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martes, 24 de marzo de 2020

Asturias en la historia del Opus Dei. Por Rodrigo Huerta Migoya

El "Opus Dei" ("La Obra de Dios") nació un día de los Ángeles Custodios de 1928; es decir, noventa y dos años de este carisma particular que el Señor regaló a su Iglesia por medio de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Aunque a él no le gustaba que le llamaran "fundador" ni que había ideado nada, sino que todo había sido cosa de Dios. Es más, solía añadir: ''se fundó a pesar mío; yo no he hecho más que estorbar''.

Con motivo de esta efeméride, he querido hacer un repaso breve con anécdotas, recuerdos y pinceladas varias en todo aquello relacionado con la historia de la Prelatura en nuestra Tierrina. A los fieles de la Obra, adeptos y demás cristianos que beben de la rica fuente espiritual de San Josemaría, mi felicitación por estos noventa y pico años promoviendo la santidad en todas las formas de vida.

En Asturias no tuvo problemas La Obra para iniciar su camino entre nosotros; es más, desde sus comienzos hasta hoy sólo durante un pontificado sufrieron una cierta incomprensión y el estigma dentro del ambiente eclesial. Y digo que no tuvo problemas dado que el que fuera Arzobispo de Oviedo, D. Francisco Javier Lauzurica y Torralba, aunque muchos no lo sepan, fue un íntimo amigo del Fundador, hasta el punto de ser Don Francisco Javier será quién prologue la primera edición del libro ''Camino'' en al año 1939. Adentrémonos pues, un poco, en esta pequeña simbiosis entre Asturias y El Opus.

1. El primer sacerdote del Opus Dei

Muy recordado en Asturias fuera el Deán de la Catedral y Protonotario Apóstolico de Su Santidad, Monseñor Rafael Somoano Berdasco (antecesor de D. Ángel Pandavenes y a su vez de Don Benito, el actual Deán). A Don Rafael le tocaron años muy duros al frente de la Iglesia Madre de la Diócesis: el robo en la "Cámara Santa", los encierros de los huelguistas... pero él sobrellevó  todo y más.

Pero ahora, realmente, toca hablar del hermano mayor de D. Rafael, de nombre José María, al que se le viene considerando en la historia del Opus Dei como el primer sacerdote de La Obra aquí. D. José María apenas tuvo tiempo a llevar adelante muchos trabajos de apostolado, pues habiéndose ordenado sacerdote en 1925 en Madrid, debemos tener en cuenta que el Opus nace en 1928 y éste fallece en 1932.

La familia Somoano Berdasco era un hogar totalmente católico: misa diaria, once hijos, ambiente de jaculatorias y rosarios... Gracias a ello florecieron las vocaciones sacerdotales de dos de los hijos, uno de los mayores y uno de los más pequeños.

José María ingresará en el Seminario de Alcalá de Henares. Tras su ordenación sacerdotal pasa un breve período como capellán del Hospital Militar Alcazarquivir (Marruecos) y después regresa a la diócesis matritense. Fue destinado como párroco a uno de los pueblos más anticlericales en aquella época, en plena Sierra de Madrid. En aquel momento, acababa de fallecer el Párroco local y se le había dado sepultura sin ni siquiera cruz ni nombre.

Sus compañeros de seminario y el clero madrileño de aquel tiempo siempre reconocieron que había dado pruebas de un auténtico corazón sacerdotal por los destinos tan "malos" y difíciles que le fueron conferidos. A pesar de ello, jamás salió de su boca queja alguna y todo lo hizo en su ministerio para mayor gloria de Dios.

Tras la experiencia de párroco rural, regresa a la ciudad como capellán del Asilo "Porta Coeli" popularmente llamado como ''Asilo de Golfos'', donde iban a parar los muchachos callejeros a los que el Ayuntamiento remitía por no tener hogar o por haber sido expulsado de éste por sus conductas. Aunque fue una experiencia dura, Don José María acabó cogiéndoles cariño a sus golfillos.

