El pasado viernes 9 de noviembre las redes sociales se hacían eco de un mensaje que, en pocas horas, se hizo viral: enviar al periódico El País historias edificantes de curas para contrarrestar la campaña del diario que pretende difundir escándalos que afectan a la Iglesia, en concreto, casos de abusos sexuales.
El autor de esta iniciativa es Miquel Bordas, abogado y miembro de la Milicia de la Inmaculada fundada por San Maximilian Kolbe en 1919.
“De camino a Roma, en el avión, se me ocurrió esta idea. La escribí y se la envié a unos 50 amigos por Whatsapp. No pensé que iba a tener tanto alcance”, explica Miquel Bordas a Religión Confidencial.
Este abogado de 36 años revela a RC que cada milite de la Inmaculada se plantea en cada momento qué puede hacer por defender a la Iglesia, tal y como propone san Maximiliano.
“Yo comprendo que en el tema de los abusos cometidos por miembros de la Iglesia, contra los más pequeños e indefensos, escandalizan al pueblo cristiano y realmente a todos, creyentes o no. Pero lo que estamos viendo ahora contra el clero es alarmante”.
Sacerdotes insultados y vejados
Así, afirma que ha sido testigo presencial –“porque lo he visto en persona- de que muchos sacerdotes y religiosos que conozco son insultados y vejados –en España- por el mero hecho de serlo. Por ejemplo, simplemente por llevar un distintivo (un alzacuellos o un hábito). Acusados gratuitamente –donde más duele- de pederastas y otros epítetos, que no merecen. De la violencia verbal de la que son objeto es fácil pasar a la violencia física, como a veces desgraciadamente sucede”.
Esta ha sido una de las razones que le ha llevado a emprender esta iniciativa. El texto dice así:
“El diario El País lleva semanas solicitando información sobre casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos infieles a su ministerio en contra de los más pequeños y escandalizando a todo el Pueblo de Dios. Seguramente, la reacción de nuestros pastores no estuvo muchas veces a la altura de las circunstancias y las heridas causadas tardarán en sanar. Los del País piden que se les mande las terribles historias a un correo: abusos@elpais.es.”
Y continúa: “Obviamente, ese periódico "ilustrado" busca aquí más que la verdad el denigrar Nuestra Santa Madre Iglesia. Propongo sin embargo que les contemos a nuestros periodistas las historias edificantes de tanto bien y gracia que hemos recibido de nuestros padres sacerdotes y hermanos religiosos. Os propongo por tanto que mandemos estos testimonios de amor, entrega e intercesión que hemos recibido a la citada dirección en un ejercicio de reconocimiento y agradecimiento a la verdad”.
El mensaje concluye: “Dice el Apóstol San Pedro: "Porque así lo quiere Dios: que, haciendo el bien, le tapéis la boca a la estupidez de los ignorantes; y esto como hombres libres; es decir, no usando la libertad como tapadera de la villanía, sino como siervos de Dios" (1P 2,15-16).
Carta a El País
Miquel Bordas ha sido uno de los primeros en poner en práctica su petición y ha enviado una carta a El País a la que ha tenido acceso Religión Confidencial.
En ella, Bordas expresa que su “tristeza y dolor por el escándalo de los abusos son enormes. Tanto por las víctimas, que tenían derecho a ser tratadas con la dignidad que les correspondía, como por los hechos cometidos por algunos sacerdotes y religiosos, al violar una elemental norma moral de conducta, exigible objetivamente a toda persona, pero más a ellos, por lo que representan y por lo que se han comprometido a observar voluntariamente”.
El milite de la Milicia de la Inmaculada cuenta algunas experiencias positivas cerca de los sacerdotes: “Un amigo mío sacerdote, hace poco, dejó incluso su hipotética comodidad en España para irse de misionero a un lugar recóndito y pobrísimo de África. Otros sacerdotes cercanos tratan de superar las tensiones sociales que se viven por ejemplo en Cataluña o en el País Vasco, siendo desinteresados artífices de paz y reconciliación mediante el Evangelio. Otros amigos, frailes, compaginan su vida fraterna y de oración con la atención de personas de todo tipo y sobre todo los jóvenes. Cuántos sacerdotes con los cuales me cruzo todos los días se apresuran a llevar el consuelo espiritual a enfermos y familias en duelo cuando les ha dejado un ser cercano… ¿A quién acuden los pobres, cuando el sector público no es capaz de asistirles?”
