«Quiero crear la Asociación de Amigos de San José, una red de sacerdotes y voluntarios para colaborar con la Casa»
Jesús García Valle Director de la Casa Sacerdotal
Recibe a EL COMERCIO en la Casa Sacerdotal, en el Oviedo Antiguo. Son las 11.30, pero a Jesús García Valle le surge un imprevisto. Un sacerdote se siente indispuesto y tiene que acompañarle al médico. Lo resuelve con la ayuda de otro cura. Un goteo de gente traspasa la puerta principal de la Casa, su director está al tanto de todo, móvil en mano. Está contento. Desprende alegría y tiene claras sus intenciones en este cargo estrenado hace medio año: abrir la Casa Sacerdotal y dotarla de nuevas actividades.
Pasó su vida prácticamente en oriente asturiano.
Nací en Villaviciosa y me ordené en 1978. Estuve en parroquias de el Cares, en el concejo de Cabrales. Después de coadjutor en Ribadesella, también en el concejo de Ribadedeva como cura párroco de Colombres, y estos últimos años llevando unas parroquias en el concejo de Villaviciosa.
Regresó a sus orígenes.
Sí. Soy hijo único y mis padres requerían las atenciones propias de ser mayores, asistirles y acompañares en todo lo que precisaban. Fue una fortuna disfrutar con ellos los últimos años de su vida, fue una gran satisfacción. La pérdida de mi madre supuso para mí... (silencio) una gran falta. Te hace ver las cosas de otra manera.
A pesar de la fe.
Sí. No tiene nada que ver. Los sentimientos son los sentimientos. Y sentir es amar, y la pérdida de los seres queridos es un sentimiento de dolor.
¿Cuándo llegó a Oviedo?
El 15 de septiembre se dio a conocer la noticia de que era el nuevo encargado de la Casa. Me presentaron a las personas encargadas de ella, a los sacerdotes residentes, fue una mañana maratoniana.
¿Qué balance hace?
Positivo.
¿Contento?
Sí, pero también es un poco pronto para echar las campanas al vuelo (ríe). Son los comienzos. Es una casa muy voluminosa. Tiene tres capillas, a cual más bonita.
Mucha gente viene a encargar misas, pero ¿se puede asistir a ellas?
No es costumbre, habitualmente no. Los domingos hay misa a las 11 en la capilla mayor, y estaría bonito que la gente viniese. Es una misa súper, por lo bien que lo hacen en las oraciones, en los cantos, concelebrando todos... Es una misa de mucha devoción por parte de los sacerdotes, que se vive de verdad.
¿Qué más hay?
Dos comedores, una gran azotea, 70 habitaciones. Tiene también enfermería, ahora con seis sacerdotes en esa planta. Sufren algo de demencia y problemas de movilidad.
¿Cuántos sacerdotes viven en este momento?
54. Hacen falta cubrir unas 15 plazas.
¿No hay demanda?
Esta Casa se hizo en unos momentos en que había muchos sacerdotes en ejercicio en la diócesis, y ahora hay muchas habitaciones desocupadas y hasta otras dependencias que no están utilizadas y hay que pensar en darles uso.
¿Por ejemplo?
Tenemos un salón de actos muy grande y está sin actividad. También hay unos baños y una especie de bar-cafetería.
¿Qué le gustaría que acogieran?
Es una pena que no haya actividad, quizá se pueda ofrecer para charlas, conferencias o reuniones.
¿Qué tiene que hacer un sacerdote para vivir aquí?
Solicitarlo, formalidades propias.
¿Hay que estar retirado?
Sobre todo, la Casa es para prestar atención a los sacerdotes mayores, retirados, que precisan la compañía, el cuidado personal, las comodidades, la asistencia médica sanitaria, el descanso, la distracción y la vida espiritual. Pero la Casa también ofrece el servicio de comedor y alojamiento para sacerdotes externos, que quieran venir a comer o quedarse y que prefieran estar aquí cómodos. Es una función muy importante para los sacerdotes en activo.
¿Cuál es su función como director?
Coordinar ese ensamblaje del personal trabajador, comunidad religiosa y sacerdotes; también, el cuidado de los sacerdotes, un cuidado que responde a la acogida, al acompañamiento y a la vigilancia.
¿Cuántas hermanas les acompañan?
Tenemos cinco Dominicas de la Anunciata, hacen labores ocupacionales y de encargo del servicio de la personal, llámese la cocina, de ornamentación, lavandería... Viven aquí en la planta baja.
También el arzobispo emérito.
