(Iglesia actualidad)
No se puede evangelizar si no estamos llenos del Amor del Señor. No se puede dar paz si no tenemos dentro esa paz. Nadie da lo que no tiene. Por eso Lucas nos pone contra la pared o estamos llenos y rebosamos hasta derrochar el amor de Dios y esto es la conversión o tenemos poco qué hacer.
No es bueno querer sembrar sin tener trigo abundante en el corazón. Mucha gente se aleja de la fe por las incoherencias de nuestras vidas. Nadie da lo que no tiene.
El fariseo, el autorreferencial que mira por encima del hombro a todos, porque yo no soy como ese, ha equivocado el camino de la santidad.
Solo creo en la santidad de los humildes. Sin humildad no se cimienta la santidad y no se puede avanzar en el camino del seguimiento de Cristo.
El fariseísmo es la religión del rigorismo de la ley. El cristianismo es la religión del amor, del corazón, donde desde la autenticidad de un amor desde dentro, nos lanza al olvido de si y al servicio de los más pobres y necesitados.
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