Esta a la orden del día por parte de algunos nuevos "salvapatrias" con olor a rancio, bombardear todo aquello que tenga el mínimo rostro o referencia a sacristía, y líbrete Dios de aventurarte a defender o discrepar de lo que ya está sentenciado, pues solo conlleva perder el tiempo y saliva contra las relucientes tiranías con aparente proyección democrática.
Normalmente el críticón (que no pocas veces va dando ejemplo de cristiano) con sus propios y al tiempo ignorantes argumentos, no admite otra opinión, y el defensor de cualquier tesis contraria a la suya será tachado imediatamente por éste cómplice. Quién no ha oído decir:
"Tú que vas a decir que estás ahí metido"
"Fue a opinar la beata"
"¡Esos son del bando del cura!"
Así se cumple ya, de entrada, con las advertencias hechas por el Señor: ''sereis calumniados por mi nombre'' o en palabras del salmista: ''por tu causa nos degüellan cada día''.
Comprendo que para algunos pueda ser difícil llegar a entender con un mínimo de prisma la idiosincrasia de la Iglesia, el ritmo de marcha de los que la formamos, y cómo Dios interactua en nuestras vidas por medio de esta Institución que supera con creces toda definición. La Iglesia es y será siempre hogar, escuela y atrio para el último en llegar o el primero en querer irse.
La Iglesia, fiel esposa del Señor, goza en su esencia femenina de todas las virtudes y dones con los que cuenta toda mujer: ternura, paciencia, escucha, disponibilidad, maternidad..., ¿pero sabemos corresponder a esta madre?
El Papa Francisco en su clarividencia, es amigo de denunciar los problemas, males -o como él denomina- ''enfermedades'' sobre realidades que nos afectan. Es una buena forma de ayudarnos a meditar por dónde vienen las flaquezas personales y las balas ajenas. A mi modo de ver, siempre hay tres frentes: estos, esos y aquellos. Empecemos por los más lejanos:
AQUELLOS: Este grupo hace ruido, pero es el más inofensivo. Manifiestan un odio visceral a la Iglesia-Parroquia en múltiples versiones. Unos, desde siempre, por herencia familiar, normalmente asociada a una ideología política, y otros por que "no comulgan" con la línea pastoral actual dado que sólo la suya es válida... No representan amenaza alguna, y en buena parte sus gruñidos ayudan a definir el camino a seguir y además confirman que vamos por el bueno: ''Ladrán los perros Sancho, luego cabalgamos''.
ESOS: Son los más "light", ni odian a la Iglesia ni se sienten parte de ella. No saben de nada, como de todo saben. No son malos, en todo caso bocazas, y particularmente en Asturias tenemos un término específico para definir sus opiniones, comentarios o valoraciones: "una babayada''. Ejemplo: La mujer que "Hola" en ristre y rulos de "permanente" en la cabeza, refunfuña en la peluquería porque la parroquia cambiará la luz, cuando hace treinta años que ella no pisa el templo excepto para lucir sus peinados en funerales, bodas o primeras comuniones. Uno podría preguntarle si conocía el estado de la instalación, si acaso conoce los pormenores y circunstancias que lo motivan, o si tan siquiera el asunto le va o viene a ella. No ha lugar perder el tiempo con "babayadas", y mejor dejar a la prójima que siga ilustrando su ignorancia con la sabrosa prensa del corazón.
ESTOS: Son los más peligrosos, pues "están en casa" y comparten mesa con el Señor en el cenáculo, como Judas. Parece que están, pero no están; dicen que son, pero no son... Hay otras ovejas que no son de este redil' (Jn 10,16).
Al fin de cuentas, unos y otros no han entendido nada, sino que se quedan a años luz esperando un tren que no llegará, pues ya lo han dejado pasar muchas veces. La oportunidad de descubrir una realidad que supera su ombliguil punto de vista, pensamiento y sentir terrenal, pues hablamos de algo que no es de este mundo aunque ya está en él, pero tampoco al alcance de los que miran sin ver y oyen pero no escuchan.
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