Finalmente, su último destino sería la capellanía del Hospital del Rey, al llegó en 1931 y será aquí donde su vida se cruce con la de San Josemaría. Fraguaron una profunda amistad y una fraternidad sacerdotal modélica. Don José María, tras escuchar a Escrivá relatar el proyecto que Dios le pedía llevar adelante, lo tuvo tan claro que no sólo se quiso adherir, sino que dio a conocer las líneas principales del Opus Dei en el hospital, con la esperanza de ver florecer el proyecto. Gracias a esta apuesta de D. José María, el personal del hospital ingresó en La Obra, convirtiéndose algunas de aquellas personas en verdaderos puntales de Ésta en sus comienzos a principios del siglo.

Aunque muy breve, la vida de Don José María Somoano Berdasco fue ejemplar; su modo de ser sacerdote, su humanidad con los enfermos, su piedad... Escrivá incluso le llega a citar en su libro ''Camino'', y es que si algo es seguro, es que la figura de este asturiano marcó igualmente una impronta muy especial en el Padre fundador.

Murió rezando entre grandes padecimientos el día de la Virgen del Carmen, y parece que -según el propio Escrivá- su fallecimiento fue fruto de un envenenamiento con arsénico (1) (veneno que alguien vertió en las vinajeras de la capilla para quitar de en medio al joven capellán de Hospital). San Josemaría dijo sobre esta muerte: Señor, ¿por qué te lo has llevado? ¿Por qué te privas de un servidor fiel, que habría podido ser tan eficaz al servicio de tu Obra? Pero tú sabes más y haces lo que le conviene y lo que más nos conviene.

2. San Josemaría y los mineros de Asturias

Aunque sus raíces mañas eran innegables, siempre sintió un gran amor al Principado de Asturias, en especial a la Santina de Covadonga tal y como recordarán sus sucesores en más de una ocasión.

Sin ir más lejos, en los años cuarenta acudió a Covadonga encomendando de forma especial la misión y expansión de la Obra, algo que Monseñor Echevarría -compañero del Fundador hasta su muerte- recordará años después. Para San Josemaría  no había manos más excelsas en quien depositar nuestra razón de vivir: el descubrimiento del mismo Cristo, refiriéndose a la Santina. También tuvo la oportunidad de acercarse a diferentes lugares de la Provincia para conocer la situación de los campesinos, los pescadores o los obreros, siendo estos últimos, en especial los mineros, los que más tocarían su corazón por la dureza de sus vidas y la precariedad de sus condiciones de vida.

En esta fotografía podemos ver a San Josemaría con un grupo de mineros de las cuencas de Asturias. El Fundador de la Obra puso un gran interés en que el carisma de Ésta sirviera para la evangelización de las zonas mineras de Asturias de las que era conocedor tanto de su nobleza como de lo contaminadas que estaban por diversas ideologías no compatibles con el seguimiento de Cristo.

Importantes figuras del Opus Dei trabajaron sin descanso para dar a conocer esta realidad entre los mineros, como por ejemplo el  tevergano Manuel Prieto Fernández o el gaditano Carmelo de Diego. La Obra floreció mucho en las cuencas; en el Valle de Caudal empezaron tímidamente en un pequeño local que les prestó el entonces Párroco de San Juan de Mieres, a comienzos de la década de los sesenta. A partir de 1962 el nuevo Párroco no les quiere en la Parroquia, pero al tiempo el grupo de mineros, obreros y cristianos comprometidos en lo social interesados en seguir conociendo al Opus Dei, crece tanto que acaban alquilando un edificio de tres plantas en la Calle Teodoro Cuesta de Mieres, como sede para su apostolado. San Josemaría seguía estos pasos con gran alegría de corazón. A finales de los sesenta El Opus organizó en Mieres el primer Curso de Formación Profesional Minero de Asturias; aquí alternaron tanto la teoría como la práctica del trabajo de los barrenistas y picadores de la "Sociedad Hullera Española".

