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jueves, 23 de mayo de 2019

Sobre el Funeral del Obispo de Astorga. Por Rodrigo Huerta Migoya

¿Por qué a un Obispo se le entierra en la Catedral?

Muchas personas esperaban que los restos de D. Juan Antonio vinieran a reposar en Asturias; no sabemos lo que hubiera decidido él si hubiera vivido por ejemplo hasta los ochenta años y hubiera regresado jubilado para su diócesis y natal, o si hubiera dejado escrito su deseo expreso de dónde reposar.

Algo así ocurrió recientemente con el Arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, el valenciano Monseñor Santiago García Aracil, que pudiendo enterrarse en la Catedral de Badajoz o en la Concatedral de Mérida, e incluso en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia prefirió que sus restos fueran a parar al cementerio municipal de su pueblo para descansar junto a sus padres. Don Juan Antonio al morir tan joven no se pudo ni llegar a pensar en su final, aunque amigos próximos insinuaran recientemente que él hubiera preferido ser enterrado en la nave central de la pequeña iglesia de Villamarín, a los pies de la Virgen del Fresno, o en la nave central de San Pedro de Grao.

Lo normal al morir en activo es que su sepultura sea en la Catedral de su diócesis, haciendo suyo el privilegio que el CIC le concede en el canon 1242. No deben enterrarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del Romano Pontífice o de sepultar en su propia iglesia a los Cardenales o a los Obispos diocesanos, incluso «eméritos».

¿Por qué el Cordero Pascual?

Tanto las casullas de los concelebrantes principales, la mitra de gala de Don Juan Antonio que se colocó sobre su féretro, como en tantos otros detalles de la celebración aparecía el cordero pascual. ¿Por qué está tan presente en Astorga esta alegoría cristiana?

Muy sencillo, el Cordero es desde antiguo el emblema oficial de la Catedral Astorgana y su Cabildo. Allí donde aparecía el Cordero en una casa, en una iglesia, en una propiedad, venía a recordar la vinculación de la institución catedralicia sobre ello.

Hoy la Catedral, como la mayoría de Catedrales españolas, no son aquellas instituciones medievales cuyos cabildos tenían posesiones en toda la diócesis con las cuales mantenían capellanías y misas. Todo eso ha desaparecido. Más la Catedral de Astorga se ha quedado con lo que de verdad importa: El Cordero Pascual, Cristo sacrificado y Resucitado.

¿Por qué el Arzobispo llevaba el báculo al revés?

Aunque esté presente el Nuncio, el indicado para presidir las exequias de un obispo residencial corresponde al Metropolitano. Y cuando se trata de un arzobispo, al presidente de la Conferencia Episcopal.

Cuando el obispo titular fallece, se dice que la diócesis queda en Sede Vacante ''ipso facto''; es decir, en el mismo momento que se certifica la defunción del prelado.

El báculo pastoral sólo lo puede portar el obispo titular dentro de su jurisdicción diocesana, sin embargo, cuando otro obispo visita la diócesis puede portar el báculo con la autorización del Ordinario del lugar.

Lo propio es que cuando un obispo porta el báculo en una diócesis que no es la suya, la curvatura no mire hacia el pueblo sino hacia él (CE, 59); aunque como gesto de fraternidad también los obispos residenciales, además de facultar el uso del báculo en su territorio permiten a los otros obispos llevar la curvatura hacia el pueblo. Este detalle, por ejemplo, lo vemos desde hace muchos años en Covadonga cuando la Novena es predicada en su totalidad por obispos de toda España a los que el Arzobispo titular les permite presidir la celebración portando báculo con la curvatura hacia los fieles.

En el funeral de Don Juan Antonio el Señor Arzobispo portaba el báculo con la curvatura hacia él, dado que el titular de la diócesis estaba de cuerpo presente, a la vez que recordaba no sólo que no estaba en su diócesis sino que además ésta se encuentra sin pastor al quedar vacante por defunción.

