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jueves, 14 de diciembre de 2017

El milagro de la Purísima

El pasado día 7 sonó el teléfono en el Convento de las Madres Agustinas Recoletas de Somió. Las religiosas atendieron como siempre presurosas la llamada, esperando la petición de alguna oración, algún aviso del capellán o, si acaso, de la vecina Comunidad de Carmelitas de la Providencia; pero nada de eso, el motivo era aún más especial.

Sorpresa era y sorpresa fue. Se les comunicaba que con el visto bueno tanto de su Federación en la persona del Padre Provincial, como de la Superiora de un convento hermano de Galicia, éste mostraba su generosidad ante la dramática situación que en el de Somió se venía viviendo. Desde Galicia les enviaban tres religiosas para revitalizar esta Comunidad, tan querida en la Villa de Gijón.

Al día siguiente, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, llegaban las tres nuevas hermanas: una religiosa gallega, ya mayor, pero muy dinámica y trabajadora; y dos jovencísimas guatemaltecas que llenan de esperanza vital el  futuro a la Comunidad. De las dos jóvenes, una ya es profesa y la otra se encuentra en la recta final de su noviciado.

La alegría esponjó, sin duda, el corazón de las tres hermanas que a trancas y barrancas luchaban por mantener viva la llama de la contemplación en ese hermoso cenobio que un día fuera el Palacio veraniego de los Obispos de Oviedo. La Madre Priora, Sor Asunción, no encuentra otras palabras: ¡esto ha sido un milagro de la Purísima y del Sagrado Corazón de Jesús!. Y no le falta razón, pues esta antiquísima comunidad, que antaño morara en lo que hoy se conoce como "la Tabacalera", y desde los años cuarenta del siglo pasado este referido y emblemático edificio de Somió, nunca ha cambiado de nombre; siempre quisieron ser el Convento del Santísimo Sacramento y la Purísima, y he aquí que la Madre del Cielo no se ha olvidado de ellas, reviviendo su esperanza cuando ya casi la habían perdido.

Ha sido una Navidad anticipada, o, mejor dicho, un regalo de Reyes prematuro. Ahora las seis hermanas, ya en equipo, podrán disponerse a esperar con un corazón ensanchado y agradecido al Rey de reyes que viene; al esposo que vendrá... Y para Sor Asunción no habrá ya otra llamada telefónica que le transforme la sonrisa que en su rostro quedó con la recibida en la Víspera de la Patrona del Convento.

Felicidades Hermanas, y a seguir creciendo.

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