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viernes, 5 de enero de 2018

EL CUARTO REY MAGO. Por Juan García Inza

Una bonita historia que nos recuerda Daniela Cadena sobre Artabán, que era el cuarto Rey Mago que encaminó sus pasos hacia Occidente en busca del niño Jesús, y lo encontró años después. Como es costumbre, cada 6 de enero esperamos la llegada de los tres Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar viajaron a Belén desde el lejano oriente para entregarle a Jesús los regalos que traían: Oro, incienso y mirra.

Sin embargo, pocos saben que inicialmente eran cuatro los Reyes Magos que debieron haber llegado a Belén.

¿Qué pasó con el cuarto Rey Mago?
Artabán era el nombre del rey que jamás conoció a Jesús.

Su historia se encuentra en algunos textos antiguos que dan cuenta del largo camino que recorrió buscando a Jesús para entregarle el regalo que debió haberle obsequiado la noche en que nació.
Artabán junto con Melchor, Gaspar y Baltasar, habían hecho planes para reunirse en Borsippa, una antigua ciudad de Mesopotamia desde donde iniciarían el viaje que les llevaría hasta Belén para adorar al Mesías.

El cuarto Rey Mago llevaba consigo piedras preciosas para ofrecer a Jesús, pero cuando viajaba hacia el punto de reunión encontró en su camino a un anciano enfermo, cansado y sin dinero. Artabán se vio envuelto en un dilema por ayudar a este hombre o continuar su camino para encontrarse con los otros reyes. Obedeciendo a su noble corazón, decidió ayudar a aquel anciano.
Como consecuencia, al llegar al punto de reunion, no encontró más a sus tres compañeros de viaje.

Continuó su camino en soledad pero cuando llegó a Judea, no encontró ni a los Reyes ni al Redentor, sino a los soldados de Herodes degollando a recién nacidos. Arbatán le ofrece un rubí al soldado a cambio de la vida de uno de los niños, pero es apresado y encerrado bajo llave en el palacio de Jerusalén.

Treinta y tres años después el viejo y cansado Artabán llegó por fin a donde los rumores le habían llevado en su larga búsqueda por Jesús. La gente se reunía en torno al monte Gólgota para ver la crucifixión de un hombre que, decían, era el Mesías enviado por Dios para salvar las almas de los hombres. Artabán no tenía duda en su corazón, aquel hombre era quién había estado buscando durante todos esos años.

No sabemos si es verdadera la historia, pero todo es posible en esa gran aventura de buscar y encontrar a Dios. El se deja encontrar cuando menos lo esperamos. Lo importante es seguir siempre buscando.

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