La Hermandad de Sufragios del presbiterio diocesano es una hermosa y antigua realidad en el clero secular que, en cierto modo, hemos descuidado y valorado más bien poco. Nació con el mismo fin que tiene hoy cumplir con una obra de misericordia como es no sólo enterrar físicamente a nuestros hermanos sacerdotes difuntos, sino asegurarles la oración ante el altar del Señor al que ellos sirvieron.
Llegó a tener una cuota simbólica que en épocas pasadas por ejemplo, y con casi mil sacerdotes en una diócesis que llegaba a Lugo, León y Zamora, sirvió para hacer grandes obras; luego esto desaparecería con la llegada del llamado "Fondo de Sustentación del Clero", aunque el Fondo de la Hermandad Sacerdotal de Sufragios, por lo que he podido saber, tenía unos fines más propios que quizá sería conveniente recuperar. "Verbi Gracia": en no pocas diócesis, las necrológicas de los sacerdotes publicadas en el B.O.A. (Boletín Oficial del Arzobispado) se concluía el texto añadiendo ''era miembro de la Hermandad Sacerdotal de Sufragios y estaba al día en sus cargas''. ¿Y a qué se destinaba entonces ese dinero? Pues, por ejemplo, se empezaron a construir los primeros panteones colectivos para sacerdotes para asegurar a aquellos que ni lugar tenían para ser sepultados un sitio digno junto a sus compañeros más "pudientes". En algunas diócesis esa sepultura para sacerdotes se sigue llamando aún hoy el Panteón de la Hermandad Sacerdotal de Sufragios.
Pero la recaudación de la Hermandad aún iba más allá: pagaba la esquela, un ramo de flores, etc. Alguno dirá que de eso ya se ocupan ahora los seguros, pero por desgracia, me ha tocado en no pocas veces asistir a velatorios de sacerdotes diocesanos que ni un ramo de flores tenían. Sacerdotes que mueren sin familia, que llevaban muchos años jubilados, que los últimos años los pasaron enfermos... ¿Quién se acuerda de ellos? ¿Quién les llevará una flor? ¿Quién les ofrecerá una misa por su descanso?
Ahí está la misión objetiva de la Hermandad Sacerdotal de Sufragios que nada tiene que ver con F.S.C. (especie de invento de dudosa canonicidad a modo de "impuesto revolucionario" o "auiditoría fiscal") como una realidad tristemente disminuida y necesitada de ser relanzada, reorientada y dada a conocer por y para -verdaderamente- favorecer a todos los sacerdotes en grado de "necesidad" (al igual que debería potenciarse -incluso con derramas solidarias- la Casa Sacerdotal). Mucha pena me causó ver que de tantos sacerdotes como fallecieron de nuestro presbiterio en el 2019 sólo cuatro pertenecían a la Hermandad. Yo siempre aplico en mi Parroquia al menos una misa por cada sacerdote de la diócesis que fallece, pero a veces podría olvidar o no enterarme de alguna, y gracias a la comunicación anual de la Hermandad sé por cuales debo ofrecer "misa y responso". No entran aquí gustos, ideologías ni tendencias políticas, afectos o lo contrario (que de todo hay vergonzosamente entre nosotros); cada sacerdote sería como fuere, pero al fin y al cabo era un sacerdote. Y si nos hemos pasado la vida celebrando misas por los demás, ¿vamos a estar en contra de celebrar por lo que nos han celebrado y por que celebren llegado el momento por nosotros mismos?...
Hermano sacerdote, cuando vayas al Arzobispado para alguna gestión, pásate por la Cancillería y comenta: ''Me gustaría formar parte de la Hermandad Sacerdotal de Sufragios''. Es algo que no cuesta nada, con lo que haremo un gran bien y que supondrá algún día compensación para nuestra propia alma. Rezar por los que nos preceden nos hará dignos del perdón -que todos necesitaremos a gritos- cuando otros igualmente recen por nosotros.
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