Comenzábamos este curso pastoral con la mirada puesta en Santa Teresa de Jesús, en su vida y en sus obras, con motivo de la celebración del V Centenario de su nacimiento. La relectura de los escritos de la Santa abulense nos ha ayudado a recobrar la dimensión mística y espiritual que toda persona lleva dentro de sí, y que habitualmente se oculta porque hoy no es políticamente correcto hablar de las cosas del espíritu. La participación en el Año Jubilar Teresiano ha sido un reclamo fuerte para que la diócesis, y muchas parroquias, hayan peregrinado a Ávila donde los peregrinos encontraron misericordia, paz y armonía espiritual. Con este telón espiritual de fondo hemos seguido impulsando en los arciprestazgos y parroquias, con la colaboración de las Delegaciones Diocesanas, los objetivos y acciones de nuestro Plan Pastoral “La ciudad se llenó de alegría”.
En concreto, se ha trabajado en los arciprestazgos el “Directorio de catequesis e iniciación cristiana”para concretar la aplicación de los criterios y normas que aparecen en él. Como consecuencia, ya se han puesto en marcha algunas experiencias de catequesis familiar en las cuales el protagonismo de la trasmisión de la fe y de la catequesis recae sobre los propios padres, arropados por los catequistas y la comunidad parroquial. A finales de este curso se ha creado y puesto en marcha el Instituto teológico San Juan Pablo II, porque nos preocupa la formación cristiana de los seglares para que asuman su propia vocación de ser testigos de la fe en el mundo, dando razón de su esperanza y comprometiéndose en la transformación de la sociedad según los planes de Dios. A lo largo de este curso se ha renovado la dirección de Cáritas Asturias, que continúa con la inmensa labor de animar el compromiso solidario de las comunidades cristianas y además, a poner en marcha nuevos proyectos para la atención de las necesidades de los más pobres de entre los pobres. En este sentido Cáritas está dando pasos para facilitar viviendas a quien se ve en la calle y ha inaugurado roperos solidarios para crear puestos de trabajo y, al mismo tiempo, que las personas sin recursos puedan adquirir prendas de vestir por un precio simbólico. Por último, los obispos damos gracias a Dios por los cuatro nuevos presbíteros y los dos diáconos que se han ordenado y por haber realizado la Visita Pastoral al arciprestazgo de El Acebo. Allí nos hemos encontrado con los cristianos que forman parte de las 106 pequeñas comunidades cristianas que siguen fieles a la fe católica y son testigos del Señor en medio de la soledad de la zona rural. Si al comenzar el curso mirábamos a Santa Teresa, al finalizarlo tenemos ya los ojos puestos en el Año Jubilar de la Misericordia promulgado por el Papa Francisco para el próximo año. Esperamos que sea un año en el que el Señor, en su infinita misericordia, nos conceda el perdón y paz.
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