Si en la anterior edición me centré principalmente en las comunidades ya cerradas de las Dominicas de la Anunciata, en esta me centraré en las nueve que aún tienen abiertas y activas en la diócesis de Oviedo, más la Curia Provincial que ha cambiado de sede y la misión de Bembereké. Sirva como sencillo homenaje a éstas religiosas en el décimo aniversario de la canonización del Padre Coll que acabamos de celebrar el pasado curso.
Con estos artículos he querido reconocer y destacar la labor de esta familia religiosa a la que desde adolescente me siento tan unido espiritualmente y muy orgulloso de ser ex-alumno de las dominicas, y muy ''anunciato'', que sigue insistiéndole al Padre Coll: ''Tú que estás allá en el cielo, pídele por mi al Señor''.
Gracias Hermanas Dominicas de la Anunciata por tanta luz que habéis arrojado en la oscuridad de nuestra tierra llevando a Cristo en vuestro hacer tan silencioso y callado como eficaz. En la educación, la catequesis, la sanidad, el trabajo en la Curia Provincial, con las universitarias del Colegio Mayor, la pastoral parroquial, la atención a ejercitantes en la Casa de Espiritualidad de Lastres, el cuidado de vuestras hermanas mayores y enfermas y, de forma tan concreta, en el servicio a la diócesis con los seminaristas del Seminario Menor que comenzaban la Secundaria, así como los sacerdotes ancianos que siguen terminando sus días cuidados por vuestras buenas manos en la Casa Sacerdotal de Oviedo.
''Y esa luz no se apaga, cada día es más brillante su fulgor, sigue viva la llama, que encendió la voluntad del Padre Coll''
SAMA
La historia de la Congregación de Dominicas de la Anunciata en Asturias tiene su génesis precisamente en la villa langreana de Sama, donde llegaron en 1897. EL entonces Párroco de San Eulogio de Sama de Langreo tenía noticias de la magnífica labor que las Dominicas estaban realizando en parroquias de la zona industrial catalana muy semejantes a la suya, por lo que vislumbra la posibilidad de que en su Parroquia se pudiera establecer una comunidad de estas religiosas para ofrecer una buena educación católica a los hijos de los mineros.
Además del Cura de la Parroquia, otros dos clérigos intervinieron a favor de este proyecto para Sama, serían el capellán personal de los Señores Sarri, D. Marcelino González, y un dominico burgalés que entonces estaba destinado en el Convento de la Felguera llamado Lesmes Alcalde O. P., los cuales exponen la idea como algo no sólo bueno para la Parroquia, sino para la propia localidad y el Concejo entero. El alcalde del momento, D. Antonio María Dorado, se unió con ilusión al proyecto, y así comisionados fueron a ver al Obispo de Oviedo para exponerle dicha iniciativa.
Los sacerdotes le explicaron al Obispo que mientras Langreo mejoraba en infraestructuras urbanas, limpieza o alumbrado, la vida cristiana empezaba a decaer con la llegada de ciertas corrientes ideológicas que se estaban "adueñando" de la Cuenca del Nalón. Monseñor Martínez Vigil no sólo comprendió como pastor el deseo de la fundación, sino qué, además, se comprometió personalmente a hacer todo lo que estuviera en su mano para que sus hermanas dominicas vinieran a fundar en su diócesis. No olvidemos que Don Ramón, además de ser el Obispo de Oviedo, era asturiano y dominico, por lo que su identificación con el plan fue absoluto.
Hay que reconocer que las primeras respuestas fueron negativas, la Congregación respondió que tenían muchas casas abiertas y las religiosas de que disponían para fundar eran aún muy jóvenes y el Obispo de Vic era contrario a que las novicias y jóvenes profesas fueran destinadas tan pronto fuera de la Casa Madre.
Entonces el obispo de Oviedo escribió de su puño y letra a su homónimo de Vic, y fue cuando Monseñor Pedro Colomer y Mestres respondió a Monseñor Vigil que por su parte no se oponía a la fundación en Asturias y que dejaba la última palabra al Consejo Generalicio de la Congregación. El Consejo finalmente aprobó la esta fundación, la cual sería la tercera fuera de Cataluña, con cuatro condiciones previas: desde Asturias deberán pagar el billete de las monjas, buscar Casa y amueblarla antes que llegaran las hermanas y asumir lo referente al alquiler; teniendo que dar una peseta a cada religiosa hasta que se pudieran autofinanciarse de forma independiente una vez fundado el Colegio.
A la Parroquia, el Ayuntamiento y la Diócesis les pareció justo todo lo que pedían, una vez dispuesto todo se comunicó a la Madre General que ya tenían su Casa en la plaza Schutlz -popularmente llamada en Sama la Plaza del Escabeche-. Las monjas llegaron a Sama un 14 de Mayo siendo recibidas en la estación por el Párroco, Don Juan y Doña Asunción, los cuales las acompañaron hasta su nueva Casa. La primera Comunidad estaba formada por las religiosas Madre Josefa Oller, Bienvenida Prats, Emilia Furest y María Sanchís. Las acompañó la Consultora General, Madre Presentación Deu. El 29 de Mayo el Sr. Obispo acudió a Sama para dar su solemne bienvenida a las Dominicas y bendecir la obra educativa que allí comenzaba; estuvieron presentes el alcalde, los sacerdotes del arciprestazgo, religiosos, personalidades de la fábrica y buena parte de la feligresía y el pueblo de Sama que no quisieron perderse aquel día histórico. El alcalde llegó a decir en su discurso que traer a las dominicas a Langreo suponía para él uno de los mayores logros de los que podía sentirse orgulloso de su etapa de Alcalde. El edil siempre fue muy cercano a la Comunidad y al Colegio hasta su muerte.
Empieza así el colegio "Beata Imelda!. El 1 de Julio empezaban las clases a pesar de ser pleno verano y el éxito sería tal que las hermanas se vieron tan desbordadas que informaron a sus superioras de la buena respuesta que estaban recibiendo por parte del pueblo de Sama. Once días después la comunidad aumenta para poder atender la demanda escolar y así llegan tres monjas más: las Hermanas Soledad Molas, Enriqueta Puigvert y Encarnación Marés.
Todo sonreía a las dominicas, eran bien tratadas y muy aceptadas por toda la localidad con una respuesta masiva de las familias confiándoles la educación de sus hijos. Sin embargo, sabemos que los primeros años de la fundación fueron muy duros internamente, pues había tiranteces dentro de la Comunidad. Esto casi frustra la continuidad de las religiosas, pero la Curia de la Congregación consiente de que los asturianos les habían abierto su corazón decidieron cambiar a varias monjas buscando equilibrar la Comunidad para seguir adelante con la fundación. En poco tiempo todo se encauzó.
En 1911 vivieron otra situación compleja y a la vez gratificante, al estallar la huelga minera con sus gritos anticlericales se vieron obligadas a huir del Colegio y, sin embargo, no tuvieron que moverse de Sama pues las familias de la localidad se encargaron de sacarlas, repartirlas por las casas y esconderlas. Todo quedó en un susto y nuevamente se probó la nobleza de las gentes de Sama que dejaron claro que sus monjas no se tocaban.