3. Un sacerdote diocesano de Oviedo lidera el intento de paralizar la beatificación 

De todos es conocido el movimiento de sectores progresistas en el propio seno de la Iglesia para evitar a toda consta la canonización de Escrivá; pero eso venía ya de atrás, pues si se quiso parar la canonización, mucho antes se quiso frenar y sabotear la beatificación, y no digamos ya las fases de su proceso. Lo que mucha gente no sabe es que protagonizando el primer gran movimiento contra la figura del Fundador de La Obra estuvo un sacerdote asturiano que no sólo no lo niega, sino qué, además, se siente orgulloso de ello. No sé qué pensará ahora que Balaguer está ya en el Santoral mientras éste sigue dedicándose a escribir tochos de lo que para él fue, y de lo que para otros no tanto.

El caso es que a finales del año 1991 llegó una carta a la Santa Sede procedente de Alemania y firmada por más de un sacerdote. A más de uno le "sonará" la historia -que para eso está la Historia- insistiendo a su eminencia el Cardenal Angelo Felici -por entonces Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos- que se detuviera de inmediato la Causa de Beatificación del ya "Siervo de Dios", Josemaría Escrivá de Balaguer. El ideólogo, promotor y firmante principal de la misiva era el sacerdote asturiano Alberto Torga Llamedo -publicado con orgullo en uno de los tochos de sus "Memorias"-. Parte de la carta decía lo siguiente:

Los abajo firmantes, párrocos de las Misiones Católicas Españolas en la República Federal Alemana, pedimos respetuosamente que no siga adelante el proceso de beatificación de José-María Escrivá de Balaguer, pues sería un escándalo que llegara a los altares un sacerdote que solicitó y obtuvo el 3 de Agosto de 1968 el título de Marqués de Peralta. Un sacerdote con semejantes apetencias de gloria mundana no puede ser presentado como modelo a los discípulos de Aquel que, ''a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, sino que, al contrario, se despojó de su rango y asumió la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos'' (Filipenses 2, 6-7).
Encomendandonos a sus oraciones, y esperando que nuestra petición sea tenida en cuenta, le saludan con todo respeto sus hermanos en Cristo (2).

Llama la atención que se repruebe -según el principal denunciante- la presunta "mundanidad" del ya Santo -y para eso, "Doctores tiene la Iglesia"- por parte de quien corrige sus apellidos poniendo una ''y'' entre ellos para que suenen más aristocráticos. Finalmente, sus esfuerzos y los de otros fueron vanos y no se paralizó ni la canonización de San Josemaría, ni la de San Juan Pablo II, ni la de los Mártires de Nembra... Sin duda, éstos intercederán desde el Cielo por sus detractores.

4. Luis Adaro y Carlos Martínez

Un noble empresario

Gijonés de nacimiento, fue bautizado en la vieja pila de la Iglesia de San Lorenzo. Marchó a Madrid para cursar sus estudios de ingeniería de minas, los cuales tuvo que posponer al estallar la guerra, pero finalmente terminaría obteniendo hasta un premio extraordinario por su tesina sobre la siderurgia en Asturias. Muy joven ingresó en la Acción Católica y empezó a colaborar con las Hijas de la Caridad.

Se casa en 1942 con María Covadonga De Jove Ramírez Cienfuegos. Su esposa pertenecía a una de las más ilustres familias de Gijón, emparentada directamente con Jovellanos. Del matrimonio nacen cuatro hijos, pero por desgracia su esposa fallece en 1958 de un lupus eritematoso cutáneo.

La enfermedad, agonía y muerte de su esposa le afectó profundamente, lo que le hizo comprometerse aún más con la dedicación a los demás. Empezó a colaborar con las Conferencias de San Vicente de Paúl así como con los dispensarios de la Sagrada Familia y la Milagrosa, creados por el entonces párroco de San José de Gijón D. Segundo García de Sierra y Méndez (que acabaría siendo Arzobispo-Coadjutor de Oviedo)

Fue también uno de los impulsores del barrio de Nuestra Señora de Covadonga de Roces, levantado para ofrecer un hogar a las familias más pobres e indigentes. Pero "la niña de sus ojos" fue la Cocina Económica, para la cual no ahorró esfuerzos.

