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viernes, 4 de octubre de 2013

Con 16 años, habla 4 idiomas, toca el violín, da conferencias, va a misa: era abortable por Down



Tiene 16 años. Habla inglés y español a la perfección y se maneja extraordinariamente bien en francés y en latín. Mientras tanto, se plantea estudiar nuevos idiomas. Pese a ser un adolescente su destreza con el violín es memorable y ya ha protagonizado conciertos con varias orquestas sinfónicas. También da conferencias por Estados Unidos y el resto del mundo.
Su nombre es Emmanuel Joseph Bishop y echando un vistazo a su historial se puede decir sin miedo a equivocarnos que está uno o dos escalones por encima del resto de chicos de su edad. Y este jovencito talentoso tiene síndrome de Down. Es decir, en muchos países la ley permite eliminarlo antes de su nacimiento: abortable por Down.

Su historia es tan impactante que está dando la vuelta al mundo a través de las redes sociales.
En la actualidad sería muy complicado encontrar un talento tan grande como el de Emmanuel pues no le hubieran dejado nacer por el hecho de ser síndrome de down. Simplemente por no cumplir los requisitos que la sociedad occidental dice que hay que tener para ser digno de esta vida. Y todo ello amparado por la ley.
Sin embargo, la historia de Emmanuel aparece como un vendaval que destruye todas estas falacias que justifican el aborto de miles y miles de bebés que no son considerados aptos. Este adolescente estadounidense ha ido desmontando todos los argumentos y ha mostrado al mundo de lo que es capaz.
Emmanuel es además un católico muy devoto, lo afirma orgulloso y realiza sus oraciones también en latín. De hecho, ha dirigido el rezo del Rosario en numerosas ocasiones así como oraciones comunitarias.
En este sentido, este joven pretende utilizar el don que Dios le ha regalado para un fin mayor. Sus esfuerzos están destinados a mostrar a la gente con discapacidad que son igual que el resto, que tienen sus propios dones y habilidades que mostrar al mundo. En definitiva, convencerles de que son útiles, justo lo contrario de lo que que el mundo les enseña a diario.

Un talento precoz
Emmanuel nació el 21 de diciembre de 1996 en la ciudad estadounidense de Grafton. Pronto sorprendió a todo el entorno que le rodeaba. A los dos años ya leía y tan sólo a los tres ya era capaz de leer tarjetas en francés en un colegio de Illinois.
Con sólo seis añitos leyó el discurso de bienvenida del Congreso anual de la Sociedad Nacional de Síndrome de Down. Lo hizo en tres idiomas ante un auditorio de más de 600 personas. A esa misma edad ya aprendía a tocar el violín, una de sus mayores aficiones.
La vida de Emmanuel seguía yendo a esta velocidad de vértigo. A los 8 años montaba en bicicleta y era medallista en las Olimpiadas Especiales del Estado tanto en golf como en natación donde ganó en los 200 y 400 metros libres. Dos años más tarde marcaba varios récords en la categoría junior en distintas pruebas de natación.
A los 12 años dio un recital con el violín en el Décimo Congreso Mundial de Síndrome de Down que se celebró en Irlanda en 2009. Allí además, hizo una presentación en una de las sesiones de trabajo.
Un año después podía ser al fin monaguillo en su parroquia y a los catorce recibía el ansiado sacramento de la Confirmación. En 2010 cumplía otro de sus sueños y para el Día Mundial del Síndrome de Down fue invitado a tocar en Turquía con una orquesta sinfónica.
 
Emmanuel fue educado en casa y sus padres nunca dudaron de sus capacidades. Con esfuerzo y perseverancia este niño podría sobreponerse a la discapacidad. Por ello, la principal labor de este chico es precisamente esto, que su ejemplo de superación valga al resto.
En sus presentaciones habla al fin y al cabo de su vida, de un adolescente con síndrome de Down que tiene intereses, que le gusta el deporte y la música, que nada, que anda en bicicleta.

Su objetivo con esto se dividen principalmente en cuatro puntos:
  1. Destacar las habilidades, talentos, dones y el potencial de los niños con esta discapacidad.
  2. Contrarrestar las bajas expectativas en los síndromes de Down.
  3. Demostrar que la alegría de vivir no se opone a estas personas.
  4. Mitigar la prevalencia de que todo lo dicho o escrito sobre el síndrome de Down proviene principalmente de personas sin esta discapacidad.

Muestra de estas charlas fue la que se produjo en diciembre de 2012 en Houston en la reunión anual sobre la Trisomía 21. Allí Emmanuel encandiló a todos relatando sus aventuras y sus viajes por el mundo, sobre sus estudios y también sobre su violín. También habló una parte en francés y habló sobre las obras de arte que había visitado durante su estancia en París. Luego respondió a preguntas sobre su vida y a dudas que otras personas pueden tener.
Su educación en casa fue revelador para muchos así como la importancia de la alfabetización temprana. Ejemplos concretos ayudan sobremanera en una lucha contracorriente. Su testimonio, más por su capacidad de superación que por sus habilidades concretas, son un estímulo y un gran empuje, para tantos niños con síndrome de down y sus familias. No están solos y por supuesto que son útiles, más de lo que se puedan llegar a imaginar.

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