Capilla ardiente

Fallecido el Obispo, éste debe ser revestido de Pontifical; en el caso de Don Juan Antonio se le revistió de casulla blanca, aunque el directorio para los obispos aconseja más bien que los prelados difuntos sean revestidos de casulla morada. Así dice el nº 245 de "Apostolorum Successores": El cuerpo del Obispo debe ser revestido con los ornamentos litúrgicos de color morado, con las insignias pontificales.

El tiempo que dura la capilla ardiente se acompasa con la oración oficial de la Iglesia, la "liturgia de las horas", que en este caso tomará los textos propios del común de difuntos. Los responsables de los rezos, organización y atención de la capilla ardiente han de ser los canónigos de la Catedral, aunque a ellos se unan las consagradas, presbíteros, el seminario y el pueblo fiel.

¿Que significaba la bandera que se introdujo en la Catedral con la corporación?

Había personas que decían que se trataba de "La Zuiza''; es decir, la bandera de la batalla de Clavijo que se conserva en el Ayuntamiento de Astorga y que fue depositada en el municipio por Luis Osórez, Señor de Villalobos y Alférez del Rey Ramiro I.

No era La Zuiza, sino la bandera del municipio como muestra del duelo oficial de la Corporación Municipal. Se decretaron tres días de luto oficial en la localidad por parte del Alcalde, D. Arsenio García.

La Corporación se congregó en el Ayuntamiento desde donde salió junto a la banda municipal hasta la capilla ardiente, y de allí a la Catedral. Igualmente, los hermanos mayores de las cofradías de la ciudad participaron en el traslado de los restos mortales del Obispo, primero portado a hombros desde la capilla del Seminario a la puerta principal, y luego escoltando la carroza fúnebre desde la plaza del Obispo Marcelo hasta la puerta de la Seo.

¿Por qué se le dió sepultura en esa Capilla?

Al principio se dio por hecho que el lugar en que recibiría cristiana sepultura Don Juan Antonio sería en la Capilla de la Virgen de la Majestad, que es la Capilla del Santísimo donde se encuentra el Sagrario y donde reposa el último prelado fallecido, (Antonio Briva Miravent) sin embargo se optó por sepultarlo en la Capilla opuesta por encontrarse más cerca de la capilla e imagen de San Juan Bautista, que era el Santo del Obispo. Muy cerca de él las tumbas de las enfermeras de la Cruz Roja asesinadas en Asturias y llamadas popularmente como las Mártires de Somiedo.

Don Juan Antonio reposa al lado de Monseñor José Castelltort, el cuál fue sepultado en esa capilla de San Jerónimo no sólo por su devoción a este santo, sino además por la cercanía de dicho obispo con las monjas Jerónimas, de las que fue toda su vida un gran benefactor.

El Doctor Castelltor, aunque recibió la ordenación sacerdotal en Zaragoza, por motivo de estudios desarrolló su vida sacerdotal en el presbiterio diocesano de Barcelona. Cuando tenía diez años vivió los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona, donde fue destruido el Monasterio de San Matías de las monjas Jerónimas, ubicado en el casco histórico de la Ciudad Condal, en la plaza del Pedró. El monasterio no pudo ser salvado y las monjas se trasladaron a un edificio de la calle Iradier, en Sarriá.


Don José, que desde los comienzos de su vida sacerdotal se sintió muy ligado a esta Comunidad, trabajó sin descanso para que las Jerónimas no dejaran Barcelona, pues su fundación databa de 1426 y se consideraba imprescindible para el futuro de la Comunidad buscarles un lugar para su nuevo convento dentro de la Ciudad. Finalmente, se edificó su nuevo Monasterio en la falda del Tibidabo, a los pies del Corazón de Jesús.

Por desgracia, el Monasterio ha sido cerrado en el pasado 2018 cuando las tres religiosas ancianas que quedaban fueron trasladadas al Convento de Nuestra Señora de los Remedios de Yunquera de Henares (Diócesis de Sigüenza-Guadalajara).

