Plaza de San Pedro
Miércoles 26 de
marzo de 2014
Queridos hermanos y hermanas:
La catequesis de hoy está centrada en el sacramento del
Orden, que comprende el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
¿Qué significa esto concretamente en las vidas de los que son
ordenados? Quienes son ordenados son puestos a la cabeza de la comunidad como
servidores, como lo hizo y lo enseñó Jesús. El obispo, el sacerdote y el
diácono están al servicio de la comunidad, si no lo hacen no está bien. El
sacramento les ayuda también a amar apasionadamente a la Iglesia,
dedicando todo su ser y amor a la comunidad, que no la han de considerar de
su propiedad: ni el obispo es el propietario de su diócesis, ni el sacerdote es
el propietario de su parroquia, ni el diácono de su diaconía; es propiedad del
Señor, al que tienen que servir.
Y, por último, han de procurar reavivar el don recibido en el
sacramento por la oración. Cuando no se alimenta el ministerio ordenado con la
oración, la escucha de la Palabra, la celebración cotidiana de la Eucaristía y
la recepción frecuente del sacramento de la Penitencia se termina perdiendo el
sentido auténtico del propio servicio y la alegría que deriva de una profunda
comunión con el Señor.
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