Otra de sus admiraciones eran las religiosas de vida contemplativa.  Conocedor de las estrecheces que algunos conventos estaban pasando por falta de dinero para afrontar obras y reparaciones, ideó una gran colecta para ayudar a las religiosas de clausura -con el visto bueno de Monseñor Lauzurica- que se celebró el día de la Asunción de 1951 en las parroquias del centro de Gijón. Las más de once mil trescientas pesetas recaudadas se repartieron entre los conventos de Gijón, Olmedo, Villafranca del Bierzo, Sanlúcar, Cuenca, Nájera, Berlanga de Duero, Hellín y Segovia.  La colecta se convirtió en anual en el arciprestazgo de Gijón, la cual ayudó en el tiempo a muchísimas comunidades en apuros.

Llegó a ser el Presidente de la Asociación Gijonesa de Caridad, bajo cuyo mandato logró trasladar la sede de la Cocina de la Plaza del Humedal -donde se encontraban ya en condiciones pésimas- a su actual sede en la Calle Mieres, con mejores dependencias tanto para las religiosas como para los pobres y voluntarios; contando igualmente con una capilla para la Comunidad. Tras su renuncia como Presidente, fue nombrado por aclamación popular Presidente Honorífico en agradecimiento a su amor a los pobres.

Ingresa en el Opus Dei, convirtiéndose en el primer supernumerario de Asturias. Se entregó totalmente a la difusión de la Obra en Asturias y a la puesta en marcha de sus obras. Gran implicación tuvo de facto en la fundación de los colegios de Los Robles, Valmayor, el Centro de Formación Espiritual Solavieya o la Casa de Retiros y convivencias El Llendón de la Peña.

Aunque por su estatus formaba parte de la alta sociedad, nunca tuvo problemas en relacionarse con los más humildes de la ciudad. Igual trataba a su amigo el Cardenal Don Marcelo, que atendía a un pobre "inoportuno" que le paraba por la calle. El 26 de Septiembre de 2006 -víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl- entregó su alma al Señor.

Un humilde pescadero

Aunque no descendía de asturianos se sentía asturiano de pura cepa; es más, su acento y las continuas palabras que se le escapaban en bable le delataban. Carlos Martínez, nació en Oviedo casi al pie de la Foncalada, hijo de un zapatero y de una frutera. Feligrés de la Parroquia de San Juan el Real, donde recibió su primera comunión a los 9 años.

Pronto empezó a trabajar como pescadero; se afilió al Partido Comunista llegando vender por la calle ''Mundo Obrero''. Perdió muy jovencito a su padre, por lo que se refugió en el mundo de la política. Con 14 años participó en la Revolución de Octubre de 1934. La guerra le coge luego de pleno, y al quedar Oviedo en manos del "bando nacional", abandona la ciudad con su hermano para unirse al bando contrario. Terminada la guerra se encontraba en Gijón; fue arrestado y pasó por diferentes cárceles hasta que se le condonó la "Pena de Muerte" al ser menor de edad. Finalmente fue amnistiado.

Se fué a Madrid a estudiar soñando ser escritor dada su facilidad para ello. Conoció a grandes personalidades y hasta llegó a licenciarse en Periodismo, pero consciente de que por sus antecedentes nunca llegaría a nada, optó por regresar a Oviedo para trabajar como pescadero en el puesto que su hermana tenía en la Plaza de Trascorrales.

