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miércoles, 4 de julio de 2018

No pretenderían que nos declarásemos fans de la Pasionaria. Por Jorge González Guadalix

Las nuevas generaciones no tienen ni idea ni de quien fue Franco ni mucho menos de la truculenta historia de España en el siglo XX, de manera especial desde 1931. Lo único que saben es una manipuladísima visión de aquellos años, según la cual la república fue algo así como Imagine de Lenon, “Viva la gente” y “Yo tengo un gozo en el alma”, pero vino un señor que se llamaba Francisco Franco, dictador, genocida, y lo que quieran, que acabó con aquel paraíso en la tierra para convertirlo en la peor de las pesadillas.

Para esta versión de los hechos, la guerra civil fue la consecuencia del golpe de estado de Franco que no tuvo dudas en matar a millones de españoles con tal de implantar su régimen de terror.

Esta es la versión que la izquierda de este país lleva propagando desde casi la transición, y especialmente desde el gobierno de Rodríguez Zapatero. Han conseguido que esta y no otra sea la única versión posible a base de repetirla en todos los medos a su alcance y que cualquier discrepancia sea considerada simplemente fascismo, que no se sabe muy bien qué es, pero parece algo terrible.

Dentro de esta versión, la Iglesia siempre será presentada como cómplice, aliada del franquismo, justificadora del régimen. Dios te libre de escribir algo en contra, como este post, por ejemplo. Pero me apetece hacerlo.

La república de 1931, la conocida como segunda república, se proclama tras unas elecciones municipales, ganadas por la derecha, pero tras la cuales la izquierda salió a la calle anunciando su victoria y la república. Eran municipales y ganadas por los monárquicos.

Una de las primeras consecuencias de la proclamación de la república fue la quema de conventos, que con especial fuerza en Madrid y Málaga, afectó a más de cien edificios de casi toda España. No pasaba nada. Ya lo había dicho Azaña: “Todos los conventos de España no valen la vida de un republicano”.

Podríamos abundar en las bondades de la República. Por ejemplo, en la revolución de Asturias de 1934. Por ejemplo, en la salida de la mayor parte de las reservas de oro del Banco de España camino de Moscú, reservas que a valor de hoy podrían alcanzar más de veinte mil millones de euros.Interesante que las nuevas generaciones conozcan la persecución a la Iglesia desde la República y especialmente en la guerra civil española. Durante la guerra civil, en España, fueron asesinados 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas y más de 3.000 seglares. En total, unos 10.000 muertos por el delito de ser católicos y no renegar de ello.

Hasta 20.000 iglesias fueron destruidas. Muchas de ellas lo fueron antes de la Guerra. Se conservan numerosas fotos de milicianos profanando iglesias, quemándolas y posando con los ornamentos litúrgicos o directamente con los cuerpos de sacerdotes y religiosas cuyos cuerpos habían sido exhumados. Una imagen muy característica es la de la imagen del Sagrado Corazón de Getafe, siendo fusilado por los milicianos antes de que fuera volado.

Siguen diciendo que la iglesia española se alió con Franco. Normal. Cuando las llamadas tropas rojas han llevado a cabo semejante barbaridad, no pretenderían que la iglesia española pusiera alfombras a Carrillo, la Pasionaria, Largo Caballero o Negrín.

Pero esa iglesia que apoyó a Franco como su salvador, porque así fue, y que bendijo la dictadura especialmente al principio, fue una iglesia a la vez discreta, que predicó desde el final de la guerra la reconciliación, fue crítica con algunos aspectos del franquismo sobre todo desde los años sesenta y supo colaborar para que la transición fuera posible.
¿Que apoyamos a Franco como Iglesia? Normal. Nosotros, los católicos, perdimos, asesinados por la izquierda, es decir, socialistas, comunistas y anarquistas, 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas. Vimos caer arrasados más de 20.000 templos.Pudimos contemplar la burla contra lo religioso que llegó hasta profanar cadáveres y fusilar al mismísimo Corazón de Jesús. ¿Qué querían? Pues eso. Todos franquistas en aquel momento. Evidente.

Han pasado los años y se hizo una transición pensando en no remover cosas. Pero si se remueven, habrá que volver, desgraciadamente, a ello.

No me llamen fascista, por favor. Simplemente digan si los datos que ofrezco son falsos.

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