

Digamos también, aunque han sido pocos casos, que ha habido alguna irrupción en templos parroquiales o incluso en una catedral en plena celebración. No en Asturias. Son espacios sagrados –y por lo tanto exentos–, donde se siguen las medidas que las autoridades sanitarias han dictado (como el guardar la distancia física entre las personas y evitar absolutamente una aglomeración), por eso no procedía una disolución como si se estuviera delinquiendo por parte de sacerdotes y fieles en una catacumba clandestina.

Otra cosa es quien jalea para intentar malmeter, acusar, crear alarmismo, recurriendo sin pudor a la extorsión calumniosa y al intento de censura embravecida señalando a sacerdotes y fieles cristianos de estar incumpliendo la normativa. Por nuestra parte, acatamos y haremos acatar las directrices legítimas que nos han dado, pero no permitiremos que nadie conculque torticeramente nuestros derechos humanos y constitucionales, entre los que la libertad religiosa no es el menor de ellos, con la excusa de una pandemia. Nuestras iglesias no son catacumbas para la censura y la vivencia de la fe la expresamos incluso dentro de las restricciones que se derivan de estas circunstancias, con la debida prudencia de la normativa vigente.

+ Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Evangelio Domingo III de Pascua

Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):

Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido.

Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Él les dijo:

«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».

Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:

«Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».

Él les dijo:

«¿Qué?».

Ellos le contestaron:

«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. 

Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».

Entonces él les dijo:

«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?».

Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.

Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:

«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.

Pero él desapareció de su vista.

Y se dijeron el uno al otro:

«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».

Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:

«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».

Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.


Palabra del Señor

''Al partir el pan''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Tras la solemne Octava de Pascua clausurada el pasado Domingo de la Divina Misericordia, entramos ya en la tercera semana; Domingo éste, en el que la Iglesia nos invita a fijar nuestra atención en el punto de encuentro más importante donde podemos contemplar al Resucitado. El evangelio de hoy así nos lo recuerda. 


En la primera lectura, encontramos el sermón que San Pedro predicó en Jerusalén aprovechando el bullicio de peregrinos y forasteros que llenaban la ciudad con motivo de la fiesta de las tiendas. En esos primeros pasos de la Iglesia, vemos cómo el que será la cabeza visible de ésta, el Apóstol Pedro, tiene perfectamente claro cuál es el eje central de la nueva fe que ellos debían dar a conocer a judíos, romanos y a todo aquel que no conociera quién fue Jesús de Nazaret. Así lo resume él: ''lo matasteis clavándolo en una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte''. No se limita a eso el Apóstol, sino que va más allá realizando un paralelismo exegético entre lo ocurrido a Jesús y las antiquísimas palabras del rey David: ''Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción''. Igual que cuando el Señor leyó la Torá en la sinagoga de Nazaret afirmando ''hoy se cumple esta palabra que acabáis de oír'', también aquí el hijo de Cebedeo, consciente de lo importante que es la figura y palabras del Santo rey, se apoya en ello afirmando que en Jesús se ha hecho verdad lo que mil años antes de nacer Cristo cantara el monarca, cuyo fragmento volveremos a escuchar en el salmo, que no podía ser más propio para este tercer domingo de Pascua.


Ya en la segunda lectura nos encontramos de nuevo con el apóstol San Pedro, que en su primera carta nos trae un recordatorio moral; no basta con que Cristo haya resucitado, aunque celebremos su Pascua no está todo hecho ni tenemos ya el cielo ganado, no. Nos recuerda que ahora somos nosotros quienes en el camino de nuestra vida hemos de actuar de forma coherente por dos motivos; el primero porque fuimos rescatados no con unas monedas o tesoro cualquiera, sino por la sangre del Señor, por ello hemos de estar a la altura de Aquél que nos amó hasta el extremo. Y en segundo lugar, porque el participar o no participar de la Pascua eterna prometida dependerá, al fin y al cabo, de nosotros mismos: ''Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación''. Y el temor no es tanto a que Dios sea inmisericorde con nosotros -que ya sabemos que Él es todo lo contrario- sino que por nuestra tozudez no tengamos entrada al término de nuestra vida en el Reino prometido. 

En este día se habla de caminos y peregrinaciones; la clave está en que mi camino sea el que el Señor quiere que yo tome, pues ha de llevarme y concluir en Él. Por eso hemos orado con el salmo: ''Señor, me enseñarás el sendero de la vida''. Es lo que les ocurría a los dos protagonistas del evangelio de este domingo; los dos discípulos peregrinos caminaban, sí, pero desde el desanimo, el abatimiento y la desesperanza: ¡no habían entendido nada!. De los dos tan sólo sabemos el nombre de uno, Cleofás; al otro podemos ponerle nuestro propio nombre, pues, cuántas veces teniendo a Cristo a nuestro lado vivimos no con sentimientos de Pascua, sino más bien -por no verle y reconocerle- de amargura. 

