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miércoles, 5 de junio de 2019

El santo que visitó Oviedo hace más de 800 años. Por Javier Neira

San Francisco se enamoró de Oviedo

El Poverello de Asís estuvo en la capital asturiana hace más de ocho siglos camino de Compostela y aquí fundó un convento, origen del actual Campo

http://www.lne.es (El blog de Acebedo)

San Francisco de Asís viajó a España en peregrinación y apostolado hace ahora 800 años. Y visitó Oviedo donde erigió una ermita que daría pie al convento de San Francisco -hasta hace un siglo en el solar de lo que hoy es Junta General del Principado- y a una huerta, actual parque o Campo San Francisco.

La tradición indica que la visión de la ciudad le impactó fuertemente y por eso decidió que la orden que acababa de fundar se enraizase en Oviedo. 

Historia y leyenda se cruzan en esa aventura piadosa hasta el punto de que se citan incluso dos viajes a la Península. La oportunidad, en todo caso, era evidente: corre paralela a la batalla de las Navas de Tolosa donde los reyes cristianos derrotaron a Miramamolín, una de las mayores ocasiones de la historia europea. Francisco, a su modo, estaba en las mismas ya que llegó a España para dirigirse a tierras de infieles y predicarles la verdad de Cristo. Las armas y las cruces en idénticos escenarios y tiempos pero con procedimientos y fines bien distintos.

Tirso de Avilés, canónigo de la Catedral de Oviedo en la segunda mitad del siglo XVI, anota en su "Antigüedades que hay en el Principado de Asturias" que "San Francisco estuvo en Oviedo, donde dejó hecha una ermita, en la cual se fundó después el monasterio". Aunque no era un historiador en el sentido moderno del término sabía muy bien de lo que hablaba y estaba extraordinariamente bien documentado. No hay duda. Y por eso el padre Isorna, franciscano, declaraba desde Santiago de Compostela hace una década que "en Oviedo San Francisco fundó una casa con fray Bernardo y otros dos frailes con fama de santidad". La visita del Poverello a España estuvo jalonada de religiosidad e incluso de hechos sobrenaturales. En el apartado asturiano se considera más bien una reacción estética. Al contemplar la belleza de los alrededores de la capital asturiana decidió que allí debería fundar un lugar de vida y culto. A Oviedo San Francisco llegó acompañado, además de por fray Bernardo, por fray Pedro Compadre -sin duda uno de esos dos frailes con fama de santidad antes indicados- sobrenombre popular que se supone, con mucho sentido, que le viene por formar parte del grupo del santo de Asís.

La ermita se atribuye a la iniciativa de San Francisco y el convento se supone que lo fundó o impulsó fray Pedro del que se conserva su sepulcro en el Museo Arqueológico de Oviedo con una leyenda que dice "Yo, hermano Pedro, llamado Compater, antes carne, ahora hueso, mi salvador me llamó en el año de 1214, en el mes de octubre". Poco tiempo tuvo para ver su fundación crecida. Quizá nada más allá de los aspectos puramente jurídicos. Los restos mortales del fraile están ahora depositados en una arqueta en el templo parroquial de San Juan el Real. Antes la arqueta había estado sobre la puerta de la iglesia del convento de San Francisco, lugar especialmente adecuado tratándose del fundador o cofundador, con una lápida, ahora también en el Arqueológico, que pone: "este cuerpo santo hizo trasladar a este lugar don Luis Carrillo de Mendoza, gentil hombre del rey Felipe segundo y gobernador de Asturias. A 8 de septiembre de 1594". La tradición franciscana de Oviedo es evidente. Y siempre con el santo a la cabeza. Fray Pedro Compadre, beato, tenía su fiesta en el 16 de junio y en la ciudad la devoción era muy grande, unida a una especie de simpatía, más allá de los aspectos puramente religiosos. Todo eso se ha perdido.

En todo caso, en la iconografía de estampitas y escapularios aparecía hasta hace bien poco tiempo San Francisco bendiciendo a fray Pedro postrado. Carmen Ruiz-Tilve, cronista oficial de la ciudad, apunta una hipótesis cargada de poesía y verosimilitud: quizá el santo de Asís y sus compañeros pusieron en Oviedo el primer nacimiento ya que, como se sabe, el belén o pesebre, fue una creación del genial pacifista y amigo de los animales.

En diciembre de 2009 cuando llegó por primera vez a Oviedo como arzobispo Fray Jesús Sanz Montes -que en esta misma página hace una reflexión sobre las peregrinaciones de Francisco- se mostró como un perfecto conocedor de la vinculación de la ciudad y el santo de Asís, del convento que fundó y del origen del actual Campo San Francisco. 

Sin embargo, el estudioso Valentín Redondo, en su reciente libro "El viaje de San Francisco a España" analiza con detalle su presencia en 54 ciudades y villas españolas pero no cita a Oviedo. Quizá la ausencia de una documentación contemporánea precisa justifique ese silencio pero ya que es segura la presencia del peregrino en Compostela y que el dicho "Quien va a Santiago y no al Salvador, visita el criado y deja al Señor" más que una copla de circunstancias refleja la realidad de la prelación en las peregrinaciones es prácticamente seguro que la tradición es cierta: el santo estuvo en Oviedo y la coda en forma de la ermita, convento y huerta -actualmente parque- responde a la realidad.

Los últimos tramos de la historia y testimonios de la presencia de San Francisco en Oviedo es azarosa y poco edificante. Tras la Desamortización el convento se convierte en Hospital. Empezó a funcionar como tal en el año 1837. Años después pasó a depender de la Diputación provincial de Oviedo que lo trasladó a Llamaquique. 

La huerta fue cedida a la Universidad de Oviedo como Jardín Botánico, pasó después al Ayuntamiento carbayón y acabó como Campo San Francisco. El convento hospital fue derribado en 1902 para ensanchar la calle y posteriormente en el solar se levantó el edificio de la Diputación, actual sede de la Junta General del Principado. Las huellas de San Francisco fueron borradas.

El autor del artículo es periodista jefe de la sección de investigación
de LA NUEVA ESPAÑA.

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