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sábado, 15 de marzo de 2014

Sobre el 11-M y el perdón


Escribo estas líneas el 11 de Marzo, décimo aniversario del brutal atentado de Atocha. Acabo de decir Misa que he aplicado por España y por las víctimas del terrorismo, y esta tarde tengo la Misa encargada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
El evangelio de hoy es Mateo 6,7-15, en el que Jesús enseña a sus discípulos el Padre Nuestro e insiste de modo especial en la necesidad que tenemos de perdonar a quien nos ha hecho mal, si queremos que nuestro Padre celestial nos perdone de nuestras ofensas a Él.
Ahora bien, ¿cómo hemos de entender el perdón? ¿Significa ello que hemos de perdonar y aquí no ha pasado nada? ¿Cómo compaginar eso con la afirmación de Jesús «sed sencillos como palomas, pero astutos como serpientes», es decir que seamos buenos, pero no tontos? ¿Y la Justicia donde queda?
Para mí, ante estos problemas fueron muy esclarecedoras las palabras del Papa Francisco, que leí en cierta ocasión, y que no recuerdo eran de su época de cardenal. Francisco decía que ante los crímenes de los dirigentes nazis en la Segunda Guerra Mundial aquello no podía terminar con un simple arrepentimiento, por muy sincero que fuese. También la Justicia tiene sus derechos y hay que reparar el mal causado, que en aquella ocasión, fue ahorcar a esos criminales. Francisco se declaraba contrario a la pena de muerta, pero decía: era la manera que en aquella época, se consideraba el modo de hacer justicia.
Creo que todos, y en especial las víctimas tenemos derecho a saber lo que ha pasado, no sólo en el 11-M, donde lo único que tengo claro es que quedan todavía muchas incógnitas y cosas que aclarar, sino también los más de trescientos asesinados por ETA de los que aún no se han encontrado, detenido y juzgado a los culpables. Siempre es verdad la frase de Jesucristo: «conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,32), pero en ocasiones como ésta, es particularmente cierta. No buscar la Verdad es cerrar la herida en falso.
Tengo en mis manos el libro «Colección Documental Informática. Documentos oficiales de la Conferencia Episcopal Española 1966-2006. Índices y CD-Rom» de la editorial Edice. Pues bien, el tema que con mucho ha merecido más documentos de la Conferencia Episcopal Española ha sido el tema ETA, Violencia y Terrorismo, bastantes más que cualquier otro, incluido el Aborto. El Magisterio de la Iglesia, tanto de los Papas como de nuestra Conferencia Episcopal y de muchísimos Obispos condenan el terrorismo en general y el de ETA en particular. En el documento que más me gusta, la Instrucción Pastoral del 26-XI-2002 «Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias» podemos leer: «a la luz de la Revelación y de la Doctrina de la Iglesia lo calificamos como una realidad intrínsecamente perversa, nunca justificable, y como un hecho que, por la forma ya consolidada en que se presenta a sí mismo, resulta una estructura de pecado». «El terrorismo merece la misma calificación moral absolutamente negativa que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente, prohibida por la ley natural y por el quinto mandamiento del Decálogo: ‘no matarás’ (Ex 20,13)». «Quien, rechazando la actuación terrorista, quisiera servirse del fenómeno del terrorismo para sus intereses políticos cometería una gravísima inmoralidad». «Tampoco es admisible el silencio sistemático ante el terrorismo. Esto obliga a todos a expresar responsablemente el rechazo y la condena del terrorismo y de cualquier forma de colaboración con quienes lo ejercitan o lo justifican, particularmente a quienes tienen alguna representación pública o ejercen alguna responsabilidad en la sociedad. No se puede ser ‘neutral’ ante el terrorismo. Querer serlo resulta un modo de aceptación del mismo y un escándalo público». Los historiadores tendrán que reconocer que la Iglesia ha hablado en numerosísimas ocasiones, pero la divulgación ha sido tan desastrosa y tardía, que para muchos fieles e incluso a las propias víctimas del terrorismo lo único que les ha llegado han sido lo dicho por dos obispos fuera de tiesto. Con razón decía, creo que León XIII: «Prefiero perder una diócesis a un periódico católico».
¿Qué podemos pedir a las víctimas del terrorismo? ¿En qué debe consistir su perdón?. Por supuesto no tienen por qué renunciar a su petición de justicia, absolutamente legítima, pero deben intentar no odiar, porque el odio supone autoenvenenarse como personas y dar otra victoria a los terroristas. Yo sí les pido que recen por ellos, para que se arrepientan de sus gravísimos pecados, porque su pecado es «injuria al Hacedor» (Proverbios 14,31).. Sobre los asesinados por los terroristas, recuerdo lo que me dijo un día una posible víctima de un atentado terrorista: «No creo mucho en Dios, pero si me matan, creo que no estoy en demasiado malas condiciones porque he muerto por cumplir con mi deber».

P. Pedro Trevijano, sacerdote

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