Pero, ¿cuándo le reconocen estos discípulos despistados? ¿Cuándo se dan cuenta de que Cristo está vivo, resucitado y entre ellos?: ¡Al partir el Pan! Es realmente donde Cristo Resucitado está en medio de su pueblo, por eso decimos que la Iglesia es su casa, pues se queda con nosotros en el Sagrario; viene a nosotros en cada Eucaristía, nos concede degustar ya aquí la gloria que esperamos.

En el contexto social-sanitario en que vivimos, nos vemos privados de este bien que no es algo de tercer orden, sino que para el cristiano es un bien de primera necesidad; es decir, "esencial". Comprendo pues, a tantos fieles de diferentes edades y generaciones que empiezan a alzar su voz para exigir el fin de esta situación que nos quita algo esencial para nuestra vida y casi nos remite de nuevo a los tiempos de las catacumbas o incluso peor, pues, en el fondo, los hay que lo pretenden abiertamente. Todos estamos sufriendo con esta situación, más ofrezcamos al Señor nuestras pruebas, nuestro cansancio y nuestro agotamiento por tanto confinamiento donde no se tiene en cuenta lo esencial que es para el cristiano la eucaristía (parece que en otros casos sí lo entienden). Él nos dará su aliento para seguir el camino que ahora, de momento,  no supera los pasillos del hogar... Ojalá pronto podamos empezar a recuperar paulatinamente la normalidad; ojalá pronto podamos abrir nuestro templo y reencontrarnos todos con Él y reconocerle al partir el pan...

sábado, 25 de abril de 2020

Felicidades Hermana Victoria


Hoy queremos felicitar de todo corazón a la Hermana Victoria Sagasti, del Santo Ángel de la Guarda, que fuera Superiora de la Comunidad de Lugones y fue trasladada a una de las Comunidades de la Congregación en Palencia.

Hoy cumple 61 años (se dice pronto) cuando a sus 18 hizo sus primeros votos. El Señor la siga protegiendo, dando fuerza y salud por intercesión del Beato Fundador para continuar muchos más años a su servicio.

MUCHAS FELICIDADES HERMANA VICTORIA!!!

Iglesiasolidaria.es nuevo portal para hacer visible la acción de la Iglesia

(C.E.E.) La Conferencia Episcopal Española ha creado la página web iglesiasolidaria.es donde se podrán encontrar las iniciativas solidarias y de ayuda que presta la Iglesia española a toda la sociedad, en cada una de las diócesis, durante esta situación excepcional que estamos viviendo.

La página está estructurada de manera muy visual, con un mapa dividido por diócesis. El usuario al acceder a cada una de ellas, puede conocer las principales acciones que se están llevando a cabo, con un enlace a una información más detallada. El objetivo es la difusión de la acción y compromiso de la Iglesia con la sociedad ante el coronavirus. Las acciones de las diócesis son de tipo espiritual, social, caritativa, asistencia y educativa y se dirigen a todas las personas, con especial atención a los enfermos, los mayores y las personas vulnerables. La Iglesia católica ofrece desde esta página “lo que somos y lo que tenemos”, como indican al entrar en este portal.

A través de esta página las diócesis españolas pueden hacer llegar las acciones que realizan para dar a conocer su servicio a toda la sociedad. Con el hashtag #SomosIglesia24Siete se hace visible la misión de una Iglesia que continúa abierta, 24 horas al día, siete días a la semana, con independencia de que los templos permanezcan todavía cerrados.para su publicación en la misma.

viernes, 24 de abril de 2020

Oraciones para la Comunión Espiritual

«Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Se hace una pausa en silencio para adoración. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti. Amén».

A vuestros pies, ¡oh mi Jesús!,me postro y os ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada ante vuestra santísima presencia. Yo os adoro en el Sacramento de vuestro amor, la inefable Eucaristía, y deseo recibiros en la pobre morada que os ofrece el alma mía. Esperando la felicidad de la comunión sacramental, yo quiero poseeros en espíritu. Venid a mí, puesto que yo voy a Vos, ¡oh Jesús mío!, y que vuestro amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en Vos y espero en Vos. Así sea.

El Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo guarden mi alma para la vida eterna. Y como si ya te hubiese recibido físicamente, te abrazo y me uno del todo a Ti. No permitas que me separe de Ti. Te suplico, oh Señor mío Jesucristo, que la ardiente y dulce fuerza de tu amor embargue toda mi alma, a fin de que muera de amor por Ti, tal como Tú te dignaste morir de amor por mí. Amén.