Sí. Fue su cumpleaños el 26 de febrero y también vive aquí, don Jesús, el arzobispo. Tiene su piso independiente en la Casa.
¿Dispone de algún cuidado especial?
No, don Jesús es muy sencillo, muy humilde, quiere ser uno más con los sacerdotes, no quiere ninguna distinción, al contrario, aunque se lo merece procura pasar siempre desapercibido como un humilde siervo.
Hay 14 sacerdotes que superan los 90 años.
Sí, así que la Casa Sacerdotal responde, porque cuando llegan a los 90 y pasan de los 90 es que los cuidan y tratan bien. Es una llamada al resto: ¡vengan ustedes para acá que aquí larga vida, muchos años!
Usted quiere animar la Casa Sacerdotal. ¿Qué ha hecho en estos meses?
Hemos querido animar la convivencia con algún aliciente o actividad. Hemos tenido un amagüestu en la temporada otoñal, con castañas y sidra. En tiempo de Navidad, un concierto de la Schola Cantorum de la Catedral, y por último la visita de los Reyes Magos que nos han traído a todos un obsequio y mucha ilusión. Son todo novedades
¿Y entre sus proyectos?
El jueves eucarístico para pedir por las vocaciones, que consiste en la exposición del Santísimo entre cinco y media y ocho y media. Tres horas de adoración y contemplación. Nos encanta. Los sacerdotes de la Casa Sacerdotal son muy piadosos, pasan mucho tiempo en el oratorio haciendo oración. La exposición del Santísimo será a partir de la próxima semana y todos los jueves, día sacerdotal. A largo plazo, la creación de la Asociación de Amigos de San José, es decir crear una red de sacerdotes y seglares para colaborar, ayudar y aportar a la Casa Sacerdotal, y que pudiese surgir un voluntariado con vocación y cualificación para dedicar tiempo a estar con los sacerdotes. El tercer proyecto, comentado ya, es la disponibilidad de la Casa, comedor y habitaciones, para sacerdotes con cometidos pastorales. Quiero que la Casa Sacerdotal sea un lugar de encuentro para los sacerdotes, como casa diocesana, y no un lugar de paso o de futuro.
La Casa Sacerdotal está en pleno Oviedo Antiguo, repleto de bares.
Vivimos en el casco histórico con estas calles solitarias, con estas luces que invitan a hacer ese paseo por la historia de Oviedo. Nosotros estamos ubicados al lado del Conservatorio, de la comunidad Hijas María Inmaculada que se dedica a los inmigrantes, de la Cocina Económica... somos un vecindario muy plural.
Pero también están los bares.
Cuando ocurre la movida, la gente de la Casa está recogida. Me entero yo cuando salgo a correr a las siete de la mañana y es cuando me encuentro...
A jóvenes aún de juerga.
Bueno, de juerga o de regreso.
¿Cómo lo ve?
Son las formas de vida propias de este momento, así lo entiendo. Pienso que son jóvenes universitarios que entre semana cumplen con sus obligaciones y el sábado van con sus amigos a lo que les gusta. Ese es mi pensamiento. Lo que podríamos preguntarnos es si este tipo de diversión es la más sana, pero solo preguntarnos, porque cómo vamos a enjuiciar, están unas familias, una sociedad y ellos mismos... Todos pasaron por estos años, luego llega el momento en que van acabando la facultad, se echan moza y esos años se acabaron y a otra cosa. Trato de hacer una lectura positiva. Lo que me pregunto es cómo se puede compaginar esto con la falta de vocaciones. Viendo la vida de los jóvenes, nosotros estamos a mil años luz. Nuestros ideales en este momento no son ni interrogación ni motivación para los jóvenes. Son vida paralelas.
A las siete de la mañana es testigo directo de los restos de suciedad que conlleva, en ocasiones, la movida.
El aspecto desagradable para mí es la agresión al medio, al entorno. Yo creo que el casco histórico sufre permanentemente. Todas las mañana, cuadrillas del Oviedo ecológico están encharcando, no limpiando, las calles para que cuando amanezca la ciudad no se vea lo que pasó. Y luego están todos los montajes que se hacen, es como ponerle una pistola a un santo.
Actualmente, algunos políticos no apoyan la Iglesia.