El autor de esta iniciativa es Miquel Bordas, abogado y miembro de la Milicia de la Inmaculada fundada por San Maximilian Kolbe en 1919.
“De camino a Roma, en el avión, se me ocurrió esta idea. La escribí y se la envié a unos 50 amigos por Whatsapp. No pensé que iba a tener tanto alcance”, explica Miquel Bordas a Religión Confidencial.
Este abogado de 36 años revela a RC que cada milite de la Inmaculada se plantea en cada momento qué puede hacer por defender a la Iglesia, tal y como propone san Maximiliano.
“Yo comprendo que en el tema de los abusos cometidos por miembros de la Iglesia, contra los más pequeños e indefensos, escandalizan al pueblo cristiano y realmente a todos, creyentes o no. Pero lo que estamos viendo ahora contra el clero es alarmante”.
Sacerdotes insultados y vejados
Así, afirma que ha sido testigo presencial –“porque lo he visto en persona- de que muchos sacerdotes y religiosos que conozco son insultados y vejados –en España- por el mero hecho de serlo. Por ejemplo, simplemente por llevar un distintivo (un alzacuellos o un hábito). Acusados gratuitamente –donde más duele- de pederastas y otros epítetos, que no merecen. De la violencia verbal de la que son objeto es fácil pasar a la violencia física, como a veces desgraciadamente sucede”.
Esta ha sido una de las razones que le ha llevado a emprender esta iniciativa. El texto dice así:
“El diario El País lleva semanas solicitando información sobre casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos infieles a su ministerio en contra de los más pequeños y escandalizando a todo el Pueblo de Dios. Seguramente, la reacción de nuestros pastores no estuvo muchas veces a la altura de las circunstancias y las heridas causadas tardarán en sanar. Los del País piden que se les mande las terribles historias a un correo: abusos@elpais.es.”
Y continúa: “Obviamente, ese periódico "ilustrado" busca aquí más que la verdad el denigrar Nuestra Santa Madre Iglesia. Propongo sin embargo que les contemos a nuestros periodistas las historias edificantes de tanto bien y gracia que hemos recibido de nuestros padres sacerdotes y hermanos religiosos. Os propongo por tanto que mandemos estos testimonios de amor, entrega e intercesión que hemos recibido a la citada dirección en un ejercicio de reconocimiento y agradecimiento a la verdad”.
El mensaje concluye: “Dice el Apóstol San Pedro: "Porque así lo quiere Dios: que, haciendo el bien, le tapéis la boca a la estupidez de los ignorantes; y esto como hombres libres; es decir, no usando la libertad como tapadera de la villanía, sino como siervos de Dios" (1P 2,15-16).
Carta a El País
Miquel Bordas ha sido uno de los primeros en poner en práctica su petición y ha enviado una carta a El País a la que ha tenido acceso Religión Confidencial.
En ella, Bordas expresa que su “tristeza y dolor por el escándalo de los abusos son enormes. Tanto por las víctimas, que tenían derecho a ser tratadas con la dignidad que les correspondía, como por los hechos cometidos por algunos sacerdotes y religiosos, al violar una elemental norma moral de conducta, exigible objetivamente a toda persona, pero más a ellos, por lo que representan y por lo que se han comprometido a observar voluntariamente”.
El milite de la Milicia de la Inmaculada cuenta algunas experiencias positivas cerca de los sacerdotes: “Un amigo mío sacerdote, hace poco, dejó incluso su hipotética comodidad en España para irse de misionero a un lugar recóndito y pobrísimo de África. Otros sacerdotes cercanos tratan de superar las tensiones sociales que se viven por ejemplo en Cataluña o en el País Vasco, siendo desinteresados artífices de paz y reconciliación mediante el Evangelio. Otros amigos, frailes, compaginan su vida fraterna y de oración con la atención de personas de todo tipo y sobre todo los jóvenes. Cuántos sacerdotes con los cuales me cruzo todos los días se apresuran a llevar el consuelo espiritual a enfermos y familias en duelo cuando les ha dejado un ser cercano… ¿A quién acuden los pobres, cuando el sector público no es capaz de asistirles?”
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