“A tus pies me postro, ¡oh Jesús mío!, y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada, ante tu santa Presencia. Te adoro en el Sacramento de tu amor, la inefable Eucaristía, y deseo recibirte en la pobre morada que te ofrece mi alma. Esperando la dicha de la comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, puesto que yo vengo a ti, ¡oh mi Jesús!, y que tu amor inflame todo mi ser en la vida y en la muerte. Creo en ti, espero en ti, te amo. Así sea”.

Yo te recibo, Cristo Santo, en mi corazón. Quédate siempre conmigo. Estando dentro de mí, yo te amo y te adoro. No permitas nunca que me separe de Ti.

«Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos».

Ven a mí, Jesús querido y úneme a tu Corazón: ya que buscando mi amor al Sagrario te has venido. Si es tu deseo mayor que estén los niños contigo, que Tú siempre estés conmigo es lo que más quiero yo. Amén

Necrológica

Falleció el sacerdote diocesano Rvdo. Sr. D. Marcial Álvarez Álvarez

Nació en San Tirso de Candamo el 20 de Abril de 1923

Ingresó en el Seminario Menor de Valdediós, concluyendo sus estudios de Teología en el Seminario Diocesano de Oviedo. Recibió la ordenación sacerdotal de manos del entonces Obispo de Oviedo, Monseñor Benjamín de Arriba y Castro, el 19 de Junio de 1949.

Sus encomiendas pastorales fueron las siguientes:

Ecónomo de Santa Eugenia de Casorvida - Lena (1950-1952).

Encargado de Santa María de Congostinas - Lena (1950-1952).

Capellán del Monasterio Cisterciense de Navelgas (1952-1956).

Capellán del Hospital-Asilo de Luarca (1956-1961).

Ecónomo de San Martín de Semproniana - Tineo (1961-1965).

Encargado de San Esteban de Relamiego - Tineo (1961-1965).

Ecónomo de San Julián de Ponte - Tineo (1961-1965).

Capellán del Asilo de los Ancianos Desamparados Serantes - Tapia de Casariego (1965-1969)

Regente de San Esteban de Guimarán - Carreño y filial Santa Eulalia de Valle (1969-1976).

Autorizado para residir en la diócesis de Guadix (1976-1977)

Vicario Sustituto de San Antonio de Padua de Oviedo (1977-1978).

Ecónomo de San Juan de Piñera - Morcín (1978-1980).

Encargado de San Antonio de Pedroveya - Morcín (1978-1980).

Encargado de San Pedro de Peñerudes - Morcín (1978-1980).

Encargado de San Vicente de Castañedo - Grado (1980-1981).

Ecónomo de San Vicente de Castañedo - Grado (1981-1992).

Administrador parroquial de San Salvador de Ambás - Grado (1985-1988).

En 1988 pasa a la situación de jubilado, fijando su residencia en la Casa Sacerdotal de Oviedo. Ya en esta situación colaboró mientras pudo en la atención de la pastoral exequial de la ciudad, haciendo las veces de Capellán Suplente del Cementerio de El Salvador de Oviedo entre 1991 y 1999.

Casi centenario (cumplido los noventa y siete años hace tan sólo cuatro días) fue llamado en la madrugada de hoy a la Casa del Padre para celebrar allí la fiesta de Pascua que no tiene fin.

Dada la situación que vivimos, sus restos mortales serán trasladados al cementerio de El Salvador donde recibirá cristiana sepultura en el Panteón Sacerdotal.

Su funeral se anunciará y celebrará una vez superada esta crisis sanitaria.

D. E. P.

''Una cosa pido al Señor:
habitar en su casa'' (Sal 26)

jueves, 23 de abril de 2020

Los rostros de nuestros mártires (III). Por Rodrigo Huerta Migoya

Don Aurelio Gago Fariñas, 
Canónigo Lectoral, Secretario de Cámara del Obispado y Prefecto de Estudios del Seminario
Nació en Villafranca del Bierzo (León) 
fue martirizado en el mercado de ganado de San Lázaro (Oviedo) en 1934



D. Senen Noval Suárez, 
Ecónomo de Nuestra Señora del Amparo de Tuilla (Langreo)
Nació en Valdesoto (Siero) en 1894,
fue martirizado en Lada (Langreo) el 29 de julio de 1936


D. Isidoro Marcos Cantón, 
Ecónomo de Santa María de Pola de Laviana
Nació en Turcia (León) en 1885,
fue martirizado en Gijón en el verano de 1936.


D. Graciniano González Blanco, 
Ecónomo de San Esteban de las Cruces (Oviedo)
Nació en Campazas - Valencia de Don Juan (León) en 1907,
fue martirizado en Mieres el 7 de octubre de 1934.