El entonces Obispo de Oviedo Monseñor Baztán y Urniza, autoriza a las dominicas para tener oratorio propio con la reserva eucarística. La capilla, dedicada a la Virgen del Rosario, fue bendecida el 12 de Mayo de 1912.
Cuando no llevaban ni dos décadas en Sama, ya se habían integrado plenamente en la Villa, aún así eran conscientes de que había un sector de la sociedad que estaba muy lejos de ellas y que necesitaban a Cristo más que nadie precisamente por no tenerle: los obreros. Por este motivo las hermanas removieron tierra y mar para lograr la atención del "Hospitalillo de Heridos", convencidas de que así podrían llegar a todos los corazones del pueblo. Lo lograron, y así en 1915 se funda una segunda Comunidad de Dominicas en Sama para el ya llamado "Sanatorio Adaro".
En 1921 las dominicas son conscientes de que la Casa se les queda pequeña y empiezan los tramites para construir una nueva Casa, de la que se coloca la primera piedra el 2 de Agosto de 1922 y cuya bendición realizó el P. Albino G. Reigada O.P. El 23 de Abril de 1924 tuvo lugar la inauguración de la misma. Con el estallido de la guerra civil las dos comunidades se convierten en una, pues las monjas del Colegio se trasladan al Sanatorio al estar desbordadas de heridos sus compañeras. Las dominicas realizaron un trabajo meritorio sin jamás meterse en cuestiones políticas, sino viendo en los heridos a su prójimo, fueran del bando que fueran.
Desde finales de los años cincuenta hasta mediados de los sesenta el Colegio siguió creciendo, mejorando y reformándose para estar al día en el modelo educativo. El día de Santo Tomás de Aquino de 1964 el entonces párroco, D. Dimas Camporro, procedió a bendecir la clausura de las obras del mismo. En 1997 vuelven nuevas obras al edificio para adecuar el Centro esta vez a la LOGSE.
Podemos decir sin lugar a error que Sama es una de las presencias más queridas de la Congregación, pues las dominicas se han identificado de tal forma con el lugar que ya no se entiende Sama sin las dominicas ni las dominicas sin Sama. Han sido numerosas las jóvenes de esta localidad que ingresaron en la Congregación por su trato y relación con la Comunidad. El mismo Padre Fundador hizo ver su amor a esta Villa regalándole en 1958 su primer milagro, el cual permitió su beatificación.
MIERES
La tercera fundación de las dominicas en Asturias será Mieres del Camino. La Congregación tenía ya dos comunidades, una en la Cuenca del Nalón (Sama) y otra en la Cuenca del Caudal (Ablaña). Y es en Ablaña donde la Priora considera que Mieres sería un buen lugar para fundar una nueva comunidad.
La comunidad de Ablaña estaba dedicada en pleno a la enseñanza dentro "Fábrica de Mieres", aunque había muchas familias en la Villa del Caudal y en su entorno que no trabajaban en la fábrica pero sí querían ir a las dominicas. Parece que fue la Hermana Rosa Pedragosa quién solicitó audiencia al alcalde de Mieres para proponerle que fuera la Corporación Municipal la que solicitara a la Congregación la fundación en la Villa para ampliar así la oferta educativa de la localidad.
El alcalde, D. Manuel Gutiérrez Díaz-Faes, tramita esta fundación y alquila una casa para las religiosas por cuatro años a cuenta del Municipio. En la segunda quincena de Agosto de 1.899 llegaron las monjas, residiendo al principio con sus hermanas de la Fábrica en Ablaña hasta el 15 de Septiembre que se asentaron definitivamente en Mieres, inaugurando las clases.
Parece que los primeros años fueron duros, pues en Mieres no se conocían más religiosas que las de la Fábrica, las cuales no hacían vida por la Villa, y las de la nueva Comunidad no fueron aceptadas de entrada dado el ambiente antirreligioso que ya se respiraba en la zona. El Colegio se puso bajo el patrocinio de Santo Domingo de Guzmán.
Desde periódicos locales como “La Aurora Social” y en las barras de bares y "chigres" se hizo una dura campaña tratando de que nadie llevara a sus hijas a las monjas. El Colegio empezó casi de milagro, pues fueron muy pocas las familias que confiaron su educación a las religiosas. Sin embargo, a pesar de las calumnias e infundios que cada día sacaban sobre el funcionamiento del Centro, las dominicas en lugar de tirar la toalla se entregaron el doble de sus fuerzas en dar lo mejor de sí mismas. Los frutos no tardaron en verse, las pocas niñas que iban avanzaron en su formación en poco tiempo muchísimo; las hermanas se esmeraban al tiempo en mostrar a la gente que no eran ningún enemigo y, finalmente, el boca a boca de las buenas experiencias que estaban viviendo las familias que se atrevieron a ir a las monjas fue la mejor propaganda para el Colegio Santo Domingo de Mieres.
En poco tiempo las aulas comienzan a llenarse, y las monjas con su forma de ser y de obrar se meten poco a pocoa la localidad en el bolsillo, y hasta el mismo Alcalde fue felicitado por el acierto de haber traído a Mieres a las dominicas. En 1903 se terminaba el acuerdo por el que el Ayuntamiento asumía el alquiler del Colegio, y para más dificultad desde hacía un año había nueva Corporación de línea socialista con D. Manuel Suárez Fernández en la alcaldía. En el pleno que abordó la cuestión se pidió la expulsión de las monjas, pero al final cayeron en la cuenta de que les convenía más mantener ese mísero alquiler que abrir un colegio público nuevo. Se renovó el contrato por otros cuatro años. Pero vencido de nuevo este contrato en 1907 el Pleno retira toda subvención a las religiosas, quedándose sin casa. Aquello suponía el final de aquella aventura, más el pueblo de Mieres se puso al lado de las monjas y éstas optaron finalmente por permanecer en el lugar.
Con ayuda de la Curia General de la Congregación adquirieron un solar en el centro de Mieres y acondicionaron el edificio para abrir allí el nuevo colegio. En este tiempo de obras les salen nuevos enemigos a las monjas; ahora los maestros de las escuelas municipales tanto de niñas como de niños que hicieron una nueva campaña contra las dominicas.
Por si esto fuera poco, terminadas las obras llega una epidemia de viruela que obligó a cerrar el Colegio y dejó a la Comunidad en extrema pobreza. Seguidamente, llegó la persecución de Octubre de 1934 con el pánico y la certeza de que acabarían con sus vidas. En este momento el Centro sirvió de comedor para los revolucionarios. Luego, en 1936 pasó a ser cárcel de mujeres, y al año siguiente se adaptó para cuartel provisional de la Guardia Civil. Finalmente en 1938 las Hermanas pudieron regresar a su Casa, acondicionar de nuevo y reanudar las clases.
Las dominicas ofrecieron a Mieres matrícula gratuita para todas las hijas de obreros y familias sin recursos. A pesar de las imposiciones de la República nunca dejaron de impartir religión en las aulas ni retiraron el crucifijo. En 1956 se hizo la gran renovación del edificio que ocupaban ya desde 1915.
En las crónicas de la historia fundacional de la Congregación se ha llegado a decir de la Comunidad de Mieres lo siguiente: ''Esta casa ha sido una de las más probadas, ya desde sus comienzos''.
