(EWTN).- Las Agustinas de la Conversión iniciaron su andar en 1999, cuando la Madre Prado dejó el convento de agustinas donde había vivido durante varios años junto a tres religiosas más, para eventualmente fundar una floreciente comunidad religiosa en Becerril de Campos, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León (España), cerca del Camino a Santiago de Compostela.
La Madre Prado sintió una “llamada muy fuerte a una vida más contemplativa”, que la llevó a establecerse en el remoto pueblo en Castilla y León. Casi 13 años después, las Agustinas de la Conversión suman ya 26, junto a otras ocho jóvenes que se encuentran en proceso de discernimiento, y que podrían ingresar plenamente en setiembre. Las Agustinas de la Conversión ríen, cantan, componen y tocan instrumentos musicales, sin perder de vista su misión y llamada a la vida contemplativa.
Según señala Religión en Libertad, uno de los apostolados de las religiosas es acoger a los peregrinos que atraviesan el Camino rumbo a Santiago de Compostela. Emma, una peregrina irlandesa, que recorría seis días el Camino de Santiago cuando llegó al hospedaje de las religiosas, señaló que “en todos los albergues llegas, pagas, te dan alojamiento y al día siguiente te vas. Parece que sólo es un negocio. Aquí es distinto”.
Durante su estancia, los viajeros tienen un encuentro municipal, una misa , y reciben la bendición del peregrino. En la noche, tienen una cena compartida, en la que cada uno lleva algo para repartir entre todos. Los frutos de estos encuentros con los peregrinos no han tardado en llegar. Erika era una joven profesora de español en la Universidad de Budapest, que se unió a las Agustinas de la Conversión.
Caso similar fue el de Elizabeth, joven alemana que descubrió su vocación al llegar a esta estancia en el Camino de Santiago. Las religiosas recientemente se mudaron a una nueva casa, construida gracias a donaciones, en Sotillo de la Adrada, en la localidad de Ávila.
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