Decir Covadonga es decir María, es evocar el Arca de la Alianza nueva, es sentirse en casa, la casa de la Madre, la casa de todos, donde nadie es extraño. Covadonga es refugio y meta de peregrinación, es aliento de esperanza. Es santuario, lugar de la presencia de Dios, donde a través de la belleza de un paisaje único y conmovedor tantas personas llegan a Él.
Desde el pasado 8 de septiembre nos hemos metido en el camino de bendición que supone un Año Santo. Los primeros pasos son siempre lentos y balbucientes pero podemos decir que en Covadonga estamos notando el paso hermoso de la gracia de Dios, son muchísimas las personas que se acercan al sacramento de la confesión, en muchos casos después de años de no hacerlo, para ganar el Jubileo. Se nota, y mucho, la afluencia de personas que en grupo o de manera individual vienen con el fin jubilar, parroquias, familias enteras, grupos de amigos... y no solo de Asturias, sino de toda España y de muchos rincones del mundo. Peregrinos que llegan de México, Puerto Rico, Colombia, Argentina, Estados Unidos, de Francia, Italia, Alemania... y muchos hermanos de Portugal. Lo hacen utilizando todo tipo de vehículos, coches, motos, caravanas, bicicletas, caballos... y autobuses de toda gama y color.
Se nota que la afluencia va creciendo con motivo del Año Santo. Los pasados días en torno al 12 de octubre han sido de máxima concentración de visitantes ¡como en pleno verano!
Por el Santuario, desde el comienzo del Año Santo, han pasado las Teresianas que han venido a renovar su “voto” y compromiso con Covadonga. Al inicio del curso estuvieron los profesores y educadores cristianos que aquí han recibido de manos del Sr. Arzobispo el “envío” de su misión. También se hicieron presentes ese mismo fin de semana los hermanos presos y todos los que trabajan en esta pastoral, que recorrieron a pie parte del camino de Covadonga para postrarse ante la Santina implorando la libertad tan deseada y un curso lleno de paz. Han pasado también los miembros de la Hospitalidad de Ntra. Sra. de Lourdes, enfermos, discapacitados, cuidadores.... nos queda el compromiso de hacer un Santuario accesible para todos.
Son también numerosas las parroquias y colegios de nuestra diócesis que van peregrinando a ganar la gracia del Jubileo, e incontables los obispos que van peregrinando estos días, de Perú, Colorado (EE.UU.), Puerto Rico, Francia... Así va transcurriendo el Año Santo. Nuestra Santina va tocando corazones mostrándose Madre y Reina. Con paso firme la lluvia fina de la gracia Dios va haciendo su trabajo contando siempre con nuestra respuesta. En Covadonga estamos siempre para acoger y servir, haciendo que todos se sientan en casa y vuelvan a sus hogares transformados por el verdadero encuentro que alienta y dignifica.
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