NAVIA
La sexta fundación de las dominicas en Asturias y la primera fuera de la cuenca minera la situamos en Navia, en la costa occidental asturiana. Costó mucho trabajo lograr la fundación en esta localidad, más tras sortear muchos obstáculos llegaron las dominicas a Navia un 27 de Octubre de 1905. De entrada no recibieron mucha ayuda del pueblo que se negó a colaborar en el pago del alquiler, pero la limosna de algunas familias piadosas las auxilió en sus comienzos.
La primera Comunidad quedó constituida por siete religiosas, dos procedentes de la comunidad de Sama y cuatro que venían de fuera de Asturias. Estas fueron la Madre Bienvenida Prats -Priora-; Hermana Dolores Pujulá -conversa-; Hermana Jacinta Padrós, Hermana Ángeles Prieto, Hermana Teresa Segú, Hermana Pilar Menéndez Prieto y la novicia Mercedes Martí -conversa-. Con su esfuerzo hicieron frente a los gastos de amueblar la Casa así como a los de su propia manutención aún cuando no habían empezado aún las clases. La primera Casa-Colegio se habilitaría en un edificio a las afueras de la Villa en lo que hoy se conoce como "Avenida de los Emigrantes". El entonces Párroco de Navia, D. Ángel Iglesias Portal, las animó y acompañó espiritualmente en todo momento.
Hubo buena respuesta al final, más de un centenar de niñas se matricularon en aquel primer curso que arrancó el 2 de Noviembre, iniciando así su andadura el Colegio Santo Domingo de Navia. Cuatro años después tuvo lugar la bendición solemne del oratorio de las hermanas, el día de San José. Las alumnas van en aumento y también las internas y semi-internas, por lo que las hermanas deben habilitar más espacios.
En 1929 proyectan la construcción de un nuevo edificio para el Colegio y la Comunidad, al lado de la Parroquia; en dicho año se adquiere el solar con aportaciones de familias de Navia. El 20 de Abril se colocó la primera piedra y el 15 de Julio comenzaron las obras. En julio de 1931 el edificio estaba ya terminado. Tanto el Colegio como la Capilla se bendicen el 11 de abril de 1932 tras meses de amueblarlo y ponerlo todo a punto.
Los años treinta fueron muy duros. Hubo muchas bajas en el número de alumnas y una gran crisis económica en la localidad, y el cambio de varias hermanas que eran un pilar en el Colegio dejaron muy tocada a la Institución. Se vivía un momento muy complejo, y las nuevas hermanas que fueron destinadas a Navia llegaron a la localidad vestidas de seglares haciéndose pasar por maestras enviadas por la Mutua de Mieres -el colegio se consideraba dependiente en cierta medida de esta institución- con este gesto esperaban poder continuar la misión en Navia sin tener que cerrar el Centro por su condición de religiosas. Parece ser que en 1934 las religiosas que aún permanecían en el colegio con el hábito empezaron a vestir de seglares como las demás hermanas, conscientes de que cada día se respiraba un mayor laicismo y anticlericalismo en el ambiente.
En Mayo de 1936 sufrieron varias inspecciones aunque todo estaba en regla, más había algo que hacía sospechar la condición de consagradas de las docentes por lo que los republicanos no le quitaron ojo al colegio. El 30 de Mayo les comunicaron el cierre del colegio, más las familias de Navia suplicaron a las dominicas que no se fueran y siguieran su labor educativa en las casas. Así empezó la extensión del Colegio Santo Domingo por las casas de los naviegos. Aunque las religiosas fueron tratadas en general muy bien por las gentes de la Villa, a los dos meses que empezaron a enseñar por las casas optaron por suspender esta docencia dado que empezaban a ser señaladas y denunciadas, y ellas temían represalias hacia las familias que se lo habían solicitado y las querían como educadoras de sus pequeños.
En Julio de 1939 la planta baja del Colegio es tomada como hospitalillo provisional para los heridos de los revolucionarios. Hubo muy buena relación con las hermanas, hasta el punto que dominicas de otras casas se refugiaron en Navia escapando de la "zona roja". Llegaron a refugiarse en esta Comunidad 19 dominicas de la anunciata huidas de diferentes rincones de Asturias.
En Mayo de 1938 dada la situación en la que se encontraban las religiosas y las postulantes que se formaban en Oviedo, y dado que en Navia ya no había sitio para más hermanas, el religioso dominico P. Manuel Ramos O.P. que era el único fraile que quedaba en el Colegio-Convento de Navelgas (Tineo), les ofreció a sus hermanas dominicas la posibilidad de abandonar la capital del principado para refugiarse en aquel caserón del occidente de la Provincia, cuyo suelo ya había sido regado con la sangre de cuatro dominicos modélicos. Calmadas las aguas en Navia y con tantas hermanas allí viviendo, retomaron la actividad educativa buscando que al menos la vida de las pequeñas y pequeños fuera lo más normal posible a pesar de la guerra. Tanto la Comunidad como el Colegio siguió el ritmo de vida "normal" durante los restantes meses de la guerra, mientras el resto de casas, colegios y misiones de las dominicas en Asturias se vieron perturbadas en su funcionamiento.
En Mayo de 1938 se trasladó a Navia provisionalmente el Postulantado que estaba en Navelgas. Las postulantes permanecieron en la Casa hasta el 10 de Octubre de 1939 en que, vuelta la Casa-Madre a su normalidad, salieron definitivamente para el Postulantado de Vic. En Navia no se interrumpió la vida de comunidad ni la misión docente de las hermanas en todo el tiempo en que todas las demás comunidades dispersas y fuera de sus conventos sufrían los horrores de la persecución y el destierro. En Navia podían libremente ejercer el culto con todo esplendor sin sufrir menoscabo o represalia alguna.
En los años cuarenta el colegio impulsó el apostolado juvenil con explicación del Catecismo de forma semanal, la Cofradía "Beata Imelda" y otras actividades como la Orden Tercera Dominicana.
La vida del Colegio continúa con normalidad en las décadas sucesivas. En la de los años ochenta la comunidad de dominicas de Navia, ante la falta de sacerdotes inician una pionera iniciativa de dedicar el tiempo libre de las hermanas -durante los fines de semana- a colaborar con sacerdotes de las zonas rurales del entorno sin desatender la propia parroquia de Nuestra Señora de la Barca de Navia. Esta hermosa misión desembocó en la fundación de una comunidad de dominicas en Pesóz, que por desgracia ya ha sido cerrada.
Y luego, en la década de los noventa, llega un gran contratiempo a la Comunidad-Colegio de Navia con la aprobación de la LOGSE. El pequeño y ya anticuado edificio del Centro ya no cumple los requisitos que exige la nueva legislación, por lo que sobre la mesa sólo hay dos posibilidades: pensar en el cierre o construir un nuevo colegio. La Congregación, consciente de la deuda que la Anunciata tenía con la Villa, apostó por embarcarse en el complejo proyecto de construir un nuevo colegio, por lo que se empezó a dialogar con arquitectos y autoridades municipales para buscar un emplazamiento. Finalmente se colocó solemnemente la primera piedra de nuevo edificio el 23 de Marzo de 1994 -víspera de la Anunciación de María- en la "Travesía de la Granja" de la "Avenida del Pardo". El nuevo Colegio abrió sus puertas el 15 de Septiembre -día de Nuestra Señora de los Dolores- de 1996. Hoy la Comunidad de hermanas allí presente trabaja en coordinción y fluida relación entre Colegio y Parroquia.