En sus enseñanzas, la Iglesia ya ha dicho que con las autoridades independencia y mutua colaboración. Estamos llamados a entendernos y no hacer cosas excluyentes. También la religión es algo público que se manifiesta, precisamente, en nuestros monumentos, obras de artes, y que eso manifiesta las raíces de nuestra historia, la dimensión religiosa que tiene todo hombre. Y como se apoyan otras cosas, deportivas, culturales, recreativas, festivas, por qué no a la comunidad católica que es mayoría, qué hay de malo. Además que los dineros que destinan son ridículos con relación a otros gastos. Qué bien está entenderse. Y hacer las cosas fáciles.
Pasó su vida prácticamente en oriente asturiano.
Nací en Villaviciosa y me ordené en 1978. Estuve en parroquias de el Cares, en el concejo de Cabrales. Después de coadjutor en Ribadesella, también en el concejo de Ribadedeva como cura párroco de Colombres, y estos últimos años llevando unas parroquias en el concejo de Villaviciosa.
Regresó a sus orígenes.
Sí. Soy hijo único y mis padres requerían las atenciones propias de ser mayores, asistirles y acompañares en todo lo que precisaban. Fue una fortuna disfrutar con ellos los últimos años de su vida, fue una gran satisfacción. La pérdida de mi madre supuso para mí... (silencio) una gran falta. Te hace ver las cosas de otra manera.
A pesar de la fe.
Sí. No tiene nada que ver. Los sentimientos son los sentimientos. Y sentir es amar, y la pérdida de los seres queridos es un sentimiento de dolor.
¿Cuándo llegó a Oviedo?
El 15 de septiembre se dio a conocer la noticia de que era el nuevo encargado de la Casa. Me presentaron a las personas encargadas de ella, a los sacerdotes residentes, fue una mañana maratoniana.
¿Qué balance hace?
Positivo.
¿Contento?
Sí, pero también es un poco pronto para echar las campanas al vuelo (ríe). Son los comienzos. Es una casa muy voluminosa. Tiene tres capillas, a cual más bonita.
Mucha gente viene a encargar misas, pero ¿se puede asistir a ellas?
No es costumbre, habitualmente no. Los domingos hay misa a las 11 en la capilla mayor, y estaría bonito que la gente viniese. Es una misa súper, por lo bien que lo hacen en las oraciones, en los cantos, concelebrando todos... Es una misa de mucha devoción por parte de los sacerdotes, que se vive de verdad.
¿Qué más hay?
Dos comedores, una gran azotea, 70 habitaciones. Tiene también enfermería, ahora con seis sacerdotes en esa planta. Sufren algo de demencia y problemas de movilidad.
¿Cuántos sacerdotes viven en este momento?
54. Hacen falta cubrir unas 15 plazas.
¿No hay demanda?
Esta Casa se hizo en unos momentos en que había muchos sacerdotes en ejercicio en la diócesis, y ahora hay muchas habitaciones desocupadas y hasta otras dependencias que no están utilizadas y hay que pensar en darles uso.
¿Por ejemplo?
Tenemos un salón de actos muy grande y está sin actividad. También hay unos baños y una especie de bar-cafetería.
¿Qué le gustaría que acogieran?
Es una pena que no haya actividad, quizá se pueda ofrecer para charlas, conferencias o reuniones.
¿Qué tiene que hacer un sacerdote para vivir aquí?
Solicitarlo, formalidades propias.
¿Hay que estar retirado?
Sobre todo, la Casa es para prestar atención a los sacerdotes mayores, retirados, que precisan la compañía, el cuidado personal, las comodidades, la asistencia médica sanitaria, el descanso, la distracción y la vida espiritual. Pero la Casa también ofrece el servicio de comedor y alojamiento para sacerdotes externos, que quieran venir a comer o quedarse y que prefieran estar aquí cómodos. Es una función muy importante para los sacerdotes en activo.
¿Cuál es su función como director?
Coordinar ese ensamblaje del personal trabajador, comunidad religiosa y sacerdotes; también, el cuidado de los sacerdotes, un cuidado que responde a la acogida, al acompañamiento y a la vigilancia.
¿Cuántas hermanas les acompañan?
Tenemos cinco Dominicas de la Anunciata, hacen labores ocupacionales y de encargo del servicio de la personal, llámese la cocina, de ornamentación, lavandería... Viven aquí en la planta baja.
También el arzobispo emérito.
Sí. Fue su cumpleaños el 26 de febrero y también vive aquí, don Jesús, el arzobispo. Tiene su piso independiente en la Casa.
¿Dispone de algún cuidado especial?
No, don Jesús es muy sencillo, muy humilde, quiere ser uno más con los sacerdotes, no quiere ninguna distinción, al contrario, aunque se lo merece procura pasar siempre desapercibido como un humilde siervo.
