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sábado, 8 de febrero de 2020

El sábado dedicado a María. Por P. Tomás Rodríguez Carbajo

Desde el s. IX comienza en la liturgia de Occidente un fenómeno nuevo: La dedicación del sábado a la Virgen. El benedictino irlandés Alcuino (735-804) impuso el rito romano en la población franco-germana, reunió tres series de formularios de Misas votivas para los días de la semana, para no tener que repetir cada día la Misa del domingo, y hay que observar que la "memoria de Santa María en sábado" es la única que se repite en dos series. El sábado se afirmó luego sólidamente como día de la Virgen, comenzando una tradición que no se ha interrumpido hasta nuestros días.

A partir de entonces es un hecho histórico el nacimiento del sábado mariano, pero lo que es más problemático es determinar el motivo histórico espiritual que dio origen para que el sábado se escogiese como día dedicado a María. No todos los autores están de acuerdo en determinar la motivación del significado mariano del sábado, veamos algunos: Hay quien dice que como el sábado prepara para el domingo, así la fiesta de la madre debe preceder a la del Hijo.

Según otros autores, el sábado que precede a la resurrección, María vivió el misterio del dolor que le fue profetizado por Simeón "Una espada traspasará tu alma" (Lc. 2, 35). El sábado podía ser la conmemoración de sus dolores como el viernes lo era de los dolores de su Hijo. Con este aspecto se puede enlazar la relación de María con el misterio pascual.

Actualmente la razón que con más frecuencia se propone y que se presenta como la más válida es que en el sábado se conmemora la hora de fe de María. El sábado, entre el viernes de la pasión y muerte, y el domingo de la resurrección - escribe Mariano Magrassi, Obispo de Bari - está lleno de la fe de María. Es como si toda la fe de la Iglesia se recogiese en Ella, mientras la fe se oscurecía en todos, Ella conservó, por encima de todo, su fe firme e intacta, fue la primera fiel, la única que mantuvo encendida la llama, inmóvil en la oscuridad de la fe, fuerte en el tiempo de duda. Era justo que la Iglesia le consagrara aquel día, que más que ningún otro recuerda la singular grandeza de su fe, la heroicidad de su esperanza y su amor indefectible por el Hijo.

Para no sacar de su sitio a María siempre hemos de colocarla y celebrarla en relación con el misterio de Cristo. El sábado dedicado a María: Por su situación: Es el preludio e introducción a la celebración del domingo, le fiesta primordial, conmemoración semanal de la resurrección de Cristo.

Por su carácter de signo: Repetido semanalmente nos recuerda que la Virgen está constantemente presente y activa en la vida de la Iglesia (Orientaciones y Sugerencias para el Año Mariano, n 5), la Sagrada Congregación Romana para el Culto en un reciente documento ha reservado al significado del sábado mariano un texto muy incisivo, el mejor a este nivel, y nos ha proporcionado una amplia colección de formularios de Misas marianas para poder celebrar la Eucaristía en memoria de la Virgen María en sábado con textos ricos en doctrina, variados y atentos a la función de la Virgen en el misterio de Cristo y de la Iglesia.

Nosotros cada sábado unidos a la bienaventurada María en el recuerdo del gran sábado, cuando Cristo yacía en el sepulcro, esperamos la conmemoración de la celebración del domingo.
De mano de María llegamos a Cristo.

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