RIBADESELLA
En el oriente asturiano, en concreto Ribadesella, experimentó entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX un importante crecimiento de la población con el retorno de numerosas familias de "indianos" que volvían a sus tierras de origen después de la experiencia de ultramar. Los que hicieron fortuna y regresaron con dinero jugaron un importante papel en las mejora de sus localidades sufragando mejoras de templos, escuelas, traídas de agua, etc. En Ribadesella había una importante carencia educativa en aquellos años y tras múltiples gestiones del sacerdote D. José Mª Alea se logró que las Dominicas de la Anunciata asumieran la misión de fundar en la localidad y poner en marcha un colegio para los pequeños riosellanos.
Llegan las dominicas al Municipio el día 26 de Febrero de 1907. Las dos primeras destinadas al lugar son la Hermana Presentación Vila y Hermana Dolores Piella, acompañadas por la Madre Provincial que en aquel momento era M. Natividad Brugalla. Se instalaron en una casa de alquiler en la "Plaza del Progreso" -actualmente "Plaza María Cristina"- que pertenecía a la Señora Doña Modesta Vocedo. Tres días después llegarían cuatro nuevas hermanas, Dolores Pujalá, Cecilia González, Visitación Francás y Reginalda Macarulla, quedando así formada por seis religiosas la Comunidad de Ribadesella.
Se inauguró el colegio solemnemente bajo el patrocinio de Nuestra Señora del Rosario -Madre de la Orden de Predicadores- el 1 de Marzo de aquel 1907. A diferencia de otras localidades de Asturias donde hubo desconfianza hacia las religiosas o muchas dificultades para poner en marcha su misión educativa, no experimentaron esto en Ribadesella. Desde el primer día la localidad las recibió con cariño y tanto las familias humildes como las de los bien posicionados indianos confiaron la educación de sus pequeñas a las hermanas. Cada día que pasaba el Colegio iba a más; más niñas, el parvulario hasta los topes y listas de espera para poder tener allí a las niñas en media pensión... Las hermanas fueron totalmente cariñosas y agradecidas con todo el mundo y eso les permitió ganarse la admiración de todo el vecindario, incluso de los más alejados de la fe.
Pero las dominicas no sólo se ganaron la buena fama por ser buenas en el trato, sino por que la calidad educativa que aportaban era de un nivel insuperable en todo el oriente asturiano. En aquellos principios del siglo XX las monjas de Ribadesella -como se las sigue llamando cariñosamente- no sólo enseñaban a leer, escribir y contar, sino que ya ofrecían clases de idiomas como el francés, clases de música y hasta de pintura. Las familias eran conscientes de que las dominicas eran, sin lugar a dudas, unas educadoras avanzadas a su tiempo. No llevaban ni dos años en el pueblo y hasta las familias de pueblos de alrededor querían llevar a sus niñas a las dominicas, pero la casa era pequeña y se vieron muy desbordadas. Conscientes de que había mucho bueno por delante que hacer, se aventuran a la adquisición de unos terrenos en el pueblo. Se compra la finca el día 21 de Octubre de 1909, más no será hasta el 8 de Julio de 1913 cuando puedan empezar a construir el edificio del nuevo colegio, una vez que ya habían recaudado algo de dinero. Fueron años agotadores de trabajo para la Comunidad, pero muy fructíferos. Mientras tanto las religiosas no se cruzaron de brazos, y para poder ganar algo de espacio en el viejo Colegio alquilaron varias habitaciones de un edificio colindante y así poder admitir más alumnas. Estos alquileres se efectuaron el 1 de Septiembre de 1912 y el 1 de Octubre adquirieron un solar contiguo al ya habían comprado, temiendo que el futuro colegio pudiera llegar a quedarse pequeño.
El complejo del nuevo colegio va tomando forma a mediados de 1914 y así, en pleno verano, ya estaba terminada la zona destinada a la comunidad religiosa. Las dominicas se trasladaron de la "Plaza del Progreso" a la nueva Casa-Colegio en la "Calle del Comercio" el día 25 de Agosto. Aún faltaba por rematar la capilla que se concluyó el día 15 de Noviembre de dicho año. El Párroco trasladó solemnemente en procesión al Santísimo Sacramento desde el oratorio del Colegio de "la plazuela" hasta el nuevo edificio.
El 21 de Agosto de 1936 las dominicas fueron obligadas a abandonar Ribadesella al ser incautado el Colegio por el Comité Revolucionario. Las religiosas se repartieron marchando unas a sus pueblos natales y otro pequeño grupo a la comunidad de dominicas de Bilbao -seguramente en Burtzeña-.
Tras un año fuera de Ribadesella las religiosas pudieron regresar el 28 de Octubre de 1937. Tras un mes aún de incertidumbre, a mediados de noviembre les devolvieron finalmente el edificio. Durante quince días las religiosas trabajaron día y noche para limpiar, desinfectar y acondicionar el inmueble que había quedado arrasado, para poder reabrir cuanto antes las clases. Tras dos semanas agotadoras reanudan la vida académica el día 1 de Diciembre. Con el paso de los días el número de alumnas fue creciendo hasta que el Colegio volvió totalmente a la normalidad.
Pasaron los años y el Colegio no dejó de florecer, sino que hasta en dos ocasiones hubo que ampliarlo. La última gran obra que afrontó el Centro fue en 1979 cuando se dejó la zona del nuevo pabellón para Colegio y la parte más antigua del edificio se derribó para acondicionar mejor el edificio. Las religiosas por su parte se asentaron en un inmueble de nueva construcción anexo al Centro que cuenta con capilla para la Comunidad y las propias dependencias de las religiosas. Hoy en día, además del trabajo educativo en el Colegio colaboran en la pastoral de la Parroquia de Santa María Magdalena.
OVIEDO
Tras doce fundaciones ya en Asturias, las dominicas seguían teniendo pendiente fundar en la capital, pues todos los meses las religiosas de las diferentes casas de la Provincia se veían obligadas a acudir a Oviedo para hacer compras, trámites burocráticos y muchas cuestiones que sólo aquí se podían llevar a cabo. Durante años estuvieron estudiando la posibilidad de fundar en Oviedo para no verse más de pensión en pensión o "incordiando" a los Padres Dominicos para sus gestiones. Desde el obispado se les negó de entrada la licencia para fundar, pues el entonces prelado ovetense, Monseñor Baztán y Urniza, consideraba que ya había en la ciudad demasiadas congregaciones religiosas centradas en la enseñanza -en aquel momento con muy pocos habitantes aún- y prefería que las fundaciones se centrasen en las villas y zonas rurales, más carentes de buenos centros de formación cristiana.
