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domingo, 9 de marzo de 2014

V Domingo de San José




QUINTO DOMINGO

El dolor: en su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en el viaje a Egipto. 


La alegría: al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto. 


Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto!, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.


Por este dolor y este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al tirano infernal, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.


Padrenuestro, Ave y Gloria.

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