Otra anécdota curiosa que podemos contar de Monseñor Castelltor fue la de un "sueño-proyecto" que tuvo y que se cumplió, aunque muchos años después de su muerte. Parece que Don José núnca olvidó su amada Terrasa, donde vivió prácticamente la totalidad de su vida presbiteral. Cuentan que llegó a esta localidad para cubrir un hueco temporal, llegando luego a ser Regente, Ecónomo, Párroco, Prior y Arcipreste del lugar. Contaba Don Bernardo Velado, que ya en su tiempo Castelltor defendía que Terrasa estaba llamada a ser una diócesis sufragánea de Barcelona por su crecimiento, y que la Catedral debía de ser la Iglesia del Espíritu Santo. No sería hasta el año 2004 cuando aquel sueño y proyecto de Don José se viera cumplido al crear la Santa Sede la nueva diócesis de Terrasa,  decidiendo que fuera su Sede-Catedral la basílica del Santo Espíritu.

Ausencias justificadas

No pudieron hacerse presentes por salud aunque se unieron espiritualmente, el obispo emérito de Astorga, Monseñor Camilo Lorenzo, que en la actualidad reside en la Casa Sacerdotal de Orense

Y en la misma situación estaba el Arzobispo emérito de Oviedo -que ordenó a Juan Antonio como sacerdote y fue uno de los tres ordenantes principales de su consagración episcopal- D. Gabino Díaz Merchán, el cual unió espiritualmente al funeral desde su retiro en la Casa Sacerdotal de Oviedo.

Obispos que asistieron al Funeral

1 Monseñor Jesús Sanz Montes O. F. M., Arzobispo de Oviedo
2 Monseñor Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid y Presidente de la C.E.E.
3 Monseñor Antonio Cañizares Llovera, Arzobispo de Valladolid y Vicepresidente de la C.E.E.
4 Monseñor Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de Madrid
5 Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo Primado de Toledo
6 Monseñor Francisco Pérez González, Arzobispo de Pamplona y Tudela
7 Monseñor Julián Barrio Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela
8 Monseñor Francisco Javier Martínez Fernández, Arzobispo de Granada
9 Monseñor Julián López Martín, Obispo de León
10 Monseñor Manuel Sánchez Monge, Obispo de Santander
11 Monseñor Gregorio Martínez Sacristán, Obispo de Zamora
12 Monseñor Alfonso Carrasco Rouco, Obispo de Lugo
13 Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, Obispo de San Sebastián
14 Monseñor Juan Carlos Elizalde Espinal, Obispo de Vitoria
15 Monseñor Mario Izeta Gavicagogeascoa​, Obispo de Bilbao
16 Monseñor Manuel Herrero Fernández, O.S.A., Obispo de Palencia
17 Monseñor Atilano Rodríguez Martínez, Obispo de Sigüenza - Guadalajara
18 Monseñor José Sánchez González, Obispo emérito de Sigüenza - Guadalajara
19 Monseñor Luis Javier Argüello García, Obispo auxiliar de Valladolid y Secretario General - Portavoz de la C.E.E.
20 Monseñor Luis Quinteiro Fiuza, Obispo de Tuy - Vigo
21 Monseñor Jesús Fernández González, Obispo Auxiliar de Santiago de Compostela
22 Monseñor Carlos Manuel Escribano Subías, Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño
23 Monseñor Antonio Ángel Algora Hernando, Obispo emérito de Ciudad Real
24 Monseñor Luis Ángel de las Heras Berzal C.M.F., Obispo de Mondoñedo - Ferrol
25 Monseñor José María Gil Tamayo, Obispo de Ávila

Importantes detalles

Para la misa funeral se utilizó el cáliz de esmaltes que sólo sale del Museo Catedralicio para fechas señaladas. Fue el cáliz que Don Juan Antonio utilizó también para celebrar la Santa Misa de su "Toma de Posesión".