No le faltaba razón a su Eminencia, más con la llegada de un nuevo prelado, Monseñor Juan Bautista Luis y Pérez, se logró la tan esperada autorización para esta fundación. Si el nuevo Obispo entró en la diócesis el 3 de Marzo de 1922, ese mismo año obtuvieron el "placet" y, al año siguiente, en Marzo de 1923 la Congregación arrendó un casita en el Nº 2 de la "Plazuela de San Miguel" a los "Señores Fierros", llegando en dicho mes las primeras religiosas. Fueron muy bien acogidas; en los primeros meses que se dedicaron a ir habilitando el edificio para abrir la escuela y sin tener aún ningún ingreso, todo el vecindario las ayudó llevandoles comida y ayudándoles en todo. Hasta Octubre que se abrió el colegio vivieron como auténticas mendicantes. Para empezar ya tenía 42 alumnas (catorce internas, cuatro externas, cuatro mediopensionistas y veinte de Primer Curso). Nace así el colegio que será "Dulce Nombre de Jesús".
En Febrero de 1924 comienza su andadura la Escuela-Hogar con 7 muchachas; según avanzaba el curso crecía el alumnado y así terminó el primer año con veintiún internas y cincuenta externas. Y para el siguiente curso se advertía ya el doble o el triple de alumnas. La fama del buen hacer de las dominicas se extendía por Oviedo y no había día que no les preguntaran qué había que hacer para mandar allí a alguna o a varias niñas. Las hermanas conscientes de la que se les venía encima y respaldadas por sus superioras de la Congregación buscaron otra casa para poder repartir las clases y admitir así más niñas. La nueva casa se alquila en Febrero de 1925. Apenas se movieron unos pocos metros, pues calle arriba encontraron el lugar perfecto en una vivienda grande, con amplios jardines y en muy buen estado, donde trasladaron a las externas -unas ciento veinte niñas- quedando las internas en la casa de "la Plazuela". Como hemos dicho, estamos aún en 1925. No llevaban ni dos años en Oviedo y ya la Comunidad de religiosas estaba formada por una plantilla de veinte profesas, las cuales compartían la pequeñez de la casa de la Plaza San Miguel junto con treinta y site niñas internas, además de las cuatro mediopensionistas y las diez externas de Segundo Grado que acudían a clase en este mismo edificio.
Los dos edificios alquilados ya se les quedan pequeños, el Colegio crece día a día y un nuevo problema se les presenta a las hermanas al expirar el contrato de alquiler con los Señores de la "Casa Fierros". No les ampliaban el alquiler y tampoco encontraban ninguna casa con las condiciones necesarias para Colegio; y así, tras muchos rompederos de cabeza, se deciden por la compra de unos terrenos. Dicha parcela se encontraba en las proximidades de la "Calle Pérez de la Sala"; con ayudas, limosnas y ahorros pagaron el suelo y empezaron a despachar con los arquitectos para diseñar un colegio al gusto de las hermanas.
Se coloca solemnemente la primera piedra de este edificio el 26 de Mayo de 1927 y, año y medio después, se consagraba la capilla el 30 de Noviembre de 1928 con la primera misa que se celebró en el nuevo Centro. Finalmente, el 7 de Abril de 1929 se inaugura la nueva Casa-Colegio.
A partir de 1931 las directrices de la República llegan al Colegio y las hermanas se ven obligadas a vestir de seglares; desde ese momento el Colegio ya no podrá llamarse ''Dulce Nombre de Jesús'', sino “Mutua Escolar Mierense”...
En 1934 se instala dentro del edificio el Aspirantado y Postulantado para las jóvenes del norte de España que sintieran la llamada a entregarse a Dios como Dominicas de la Anunciata. También así se trataba de dar respuesta a las ya crecientes vocaciones que por la labor de las Hermanas estaban surgiendo en Asturias. El Postulantado se inauguró el día 15 de Agosto por ser el aniversario de la fundación del Instituto. La primera postulante llegó de Madrid con la madre Mercedes Miralpeix, y apenas dos días después llegaría la segunda vocación. El postulantado empezaría a crecer como la espuma y, cuando apenas llevaba un mes y medio abierta la Casa de Novicias, aprovechando la visita a las casas de Asturias de dominicos, visitó el Noviciado Fray Martín S. Gillet, Maestro General de la Orden de Predicadores.
Pocos días después de la marcha del Padre General estallaba en Oviedo la Revolución de Octubre. Las hermanas de la Comunidad dedicada al Colegio y las postulantes se mantuvieron en todo momento en la casa con miedo, estrecheces y mil dificultades que superaron gracias a la fe y a lo unida que estaba la Comunidad. Detenidos los bombardeos, a mediados de Octubre reanudaron la actividad escolar, la cual continuó sin mayores problemas hasta Julio de 1936. Durante tres meses el Colegio hará las veces de refugio para unas quinientas personas qué, hacinadas en los sótanos y dependencias del Colegio buscaban denodadamente salvar la vida.
Apuntados por fusiles y a golpes todos fueron desalojados del edificio el día 13 de Octubre de aquel 1936 de triste memoria. Las hermanas pasaron a un piso deshabitado de la "calle Gascona" donde vivieron un mes dedicadas a la oración afianzándose en la esperanza. En los primeros días de Noviembre pudieron regresar al Colegio, aunque sólo iban durante el día para limpiar y tratar de adecentar el destrozado edificio. Por miedo retornaban al caer la noche a dormir "más seguras" en La Gascona.
Al no tener clases no contaban con ningún ingreso, y lo que había que rehabilitar era mucho -aulas, capilla, Escuela-Hogar, dependencias de la comunidad, etc.- por ello los Padres Dominicos por recomendación del entonces Provincial, las hermanas y las novicias se trasladaron al pueblo de Navelgas, en Tineo. Quedaron unas pocas hermanas en Oviedo con el fin de preservar en la medida de lo posible el edificio del Colegio, pero terminaron uniéndose al resto en Navelgas al acrecentarse el peligro en la capital. A finales de Octubre de 1937 las hermanas regresaron de Navelgas, quedando allí las jóvenes novicias aún dos años más por su propia seguridad.
Cuando las profesas regresan a Oviedo con el país aún en guerra, les esperan meses de mucho trabajo y sacrificio para poder rehabilitar todo el destrozado edificio. En cuanto estuvieron presentables las principales instalaciones reanudaron las clases y admitieron a las primeras 25 internas. En Septiembre de 1939 el Colegio terminó siendo reconocido por el Ministerio de Educación Nacional como Centro de Enseñanza Media, y a los pocos días regresaron las postulantes de Navelgas siendo después trasladadas a un lugar mejor acondicionado para Postulantado. A finales de aquel mismo año se terminó de restaurar por fin el edificio.
En 1951 se abrió en "el chalet" contiguo al colegio una Escuela Apostólica. Este proyecto nace con un fin no sólo educativo, sino especialmente vocacional. Aunque costó ponerla en marcha por falta de recursos económicos mereció la pena, dado que a finales del citado año ya tenían dieciocho aspirantes tuteladas por dos dominicas. Éstas preparaban a las candidatas en una sólida formación cristiana: catecismo, moral, historia de la Iglesia... a la vez las iban introduciendo en el carisma de la Congregación y en la vida del Fundador además de ir descubriendo los puntos fuertes y flacos de la personalidad de cada una. A todas las muchachas que vieron con capacidad las enviaron a sacar también el bachillerato. La Escuela duró diecinueve años, y en el momento más álgido llegaron a ser sesenta y cuatro aspirantes. Muy recordadas en esta importante misión vocacional para la Anunciata en Asturias fueron las hermanas Amparo González Campo, Mª Salud Méndez y Carmen González López. La Escuela Apostólica se cerró en 1970.
