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martes, 4 de abril de 2017

Sólo hay salvación en Cristo en la Cruz, en ella toma el veneno del pecado y cura, explica el Papa

(Rel.) En el Antiguo Testamento hay una escena peculiar: los israelitas avanzan por el desierto murmurando contra Dios y les muerden unas serpientes; entonces Dios les instruye para que construyan la enseña de una serpiente de bronce y la pongan en alto y la contemplen, y así se sanarán.

El Papa Francisco ha explicado este martes en la misa en Casa Santa Marta el significado de esta escena: la serpiente en lo alto representa la Cruz de Cristo donde está el veneno del pecado que Él toma para sanarlo.

No salvan las ideas ni la buena voluntad
“La salvación sólo viene de la cruz, pero de esta cruz que es Dios hecho carne. No hay salvación en las ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en el deseo de ser buenos… No. La única salvación está en Cristo crucificado, porque sólo Él, como significaba la serpiente de bronce, ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado y nos ha curado allí", explió el Pontífice en la homilía matinal.

"Pero ¿qué es la cruz para nosotros?", prosiguió. "Sí, es el signo de los cristianos, es el símbolo de los cristianos. Y nosotros nos hacemos el signo de la cruz, pero no siempre lo hacemos bien, a veces hacemos así… Porque no tenemos esta fe en la cruz. Otras veces, para algunas personas es un distintivo de pertenencia: ‘Sí, yo llevo la cruz para hacer ver que soy cristiano’. Está bien eso, pero no sólo como distintivo, como si fuera de un equipo, el distintivo de un equipo: como memoria de Aquel que se ha hecho pecado”.

Cuidemos de no morir en el propio pecado
Además, prosiguió diciendo Francisco, otros llevan la cruz como un ornamento y algunos la llevan con piedras preciosas para hacerse ver.

“Dios dijo a Moisés: El que mire a la serpiente será curado”. Jesús dice a sus enemigos: ‘Cuando habrán levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán’. El que no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus propios pecados, no recibirá aquella salvación”.

Tres veces Jesús en el Evangelio de la liturgia del día dice a los fariseos: “Morirán en sus pecados”, porque tenían el corazón cerrado y no comprendían aquel misterio que era el Señor. “Morir en el propio pecado es una cosa fea”, dijo el Papa.

“Hoy la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado, por amor a mí. Y cada uno de nosotros puede decir: ‘Por amor a mí’. Y podemos pensar: ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Cómo un recuerdo? Cuando hago el signo de la cruz ¿soy consciente de lo que hago? ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Sólo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso? ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Cómo ornamento? ¿Cómo una joya, con tantas piedras preciosas, de oro…? ¿He aprendido a llevarla sobre los hombros, donde hace mal? Cada uno de nosotros mire hoy al Crucificado, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados y responda a estas preguntas que yo les he sugerido”.

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