D. Román Cossío Gómez, 
Párroco de Santa María la Real de la Corte (Oviedo)
Nació en Cosío (Cantabria) el 10 de marzo de 1883,
fue martirizado en Oviedo el 13 de octubre de 1934




M.I. Sr. D. Francisco Sanz Baztán,
Canónigo Fabriquero de la Catedral de Oviedo
Nació en Sanguesa (Navarra),
fue martirizado en la fábrica de la Vega (Oviedo) el 11 de octubre de 1934


M.I. Sr. D. Juan Puertes Ramón,
Canónigo, Provisor y Vicario General de la Diócesis de Oviedo
Nació en Alfafar (Valencia) el 21 de noviembre de 1887,
fue martirizado en el mercado de ganado de San Lázaro (Oviedo) el 8 de octubre de 1934


D. Manuel Muñiz Lobato, 
Párroco de Santa María de Valdecuna (Mieres)
Nació en Proaza en 1880,
fue martirizado en la puerta de la Rectoral la noche del 4 de octubre de 1934 


 


D. Jesús Soberón Victorero,
Coadjutor de San Bartolomé de Nava
Nació en Carranzo (Llanes) en 1911,
fue martirizado el 28 de agosto de 1936 en la Providencia (Gijón)


Don José Ramón Arena Ardavín,
Ecónomo de San Pedro y San Nicolás de Udrión
Nació en Villamayor (Piloña) el 12 de febrero de 1903,
fue martirizado en Pesquerín (Piloña) el 12 de octubre de 1937


Don Venancio Prada Morán, 
Regente de San Eulogio de Sama (Langreo)
Nació en Matilla de Arzón (Zamora) en 1906,
fue martirizado en Sama el 5 de octubre de 1934


Don Crescenciano Verde Blanco, 
Párroco de Santa María la Antigua de Piedeloro (Carreño)
Nació en Torre del Valle (Zamora) en 1895,
fue martirizado en el Monte del Palomo - Ambiedes (Gozón)


Don Jacobo Campuzano González Llanos, 
Coadjutor de San Félix de Candás
Nació en Bañugues (Gozón) en 1884
fue martirizado en Veriña (Gijón) el 4 de agosto de 1936



Don Manuel Alonso Pintado, 
Párroco de San Salvador de Perlora
Nació en San Cucufate de Llanera,
fue martirizado en el puente de Muros del Nalón




D. Tomás Suero Cobielles, 
Regente de San Martín de Moreda
Nació en Barro (Llanes) en 



Don José Lles Segarra, 
capellán de la Adoración Perpetua - Gijón.
Nació en Benavent (Lérida) en 1876,
fue martirizado en la playa de San Lorenzo de Gijón en 1936.
Actualmente su proceso de Beatificación se encuentra en la Santa Sede.



D. José González Muñiz, 
Ecónomo de Campomanes
Nació en Campomanes en 1880,
fue martirizado en el Valle de las Piedras (Lena),




D. Gaspar Vecino Fernández, 
Regente de Villamayor (Piloña)
Nació en Valencia de Don Juan (León) en 1887,
fue martirizado en Pesquerín (Piloña) en 1937.



D. Luciano Fernández Fernández, 
Párroco de Santa María Magdalena de la Rebollada (Mieres)
Nació en Tineo en 1882,
fue martirizado en el Cementerio Parroquial de Ablaña.


D. Emiliano González Menéndez, 
Párroco de San Pedro de Soto del Barco
Nació en los Cabos (Pravia) en 1876,
fue martirizado en Gijón en 1936



D. Manuel Galán Arbesu, 
Coadjutor de Noreña. 
Nació en Tiñana (Siero) en 1876,
 fue martirizado en Cerdeño (Oviedo) el 7 de mayo de 1937 


D. Jesús Nogueira Treitas, 
Regente de Priorio - Las Caldas. 
Nació en Villabona (Villardeveyo) en 1900,
 fue martirizado en el Balneario de las Caldas (Oviedo) el 26 de septiembre de 1936

D. Julio García Artamendi,
Sacerdote Castrense -Capellán Mayor del Ejercito-.
Nació en Trubia (Oviedo) en 1873,
fue martirizado en Sograndio (Oviedo) en 1936.


D. Jesús Villamil García, 
Ecónomo de Santiago del Monte (Castrillón).
Nació en Tapia de Casariego en 1906,
fue martirizado el 31 de agosto de 1936
-Fotografía facilitada por el Rvdo. D. Julio Prado González sacerdote asturiano en Madrid


D. Faustino Suárez Álvarez,
Ecónomo de Bañugues (Gozón)
Nació en Faro de Oviedo (Limanes) en 1904
fue martirizado en la playa de Gijón el 28 de agosto de 1936
-Fotografía facilitada por la página facebook de la Unidad Pastoral de Colloto


D. José Álvarez Vallín,
Capellán Castrense de la Marina de Guerra
Nació en Villaviciosa el 11 de Noviembre de 1903 donde era conocido como Pepe el de Mero,
fue martirizado en Tudela Veguín el 28 de Diciembre de 1936