San Julián fue arzobispo de Toledo. Asiduo en la oración, apasionado por el culto divino, diligente conservador de las sagradas ceremonias, enriqueció el Oficio con nuevas ora- ciones. Presidió algunos Concilios de Toledo en los cuales fueron condenados los errores de los monoteletas. Escribió el Prognósticon y otras obras. Fue llamado al Cielo en el año 690. Las reliquias de su cuerpo -trasladado a Oviedo cuando la invasión musulmana- se veneran devotamente en la Catedral junto con las del obispo san Serrano.
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