En la década de los cincuenta vivió su conversión personal a los pies de la Imagen de Nuestra Señora de la Esperanza de la Balesquida. Decidió dedicar su vida a los demás y empezó a llevar una vida cristiana modélica. En su tiempo libre ayudaba a los gitanos de las afueras, por medio de la HOAC creció su interés por la Obra Social de la Iglesia, pero al final encontró su sitio ideal en el del Opus Dei para vivir la santidad en la vida ordinaria, solicitando la admisión como agregado en 1954.

Hombre humilde y sencillo, evangelizó desde su pescadería de Oviedo a todo el que se cruzaba con él. En la intimidad de su hogar no dejó de escribir sus vivencias y experiencias, lo que le supuso encontrarse consigo mismo y con el mismo Dios, llegando a estrechar varias veces su mano con el Fundador de la Obra. Muere el 19 de Mayo del año 2000. A su muerte muchos en Oviedo comentaron ''se ha ido un hombre de Dios''. Fue un ejemplo de cómo hasta el más humilde y el más alejado puede llegar a ser el más grande y próximo a los ojos del Salvador (3)

5. Álvaro del Portillo se encuentra con Cristo en la Isla (Colunga)

Era Álvaro del Portillo muy jovenito cuando veraneó con su familia en la localidad colunguesa de La Isla. Allí, además de disfrutar del verano asturiano y la playa, acudía a la Iglesia de Santa María de Tona para rezar y asistir a la Santa Misa.

Pero aquellas vacaciones serían decisivas, pues marcarían toda su vida y todo su camino. Hablaría ya de adulto que lo que le ocurrió en La Isla fue algo providencial que le llevaría después a plantear su vocación y su sí firme al Señor (4).

Álvaro, con uno de sus hermanos y otros amigos, decidieron hacer un pequeño viaje por la costa oriental asturiana en una lancha motora hasta Ribadesella. Cuando ya estaban embarcados, al hermano de Álvaro le entró miedo y decidió quedarse en tierra. Álvaro que se moría de ganas por ir a esa pequeña expedición en lancha sintió que su obligación era quedarse en tierra para no dejar sólo a su hermano y acompañarle de vuelta casa. Así lo hizo.

Una hora y algo más tarde se desencadenó sin esperarlo una tormenta que en la mar se transformó en galerna; todos los jóvenes que habían salido en la lancha encontraron la muerte ahogados salvo uno de los más jóvenes que logró llegar nadando hasta la orilla. Aquel sería un antes y después en la vida de Saxo, como cariñosamente le llamaría años después San Josemaría.

Por este motivo, Asturias era una tierra muy amada para Don Álvaro. Le encantaba pasar aquí sus vacaciones llevando a cabo lo que él denominaba ''descansar trabajando''. Desde la Finca de Solavieya Don Álvaro escribía, realizaba un profundo seguimiento de las misiones de la Obra en todo el mundo e incluso se pusieron en marcha los primeros trabajos de estudio sobre la posible apertura de la causa de beatificación del Padre Fundador.

En 1977 en una visita que realizó al Colegio de los Robles hizo una confesión al afirmar que hasta ese año nunca había logrado encontrar el sentido por el que los asturianos llamábamos a la Madre de Dios, en su advocación de Covadonga, ''la Santina''. Luego añadió que había caído en la cuenta de que era el cariño de unos hijos que llaman a su madre, como él, de pequeño, le decía a la suya, que era mexicana, "mamasita".

A Don Álvaro le encantaba la Casa de Solavieya, y tenía un cariño especial a ese pueblo y parroquia de Santo Tomás de Granda, en cuyo templo tantas veces oró y celebró la Santa Misa. Hoy en dicho templo -como vemos en la foto- el Párroco ha colocado en recuerdo de aquellas visitas, una fotografía enmarcada del Beato Álvaro como recordatorio permanente de que esa Comunidad cristiana tiene un viejo amigo como intercesor en el Cielo.

6. Monseñor Echevarría y su descansar- trabajando en Asturias


Monseñor Javier Echevarría conocía muy bien Asturias; aquí encontraba paz y tiempo, lejos del calor de Roma para sumergirse en la oración y para seguir trabajando.