Los años cincuenta y sesenta también fueron muy importantes para el Colegio; el número de alumnas no paraba de crecer y de nuevo hubo que meterse en obras para ampliar y reformar el edificio. Se construye la iglesia y se arreglan los patios. En 1967 se hace la obra del salón de actos, y en el curso 1985-1986 se le concedió el Concierto Pleno con el "Ministerio de Educación y Ciencia".
LA FELGUERA
El origen de la fundación de las dominicas en la Felguera es muy peculiar, pues aquí no interviene ni el Párroco, ni las fábricas ni el pueblo, sino directamente un laico que conocía de cerca la magnífica labor de las dominicas y que movilizó hasta al Ayuntamiento local para que convenciera a la Madre General de la Congregación para fundar en la Felguera. Este seglar era el doctor D. César Alonso, vecino de la Felguera, pero que trabajaba como médico en Sama donde conoció de cerca la labor de las dominicas y su carisma educativo. La ocasión se presentó cuando la comunidad de religiosas francesas de la Felguera cerraron su colegio de "Notre Dame". Se las llamaba así cariñosamente, más el verdadero nombre de la Congregación era "Siervas de María de Anglet", pues fueron fundadas el nueve de Junio de 1839 en dicha localidad por el sacerdote diocesano D. Louis - Édouard Cestac. En la Felguera, además del Colegio habían habilitado un oratorio dedicado al Niño Jesús, pensado para la infancia. Cuando estas hermanas se van y el colegio echa el cierre, aunque había posibilidad de llamar a otras puertas de religiosas, el doctor Alonso tuvo claro que las dominicas de la Anunciata podrían hacerse cargo con mayor éxito del proyecto. Finalmente lo consiguió con el apoyo del alcalde, entonces Don Arturo Ezama Debrás, y, tras muchos trámites, con "las uvas'' el último día de Diciembre del año 1928 también llegaron las primeras dominicas a la Felguera.
La primera Comunidad estuvo formada por nueve religiosas, ellas eran las hermanas María Navarro, Pía Rafat, Mercedes Ramos, Felicidad García, Dominga Payás, Catalina Rodríguez, Amalia Villa, Teresa Segú y Concepción Castelló. Aquí no tuvieron que empezar por una comunidad pequeña ni partir de cero dado que lo tenían todo: amplio colegio, convento para las religiosas, oratorio, materiales... quizá fue otro de los motivos para retrasar la fundación, pues para esta empresa no podían venir dos ni cuatro, sino que la misión requería empezar con un buen número.
En Enero de 1929 pasadas ya las fiestas navideñas, se reabre el Colegio que a partir de entonces pasó a llamarse "Beata Imelda". No tuvieron ningún problema para ponerlo en funcionamiento ni tuvieron nunca el más mínimo rechazo; todo lo contrario, las hermanas llenaron todas las aulas en muy poco tiempo. La vida del Colegio y de la Comunidad caminó sin problema alguno desde ese momento hasta la Revolución de 1936 en que las hermanas decidieron por miedo abandonar todas la Comunidad y repartirse para salvar la vida. Las hermanas asturianas se escondieron en sus pueblos natales, mientras que las eran de fuera encontraron cobijo en casas de buenos cristianos de la Felguera que las escondieron y cuidaron como de la propia familia. Los revolucionarios tomaron y se adueñaron del Colegio el 12 de Noviembre de ese año. El 25 de Abril de 1937 las hermanas dispersas por casas de la Felguera deciden reunirse y se refugian juntas en un pequeño piso de la localidad donde trataron de retomar la vida de oración y de Comunidad. Pudieron tener con ellas al Santísimo Sacramento y prácticamente comulgaban a diario. Al ser liberada la Felguera el 21 de Octubre de 1937 pudieron salir todas las dominicas dispersas por el pueblo y por fin reencontrarse. En Noviembre del año siguiente llegaron el resto de hermanas que se habían escondido en otros municipios. Pudieron volver al Colegio, el cuál estaba muy deteriorado, más la población se volcó en pleno en ayudar a las hermanas, a limpiarlo y restaurarlo. El día de Navidad de 1938 se reabrió la capilla del colegio al culto y se celebró la primera misa; de nuevo con la Navidad el colegio empezó a volver a la normalidad, y el año 1939 el curso avanzó sin dificultad alguna.
Se tomó conciencia del bien que hacían las hermanas a la localidad, por ello y aunque habían sido por la generosidad de los vecinos, la "Sociedad Duro Felguera" concedió a las dominicas una subvención de 1.150 pesetas mensuales para cuatro aulas de cincuenta alumnas; 250 pesetas mensuales para aumento de material y conservación y 25 pesetas para útiles y material de limpieza. En 1940 ya no eran cuatro sino seis las aulas subvencionadas por la Sociedad, lo que suponían unas 300 alumnas. Por su parte, el Ayuntamiento de Langreo concedió una aportación de 2.000 pesetas con el fin de becar a doce niñas sin recursos.
El Colegio crecía y crecía, y ello obligó a las dominicas a lo largo del siglo XX a cambiar en más de una ocasión de edificio y ubicación dentro de la Felguera para dar respuesta a las necesidades de cada momento. El actual edificio se inauguró en 1967 y hoy acoge al alumnado de secundaria y bachillerato. Desde el otoño de 2016 las dominicas de la Anunciata se han embarcado en un apasionante proyecto de unificación de los dos grandes y más valorados centros educativos concertados de la Cuenca del Nalón: "Nuestra Señora del Rosario" de Sama, y el "Beata Imelda" de la Felguera.
COLEGIO MAYOR SANTO TOMÁS - OVIEDO
A principios de los cincuenta se edifica una residencia de estudiantes bajo el nombre de "Santo Tomás" y que en 1954 se le dará el rango de Colegio Mayor. Las primeras hermanas que constituyeron esta Comunidad fueron las hermanas Rosario González Fernández, Florencia Moreno Heras, Francisca Blanco Montiel, Celia Tuñón Vázquez, Josefa Rodríguez García, Catalina Peña Peña, Mª Jesús López Robles, Mª Ángeles González Fernández, Mª Dolores García González, Mª del Carmen Fueyo Díez, Mª Salomé Cordero González, siendo la primera superiora de dicha Comunidad fue la hermana Gliceria Asunción Carrero Rodríguez.
El Colegio tenía capacidad para más de cien colegialas. Al principio buena parte de las religiosas de la Comunidad que atendía el Colegio Mayor eran jóvenes profesas que estaban ampliando estudios o iniciándose en la enseñanza en el también Colegio de la Congregación "Dulce Nombre de Jesús". Hoy esta Comunidad está formada por catorce religiosas.
