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lunes, 18 de noviembre de 2019

Estábamos hablando de la libertad. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Apenas cinco días han pasado desde la última jornada electoral y tres desde que se anunciara el pacto PSOE – Unidas Podemos. Y ya han pasado cosas.

La primera, que este lunes apareciera la parroquia de Santa Catalina de Alejandría, de Madrid, con  pintadas anticatólicas y satánicas.

Hace un par de días, la quema de la ermita del Santo Sepulcro de la villa de Tauste (Zaragoza).

La ministra de Educación y Formación Profesional ha asegurado en un congreso de Escuelas Católicas con más de 2.000 asistentes, “que la libertad de los padres de elegir centro y la enseñanza religiosa para sus hijos  no emana de la libertad de enseñanza reconocida en el artículo 27 de la Constitución Española. De ninguna manera puede decirse que el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo podrían ser parte de la libertad de enseñanza”.

Hoy me entero de que el Gobierno anula un concierto de música de la Guerra Civil por “razones de actualidad política". Leemos en “El Independiente que “la velada arranca con los himnos nacional y de Riego y se cierra con La guerra madre, la guerra resucitada, con letra del poeta Miguel Hernández y sin música. En medio se interpretan 24 piezas de ambos bandos, como el Cara al sol y La Internacional”.

Cinco días de las elecciones. Tres del pacto de Pedro y Pablo, y ya ven cómo están las cosas: ataques a templos católicos perfectamente conscientes de que no sucederá nada, la libertad de enseñanza por los aires y la prohibición de un concierto porque les sale de la coleta y de las gafas de sol, porque dar como razón “la actualidad política” es una forma muy sutil de decir que nos sale de las narices, o de un poco más abajo.

La cosa es muy seria, pero más de lo que nos imaginamos. Hace tiempo que nos vienen diciendo que la ofensa a los sentimientos religiosos no es delito, lo cual significa todo, absolutamente todo, y que hacer pintadas en una parroquia ciscándose en lo más santo no pasa de ligera falta de educación igual que lo es pintar una farola.

¿Imaginan lo de la libertad de enseñanza? Eso, en el fondo, lo que quiere decir es que los hijos no son de los padres, que no tiene derecho a educarlos según sus convicciones, sino del estado, que los educará según Echenique, Sánchez, Iglesias, la Colau y las expertas en ideología de género (y expertos), que ya les dirán cómo tienen que pensar.

Y ya es de rechifla eso de prohibir un concierto por razones de actualidad política, porque como son ellos los que las definen pues se acabó. Buen invento lo de las “razones de actualidad política”. Aplicable a cualquier cosa: a una procesión, a un encuentro, una publicación, una actividad cultural o unas elecciones. El gobierno de repente dice que hay razones de actualidad política y te suspende hasta un proceso electoral, una manifestación, un partido político o el certamen de jota castellana por centralista. Sn razones de actualidad política.

Es lo que se nos viene encima. ¿Y la Iglesia? Pues a lo que nos venga. ¿Esteremos dispuestos a desobedecer, a jugarnos los cuartos, a que nos den de leches? Yo hasta el fin.

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