Igualmente, la casulla que llevaba en el funeral nuestro Arzobispo D. Jesús -Presidente de la Exequias- fue la que vistió Don Juan Antonio el día de su entrada en la diócesis, ya que era tiempo de "Adviento", cuyo color litúrgico es el morado.

Además, esta casulla llevaba bordada la imagen del Resucitado que procesiona en la Ciudad el Domingo de Pascua.

Por parte de todos los grupos políticos locales, fue un gesto hermoso y de reconocimiento público, suspender los actos de su campaña electoral, como muestra de respeto y dolor ante la muerte del prelado, algo que ya no es fácil ver en la España de nuestro tiempo. También la Virgen de Castrotierra, considera popularmente casi como la Patrona de la Diócesis en algún tiempo, estaba  enlutada por el prelado. Esta antiquísima devoción, que la tradición remonta a los tiempos de Santo Toribio, sale de su Santuario de Castrotierra de la Valduerna -en rogativa pidiendo la lluvia- hasta la Catedral de Astorga a lo largo de 17 km. Por ese vínculo estrecho entre Nuestra Señora de Castro y la figura del Obispo astorgano, la cual siempre es recibida a las puertas de la ciudad por el prelado y el Cabildo en pleno, también se tuvo esta consideración. Cabe recordar que la Virgen únicamente sale cuando todos los representantes de cada pueblo de la Comarca que conforma el llamado "Grupo de Procuradores de la Tierra", están por unanimidad de acuerdo ante la situación del campo para solicitar al Obispado que la Virgen salga en rogativa. La Peregrinación que estaba prevista para estos días de Mayo, ha sido suspendida por el deceso de Monseñor Menéndez.

No moría un Obispo en Astorga desde 1994

El último obispo de Astorga que falleció en el cargo fue Monseñor Antonio Briva Miravent, el cual murió también en la propia Astorga por un infarto de miocardio, el 20 de Junio de 1994. Llevaba veintiséis años como obispo asturicense. Tenía sesenta y ocho años y aún le faltaban siete años para presentar la renuncia a la Santa Sede, como dispone el Derecho Canónico.

Don Antonio descansa en la Capilla opuesta a la de San Jerónimo, donde ha sido sepultado Don Juan Antonio. El recordatorio de las exequias de Don Antonio fue una estampa de la Virgen de la Majestad, mientras que en el de Monseñor Menéndez se puso la fachada de la Catedral de Astorga y la imagen de la Santina de Covadonga.

Aunque las tres principales obras publicadas de Don Antonio Briva tuvieron lugar a finales de los años cincuenta, fue un hombre que escribió muchísimo en diferentes revistas y publicaciones religiosas. Era un gran entendido en ecumenismo y relaciones interconfesionales. Además, tras su muerte, la Diócesis recogió sus escritos pastorales en un libro titulado ''La verdad en el amor''.

La herencia de Don Juan Antonio: ¿ahora qué?

Quizá el Municipio de Grao le conceda el título de hijo predilecto a título póstumo.

Probablemente el Ayuntamiento de Astorga le conceda una nueva calle con su nombre.

En Villamarín de Salcedo qué menos que una placa por parte de la Parroquia junto a su pila bautismal.
Un monolito en el pueblo en su recuerdo, o al menos que un letrero que indique ''esta era la casa del Obispo Juan Antonio Menéndez''.

Que hermoso sería recuperar la Casa Rectoral -hoy en ruinas- para poder exponer allí todos los objetos personales del prelado. Sus papeles, las bulas de sus nombramientos, sus ornamentos, sus pectorales, porque fue precisamente en esa Casa Rectoral donde él nació, al ser sus padres los cuidadores del anciano Párroco.

Lo más importante es rezar por él, para que Dios ejerza la misma misericordia que él  tuvo con los demás.

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