CURIA PROVINCIAL
Por su parte, la Congregación decide constituir una Comunidad nueva con fines curiales y administrativos que estaría formada por la Superiora Provincial y sus colaboradoras, también llamadas ''Consejo Provincial''. Esta Comunidad se constituye el 26 de Septiembre de 1972. En un primer momento inició su andadura en uno de los "chalets" que se encuentran anexos al Colegio, mientras se terminaban el nuevo edificio del Colegio Mayor, con fachada a la calle "González Besada". Dos años después, ya se trasladaron a la zona preparada para esta Comunidad dentro del nuevo edificio.
La Curia Provincial la formaban la Provincial y cuatro dominicas más; es decir, una Comunidad de cinco aunque compartian buena parte de su vida con las hermanas del Colegio Mayor y del Colegio "Dulce Nombre de Jesús", ya que los edificios están comunicados entre sí.
A finales de este pasado año 2019 la provincia de Santa Catalina junto al resto de provincias existentes en España -a excepción de Cataluña que continuan formando la provincia de San Raimundo de Peñafort- iniciaron el camino para la unificación. El día de nuestra Señora del Rosario se inició en Vic el capítulo que ponía en marcha el fin de las provincias existentes, concluyó el capítulo a finales de enero quedando constituida la única provincia de dominicas de la anunciata en España bajo el nombre de "Rosa Santaeugenia" en recuerdo de la primera priora general de la Congregación.
La Provincia de Santa Catalina estaba formada por las siguientes Comunidades:
Baracaldo (Vizcaya). Comunidad fundada en 1937.
Comunidad con misión educativa.
Galtzaraborda - Rentería (Guipúzcoa). Comunidad fundada en 1973
Comunidad con misión parroquial y social.
Trobajo del Camino - León. Comunidad fundada en 1970.
Comunidad con misión educativa y parroquial.
Virgen del Camino (León). Comunidad fundada en 2003.
Comunidad de hermanas mayores en situación de dependencia.
Madrid. Comunidad fundada en 1940.
Comunidad responsable de la gestión de una residencia de estudiantes.
Salamanca (Castilla y León). Comunidad fundada en 1961.
Comunidad gestora y acompañante de residencia universitaria.
San Sebastián (Guipúzcoa). Comunidad fundada en 1939
Comunidad con misión educativa.
Tudela (Navarra). Comunidad fundada en 1955.
Comunidad con misión educativa.
Valencia de Don Juan (León). Comunidad fundada en 1982.
Comunidad con misión parroquial y social.
Vigo (Pontevedra). Comunidad fundada en 1975.
Comunidad con misión parroquial y social.
Astorga (León). Comunidad fundada en octubre de 2017.
Casa de la Misericordia y Adoración Eucarística en el Santuario de Fátima.
LASTRES
La fundación de las dominicas en Lastres se fragua en los años sesenta, cuando la familia de Victorero-Lucio dona una casa del siglo XVIII y unas fincas anexas para que la Congregación ponga en marcha en la localidad una escuela para los hijos de los marineros de este litoral astur.
Así se empieza a construir el nuevo edificio para el Colegio, y las tres primeras dominicas llegan a Lastres el 12 de Septiembre de 1966; eran las hermanas Presentación de la Fuente, Asunción Álvarez y Luisa Escolá. Cuando las monjas llegan el colegio aún estaba en obras, y ellas se encargan ya de todos los trámites para ponerlo en marcha con el nombre de "Nuestra Señora del Buen Suceso".
Con el paso de los años la población y la demografía infantil descienden vertiginosamente, a la vez las leyes exigían más a las Hermanas. De esta forma el Colegio empezó su caída hasta que quedó reducido a un parvulario. Pese a ello, las hermanas no querían irse de Lastres pues se sentían muy ligadas al lugar, por este motivo se plantearon darle una nueva orientación a su misión allí. Nació así el proyecto de la "Casa de Espiritualidad Nuestra Señora del Buen Suceso". Además de atender a los grupos que acuden a retiros, ejercicios espirituales y reuniones, desarrollan una importante labor en la pastoral parroquial de la Villa.
COLEGIO VIRGEN MEDIADORA - GIJÓN
Los antecedentes de esta Fundación nos remiten a comienzos del siglo XX y a la preocupación por dar respuesta a la carencia educativa del entonces Párroco de San Pedro Mayor y Arcipreste de Gijón, D. Ramón Piquero, que igualmente fue el promotor de acercar a su Parroquia a los Hermanos de La Salle y su Centro Escolar.
Se funda igualmente así en la Parroquia en 1931 el colegio ''Santa Catalina'' -titular del Cerro más famoso del lugar- para hacerse cargo de esta Escuela de Niñas que atenderán un grupo de religiosas procedentes de Belchite (Zaragoza).
El histórico de la llegadas de éstas, nos remite a la citada localidad aragonesa en 1711 cuando un grupo de muchachas fundan un "beaterio" allí; edifican un pequeño monasterio y tratan de vivir la radicalidad evangélica sin regla monástica alguna. En 1736 este cenobio femenino se puso bajo la protección del arzobispo de Zaragoza, y a finales del siglo XVIII dejó de ser beaterio para constituirse en convento de la Orden de Predicadores. El Convento fue inaugurado el 2 de Enero de 1781, siendo fundadoras dominicas provenientes del convento de Santa Rosa de Zaragoza. Ese mismo año -aunque no es lo habitual en las dominicas de clausura- ante la pobreza del pueblo con sus pequeños sin saber leer ni escribir, las monjas abrieron un colegio y se embarcan en la misión educativa e aquel lugar. No abandonaron la clausura, pero tampoco quisieron ampliar horizontes, pues aún no sabían qué destino les deparaba el Señor
El párroco de San Pedro de Gijón fue a verlas para solicitarles ayuda para su escuela parroquial, pues su modelo era muy similar en el fondo y en la forma. Las monjas accedieron y así fueron enviadas un pequeño grupo para poner en marcha la "Escuela Santa Catalina" para niñas. Entre las monjas que vinieron a Gijón había una nativa local, la hermana Margarita Prieto Menéndez. La Guerra pone fin no sólo a la pretendida aventura de la Escuela Parroquial de Gijón, sino que el mismo Convento de Belchite es totalmente destruido. Las dominicas de la Escuela de Gijón y las del destruido Monasterio optan por repartirse entre los cenobios de otras dominicas que no habían sido afectados, más la hermana Margarita siente la llamada del Señor para fundar un nuevo carisma dominicano centrado en la enseñanza, tras la experiencia en su villa natal. Nace así en 1939 en Somió -Gijón- la Congregación de Dominicas "Nuestra Señora de las Victorias"; la Congregación seguirá su camino fuera de Asturias manteniendo a la vez la Escuela Parroquial con su comedor, la catequesis y la atención a las obras de caridad en San Pedro, asistidas en todo momento por la "Fundación San Eutiquio".
