Lágrimas y aplausos en el adiós a los frailes
(lne) Carolina G. MENÉNDEZ
Con la voz entrecortada por la emoción de la despedida, fray Tito se dirigió
ayer a la feligresía que abarrotaba la iglesia de los Padres para dar las
gracias por el regalo que él y fray Uxío acababan de recibir de las cofradías de
Fátima y Jesús de la Esperanza: dos libros de Avilés. "Ya ayer recibimos dos
regalos, fray Uxío la Cruz de la Victoria y yo una imagen de Covadonga que
llevaré en el corazón. Nos vamos con mucha pena". Estas palabras, que fueron
interrumpidas varias veces por fuertes aplausos, cerraron la misa de ayer en los
Padres y que tuvo un doble motivo de celebración: la festividad de San Francisco
de Asís y la despedida de los dos religiosos franciscanos que abandonan la
ciudad tras catorce años para trasladarse a Galicia. También fue el fin a ocho
siglos de presencia de la orden en la ciudad.
La celebración eucarística, presidida por el arzobispo Jesús Sanz Montes y en
la que participaron numerosos sacerdotes de distintas parroquias de Avilés y del
arziprestazgo, estuvo cargada de palabras que dejaron entrever pena y tristeza.
"Venir esta vez a Avilés tiene un sabor demasiado agridulce para mí. Primero,
porque celebro la fiesta de San Francisco, una alegría sincera, pero también por
decir adiós, lo que supone una pena y un pesar. Y es que algo se muere en el
alma cuando hay que decir adiós a unos amigos", manifestó el arzobispo que llegó
con veinte minutos de retraso al templo de la plaza de Carlos Lobo, lo que
obligó a demorar el inicio de la misa. "Tengo que pedir perdón por mi retraso,
pero me he vuelto a perder como si no quisiera llegar. Les pido perdón por su
gratitud, comprensión y espera", comenzó diciendo a los cientos de fieles que
desde casi media hora antes del inicio de la misa llenaban los bancos y
laterales del templo. Durante este tiempo, los sacerdotes que participaron en el
culto permanecieron en la sacristía a la espera de la llegada de Jesús Sanz.
Sólo fray Tito y fray Uxío entraban y salían para saludar a los muchos
parroquianos que se aproximaban para dirigirles unas palabras de afecto. La pena
quedaba marcada en el rostro de fray Tito, que el lunes por la mañana, partirá a
Galicia con una maleta pequeña con muy pocos objetos personales pero muchos
recuerdos. Ayer, durante la Comunión, no puso ocultar la pesadumbre por su
partida; los ojos enjuagados en lágrimas delataban la aflicción. Fray Uxío sacó
fuerzas para sonreir a cuantos se acercaban.
Ante el temor de los avilesinos de ver cerrada la iglesia de los Padres tras
la marcha de los dos franciscanos, Jesús Sanz aseguró que "esta iglesia no se va
a cerrar. Tendremos presencia de sacerdotes en este templo", resaltó.
Durante la homilía, el arzobispo hizo constantes referencias a San Francisco:
"Una pobreza sencilla o una sencillez pobre hacen de él un recordador del
Evangelio de Jesús", resaltó. Sanz Montes admitió con pena que a partir de ahora
él será el único religioso franciscano en Asturias.
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