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jueves, 13 de julio de 2017

Celiaquía y sagrada comunión. Por María Núñez González

La hija de mi amiga es celiaca, tiene 12 años y, cuando en domingo acude a misa a una iglesia que no sabe si tendrá formas sin gluten, las lleva con ella en una pequeña teca (es una cajita de forma circular que sirve para llevar la comunión o viático a los enfermos). Eso sí, han de llegar cinco minutitos antes, para avisar al sacerdote y que éste la ponga sobre el altar, de forma que en virtud de la consagración se transforme en el Cuerpo del Señor.

Estos días ha habido un gran revuelo por la desinformación de lo que dice la carta circular del encargado en el Vaticano de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Sarah, a los obispos sobre el pan y el vino para la Eucaristía, que en uno de los puntos está escrito:

a) “Las hostias sin nada de gluten son materia inválida para la Eucaristía. Son materia válida las hostias con la mínima cantidad de gluten necesaria para obtener la panificación sin añadir sustancias extrañas ni recurrir a procedimientos que desnaturalicen el pan (A. 1-)”.

En los últimos años se ha conseguido elaborar hostias confeccionadas con almidón de trigo, las cuales contienen una cantidad imperceptible de gluten, lo que permite la panificación –y, consiguientemente, son materia válida para la Eucaristía–, pero no perjudican la salud de los celiacos. La Congregación para la Doctrina de la Fe ha notificado que este tipo de hostias son conformes a las disposiciones de la Iglesia sobre la materia de la Eucaristía (Tarcisio Bertone, carta al presidente de la Asociación Italiana de Celiacos (17/08/01), Prot 89/78-1354).

Estas hostias, que son adecuadas para la celebración de la misa, son confeccionadas con trigo denominado Cerestar (Triticum spp). Los análisis realizados en distintos laboratorios indican que el porcentaje de gluten que contienen es tan bajo (inferior a 20 ppm) que no es previsible que cause efectos indeseados en los celiacos, aunque lo consuman diariamente.

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