San Antonio María Zaccaria
Nace en Cremona (Italia) en los inicios del siglo del Renacimiento, en 1502 sus padres fueron Lázaro Zaccaria y Antonieta Pescaroli. Su padre murió cuando Antonio María tenía sólo meses de vida quedando al cuidado de su piadosa madre Antonieta quien se avoca diligentemente al cuidado de su hijo iniciándolo en el camino de la fe y la santidad. En 1517a los 15 años de edad, Antonio María parte de su hogar para dirigirse a Pavía a realizar estudios superiores en filosofía y lenguas clásicas. En 1520 se dirige esta vez a Padua a estudiar medicina, estudios que terminarán en 1524 con la investidura doctoral, sin embargo, la vida le deparará otro camino, un camino dirigido al sacerdocio. Después de la estricta preparación teológica y bíblica es ordenado sacerdote en 1528 a la edad de 26 años en la misma iglesia donde realizaba sus actividades pastorales como laico, en la iglesia bizantina de San Vidal. Decide posteriormente trasladarse de Cremona a Milán donde conoce a Bartolomé Ferrari y Jaime Antonio Morigia quienes, encantados con el sacerdote cremonés, serán después los cofundadores de la renovadora familia de los Padres Barnabitas en medio de la tormentosa escena de la decadencia de la Iglesia y los desórdenes y confusión de la reforma luterana. La luminosa idea y decisión de Antonio María es compartida por los nobles patricios de Morigia y Ferrari. Será en 1533 que el Papa Clemente VII aprueba la nueva orden de los Clérigos Regulares de San Pablo que serán llamados posteriormente por el pueblo como barnabitas en virtud de la primera iglesia que la nueva orden construyó y dirigió en Milán la cual estaba dedicada a San Bernabé.
Junto a la condesa de Guastalla, Ludovica Torelli, que ya reunía mujeres dirigidas por el joven sacerdote cremonés, funda en 1535 la congregación de las Hermanas Angelicas de San Pablo, mujeres que tenían por entonces una intensa actividad apostólica en las calles, casas y hospitales, una innovación renovadora inusual para la época pero que, sin embargo, el Concilio de Trento las llamará posteriormente a la clausura.
La luminosa intuición creadora y renovadora de Antonio María no iba quedarse sólo allí, en 1539 nace el movimiento de Laicos de San Pablo, que, trabajando en conjunto con las otras dos fundaciones, debían darle a la Iglesia el espíritu transformador que tanto necesitaba. Los comienzos de las nuevas fundaciones no fueron nada de fáciles pero el Santo Sacerdote y Médico les invitaba a resistir hasta la muerte. Las comunidades se enriquecían continuamente en más miembros y gracia divina. Una obra de Dios se había realizado, el santo fundador fue el instrumento de Aquél que renueva todas las cosas. El aún joven Antonio María decide, ya sin fuerzas y con un tremendo malestar físico, volver a Cremona junto a su madre. Muere el 5 de julio de 1539 cuando sólo contaba con 36 años de edad.
Fue canonizado en 1897 por el Papa León XIII.
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