Hay 14 sacerdotes que superan los 90 años.
Sí, así que la Casa Sacerdotal responde, porque cuando llegan a los 90 y pasan de los 90 es que los cuidan y tratan bien. Es una llamada al resto: ¡vengan ustedes para acá que aquí larga vida, muchos años!
Usted quiere animar la Casa Sacerdotal. ¿Qué ha hecho en estos meses?
Hemos querido animar la convivencia con algún aliciente o actividad. Hemos tenido un amagüestu en la temporada otoñal, con castañas y sidra. En tiempo de Navidad, un concierto de la Schola Cantorum de la Catedral, y por último la visita de los Reyes Magos que nos han traído a todos un obsequio y mucha ilusión. Son todo novedades
¿Y entre sus proyectos?
El jueves eucarístico para pedir por las vocaciones, que consiste en la exposición del Santísimo entre cinco y media y ocho y media. Tres horas de adoración y contemplación. Nos encanta. Los sacerdotes de la Casa Sacerdotal son muy piadosos, pasan mucho tiempo en el oratorio haciendo oración. La exposición del Santísimo será a partir de la próxima semana y todos los jueves, día sacerdotal. A largo plazo, la creación de la Asociación de Amigos de San José, es decir crear una red de sacerdotes y seglares para colaborar, ayudar y aportar a la Casa Sacerdotal, y que pudiese surgir un voluntariado con vocación y cualificación para dedicar tiempo a estar con los sacerdotes. El tercer proyecto, comentado ya, es la disponibilidad de la Casa, comedor y habitaciones, para sacerdotes con cometidos pastorales. Quiero que la Casa Sacerdotal sea un lugar de encuentro para los sacerdotes, como casa diocesana, y no un lugar de paso o de futuro.
La Casa Sacerdotal está en pleno Oviedo Antiguo, repleto de bares.
Vivimos en el casco histórico con estas calles solitarias, con estas luces que invitan a hacer ese paseo por la historia de Oviedo. Nosotros estamos ubicados al lado del Conservatorio, de la comunidad Hijas María Inmaculada que se dedica a los inmigrantes, de la Cocina Económica... somos un vecindario muy plural.
Pero también están los bares.
Cuando ocurre la movida, la gente de la Casa está recogida. Me entero yo cuando salgo a correr a las siete de la mañana y es cuando me encuentro...
A jóvenes aún de juerga.
Bueno, de juerga o de regreso.
¿Cómo lo ve?
Son las formas de vida propias de este momento, así lo entiendo. Pienso que son jóvenes universitarios que entre semana cumplen con sus obligaciones y el sábado van con sus amigos a lo que les gusta. Ese es mi pensamiento. Lo que podríamos preguntarnos es si este tipo de diversión es la más sana, pero solo preguntarnos, porque cómo vamos a enjuiciar, están unas familias, una sociedad y ellos mismos... Todos pasaron por estos años, luego llega el momento en que van acabando la facultad, se echan moza y esos años se acabaron y a otra cosa. Trato de hacer una lectura positiva. Lo que me pregunto es cómo se puede compaginar esto con la falta de vocaciones. Viendo la vida de los jóvenes, nosotros estamos a mil años luz. Nuestros ideales en este momento no son ni interrogación ni motivación para los jóvenes. Son vida paralelas.
A las siete de la mañana es testigo directo de los restos de suciedad que conlleva, en ocasiones, la movida.
El aspecto desagradable para mí es la agresión al medio, al entorno. Yo creo que el casco histórico sufre permanentemente. Todas las mañana, cuadrillas del Oviedo ecológico están encharcando, no limpiando, las calles para que cuando amanezca la ciudad no se vea lo que pasó. Y luego están todos los montajes que se hacen, es como ponerle una pistola a un santo.
Actualmente, algunos políticos no apoyan la Iglesia.
En sus enseñanzas, la Iglesia ya ha dicho que con las autoridades independencia y mutua colaboración. Estamos llamados a entendernos y no hacer cosas excluyentes. También la religión es algo público que se manifiesta, precisamente, en nuestros monumentos, obras de artes, y que eso manifiesta las raíces de nuestra historia, la dimensión religiosa que tiene todo hombre. Y como se apoyan otras cosas, deportivas, culturales, recreativas, festivas, por qué no a la comunidad católica que es mayoría, qué hay de malo. Además que los dineros que destinan son ridículos con relación a otros gastos. Qué bien está entenderse. Y hacer las cosas fáciles.
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