(El Comercio) El Ayuntamiento de Siero otorga una subvención de diez mil euros a la entidad, que este año aumentó su atención a veinte nuevas familias
«Las colectas van a menos y estamos ahogados», advierte Cáritas Lugones
Cáritas Parroquial de San Félix de Lugones firmó ayer con el Ayuntamiento de Siero el convenio de subvención nominativa de 2018, una ayuda que asciende a diez mil euros destinada a atender a personas en situación de dificultad socio-económica. Cáritas Parroquial de San Félix de Lugones está ahora obligada a justificar ante el Consistorio la realización del servicio objeto del convenio y a reconocer al Ayuntamiento como colaborador en sus actividades.
Gracias a este dinero, que para Cáritas es un pilar fundamental, se costeará la atención a familias, es decir irá a la adquisición de ropa y calzado, medicación, alimentos y productos de aseo; también se destinará a libros de texto y material escolar de enseñanza obligatoria, pagos de transporte, formalización de matrículas de estudios e intervenciones básicas en higiene bucodental. Todo ello, además de para gastos de funcionamiento de la instalación de la sede de Cáritas Lugones. Aunque «sobre todo va para alimentación», asegura Rosa Álvarez, la cara visible de la Cáritas Lugones.
Afirmó que con las colectas recogidas el primer fin de semana de cada mes, los socios y los colaboradores esporádicos no podrían atender a todas las personas que solicitan sus servicios. «Nos vemos ahogados», se lamentó: «Las colectas cada vez van a menos y eso te hace sentir mucha impotencia».
Esta delegación atendió en 2018 alrededor de medio centenar de familias, sin embargo, desde enero de 2019 han solicitado la colaboración de la parroquia unas tres familias al mes, es decir más de veinte.
La mayoría de familias solicitantes provienen de países como Venezuela, la República Dominicana o Marruecos. «Nosotros vemos personas, no razas o religiones», precisó Álvarez, que afirmó que el perfil más repetido es el de inmigrantes sin papeles, con niños, sin prestaciones y que han de dejar pasar unos tres años para poder recibir algún tipo de ayuda. También destacan aquellos en periodo de espera para poder recibir el salario social.
Rosa Álvarez contabilizó alrededor de una docena de nacionalidades distintas entre los beneficiarios, y a pesar de que las familias españolas son una minoría, recordó que también han dado apoyo a «más de una» a lo largo del año.
«Lo ideal sería que nadie nos necesitara, es duro, porque hay días en los que no duermes preguntándote si te mereces todo lo que tienes», dijo Álvarez, que incidió en recordar que Cáritas son un equipo aunque ella haga las veces de portavoz.
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