En concreto, entre los año 1975 y 1990 no faltó en su agenda anual una semana o quincena del verano en Asturias, alojándose en la finca de Solavieya.

A Don Javier le encantaba este lugar que conocía muy bien, pues ya con sus antecesores había disfrutado de su enclave y de su capilla en medio del jardín y de la buena comunicación de la zona, la cual le permitía acercarse a otros puntos del Principado para conocer el trabajo del Opus Dei en Asturias.

Una tradición heredada de San Josemaría, pero que su sucesor se encargó de consolidar, fue la peregrinación -romerías- a los rincones marianos, santuarios y otros parajes próximos. Desde Solavieya se acercaban en innumerables ocasiones a Covadonga, pero también a otros lugares de piedad como el Santuario de la Virgen de la Cueva en Infiesto, la Capilla de la Providencia de Gijón, el Santuario de la Peña de Francia de Deva... Y, como no, la Catedral de Oviedo; los monumentos del prerrománico, el pueblo de Cudillero, el mirador del Fitu, el Cabo Peñas, el casco viejo de Avilés, la villa de Luarca y otros tantos rincones.

Por desgracia, en el año 1990 mientras el prelado se encontraba en Granda sufrió un grave infarto de miocardio, por lo que tuvo que ser ingresado de urgencia en el Centro Médico de Oviedo. Fue un enfermo modélico, dejando recuerdos imborrables en todo el personal del Centro que le atendió (5).

Una vez recuperado regresó a Roma, no pudiendo volver por Asturias hasta 1998 dada su apretada agenda. En 2008 regresó a la Tierrina en Visita Pastoral aprovechando el "Año Santo de la Cruz" que se celebraba en Oviedo, donde fue invitado por el entonces arzobispo, Monseñor Osoro.

7. Monseñor Ocáriz y Covadonga

En el año jubilar con motivo del Centenario de la coronación canónica de la Santina (2018), el Prelado del Opus Dei peregrinó hasta el Real Sitio de Covadonga.

Fué un día emotivo donde ''el Padre'' -como así le llaman los miembros de La Obra- manifestó su alegría de poder arrodillarse a los pies de la Madre de los asturianos como tantas veces hubiera hecho San Josemaría. Por ello comentó que su peregrinar a la Cueva no buscaba sino continuar la huella dejada por tantos otros peregrinos que a lo largo de los siglos han llegado a buscar consuelo.

El Señor Arzobispo cedió la predicación a Monseñor Ocáriz, el cual hizo una homilía cargada de cariño hacia Asturias, hacia la advocación mariana de La Santina y hacia la Iglesia que en María tiene su modelo perfecto.

Además de pedir oraciones por el Santo Padre y por el Sínodo de los Jóvenes, tuvo hermosas referencias sobre la numerosa afluencia de peregrinos durante todo el año a Covadonga, sobre lo cual comentó: muchas personas han venido buscando perdón y protección y han vuelto con un corazón renovado y un horizonte de esperanza que llena la vida de alegría en Dios, a pesar de las dificultades”.


(1) Nuria Torrel Ibáñez, San Josemaría: Abriendo los caminos divinos de la tierra, Ediciones Palabra - Arcaduz 2013. Nos dice textualmente - A mediados de julio don José María Somoano enfermó gravemente y fue ingresado urgentemente en el mismo hospital del ... el capellán murió, con toda probabilidad, envenenado con arsénico, como quedó reflejado en su historia clínica.

(2) Alberto Torga Y Llamedo, ''Mis Memorias'' 2010.

(3) José Antonio Íñiguez / Pablo Álvarez. ''Carlos Martínez, pescadero''. Editorial: Palabra - Madrid (2011)

(4) Javier Medina Bayo. ''Álvaro del Portillo, Un hombre fiel''. editorial "Rialp" (2013)


(5) Ernesto Juliá. ''Instantáneas de un cambio. Javier Echevarría, Prelado del Opues Dei''. Editorial Palabra (2018)

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