Corre el año 1962 y las ocho dominicas de "Las Victorias" que residen en Gijón, viendo que su instituto cada vez va a menos y que otras congregaciones como "La Anunciata" no paran de crecer, después de madurarlo en Comunidad solicitan abandonar Las Victorias y anexionarse a las Dominicas de la Anunciata. Las monjas eran las hermanas Imelda Tejón Hevia, Ana Mª García Delgado, Consuelo Santandreu, Mª Luisa González García, Mª José Sornichero Bernart, Carmen Sánchez García, Piedad Fernández González e Inés Vigil Pando. El acto se celebró de forma solemne el día de la Inmaculada de dicho año en la Casa Provincial de Oviedo. Tres dominicas de la anunciata fueron enviadas a Gijón para instruir y formar a las nuevas religiosas en el carisma propio. En 1963 ya la Comunidad había cambiado, no sólo estaban las que habían sido de Las Victorias, sino que algunas de éstas fueron destinadas a otras casas, llegando a Gijón otras nuevas Dominicas de la Anunciata. Los cambios se produjeron con normalidad y la Comunidad se adaptó a la perfección a los nuevos tiempos.
A mediados de los sesenta crecen las alumnas y la petición de las familias para el internado, pero no tienen espacio para ello en el edificio. Las dominicas presentaron la situación a la Fundación San Eutiquio, más al no haber entendimiento entre las religiosas y el Presidente de ésta entendieron que era el momento para fundar su propio colegio en la ciudad. Las superioras de la Congregación señalaron como primera opción las amplias fincas del "Sanatorio Covadonga" para edificar allí un primer colegio provisional hasta que se encontrara otro lugar, más ya tenían el sitio idóneo.
En 1967 comienza la obra del nuevo edificio, y sin estar el mismo terminado, el 2 de Octubre de 1968 abre sus puertas el "Colegio Virgen Mediadora" de las Dominicas de la Anunciata en Gijón. Las niñas iban en aumento, más no se desligaron de la Fundación San Eutiquio por completo, pues considerando las hermanas que el servicio que se prestaba a la zona de Cimadevilla era muy bueno, tres hermanas siguieron desplazándose a diario a la Escuela Parroquial de Santa Catalina para atender el parvulario, el comedor y otras labores en la Parroquia durante algunos años. Desde 1986 es considerado centro educativo concertado y desde 1997 tiene también bachillerato. Enclavado en el barrio de "El Coto", el Colegio acoge hoy a casi 800 alumnos de familias gijonesas de clase media y baja.
CASA SACERDOTAL
Desde mediados del siglo XX la diócesis de Oviedo trató de buscar una solución para tantos sacerdotes ancianos y enfermos que acababan sus días prácticamente en el abandono por no tener familia ni recursos para ser atendidos. El primer intento se fraguó en los pontificados de los obispos Lauzurica y Torralba, y monseñor de Sierra y Méndez, cuando se abrió el llamado "Refugio Sacerdotal de San Rogelio de Mohías -El Canteiro-''; no cuajó y la Casa terminó limitándose a lugar de encuentro del clero, y hoy ni eso.
Monseñor Tarancón plantea que la "Casa Sacerdotal" ha de estar en Oviedo, y así se pone en marcha el proyecto. Tras muchos avatares, las obras del edificio se concluyen a principios de 1973. Era ya entonces arzobispo de Oviedo D. Gabino Díaz Merchán, y éste se encuentra con los problemas en "increscendo" de falta de vocaciones y clero envejecido, y que ninguna congregación asumía la misión de la asistencia a los curas mayores.
Tras estudiar todas las posibilidades, Don Gabino acude a las Dominicas de la Anunciata por dos motivos; en primer lugar, por ser la Congregación de la diócesis con más profesas, y también por ser una de las familias religiosas más enraizadas en la idiosincrasia de la Región, y por tanto, muy conocedoras del panorama geográfico y clerical.
Finalmente y aunque no era algo propio de su carisma, las dominicas aceptan esta misión de trabajar en la Casa Sacerdotal de Oviedo, en principio como algo provisional mientras la diócesis encontraba otra solución. En cuanto las obras del edificio concluyeron, las religiosas fueron las primeras en entrar a vivir en él para ir disponiéndolo todo. Las dos primeras dominicas ocupan la Casa el 24 de Abril de 1973; ellas eran las Hermanas Margarita Llamazares -Superiora- y Josefa Rodríguez, y, cinco días después, ingresaron los dos primeros sacerdotes. La hermana Margarita, fue una figura importante en la consolidación de esta nueva Comunidad en la que pasó la mayor parte de su vida. El 29 de Abril llegan dos nuevas hermanas: Teresa Sanz y Lourdes González.
Al principio el equipo de la Casa que coordinaban las Hermanas, estaba formada por diez empleadas, un operario y varios enfermeros. La Casa se preparó para más de cien sacerdotes, con una zona más especializada en "enfermería" para asistir a los más dependientes. En las navidades de 1973 ya había treinta sacerdotes viviendo en ella.
Con el paso de los años, la Congregación cayó en la cuenta de la importantísima labor que estaban desarrollando y asumieron ya como suya propia la misión. Así, el 24 de Junio de 1976 la Diócesis de Oviedo y las Dominicas de la Anunciata firman el primer contrato sobre la dedicación de éstas a la Casa Sacerdotal de Oviedo. En la misma no sólo había que coordinar trabajadores, sino preocuparse de cada detalle: celebraciones litúrgicas con los sacerdotes más impedidos, sacristías, citas médicas, dietas y medicaciones de cada presbítero y, en definitiva, todo el complejo organigrama de una casa de mayores con el plus de ser éstos sacerdotes.
El entonces arzobispo Díaz Merchán, decide igualmente trasladar las dependencias propias de los obispos del Palacio de la Corrada a esta Casa, quedando así el antiguo Palacio Episcopal únicamente para oficinas de la Curia. Todos los arzobispos y obispos auxiliares desde esta fecha hasta hoy han residido en esta Casa atendidos de igual modo y con todo el cariño por las dominicas, a excepción del que fuera Obispo Auxiliar, Monseñor Atilano Rodríguez (hoy Obispo de Guadalajara), que residió en la "Residencia Sacerdotal" del "Santuario del Sagrado Corazón de Gijón" -hoy Basílica-.
Por el momento las dominicas continúan con esmero esta preciosa labor de cuidar a los sacerdotes mayores y enfermos de la diócesis, muchos de ellos muy delicados de salud e igualmente dependientes para todo. Allí, entre bastones, muletas y sillas de ruedas, ellas dan su corazón y maternidad a estos "niños grandes" a los que se dedican día y noche.
MISIÓN DIOCESANA DE BEMBEREKÉ - BENÍN
Corría el año 1.986 cuando la diócesis de Oviedo se hizo cargo de la parroquia de Bembereké, en la diócesis de Parakou (Benín-África). Era entonces obispo allí Monseñor André Van Den Bronk SMA, religioso holandés de la Sociedad de Misiones Africanas del P. Marion de Brésillac. Había nacido esta Iglesia Local como Prefectura Apostólica independiente de la de Niamey, a la que pertenecía hasta entonces. Fue elevada al rango de diócesis en 1964 separándose de la diócesis de Natitingou. Monseñor Gabino Díaz Merchán envió allí a tres sacerdotes diocesanos para asumir aquella primera parroquia asturiana en África; eran D. Alejandro Rodríguez Catalina, D. José Manuel Álvarez y D. Luis González Fernández. La parroquia de Bembereké tenía una población de 55.000 habitantes y los tres sacerdotes a pesar de contar con ayudas de catequistas, fieles y otros misioneros, no podían llegar a todos los rincones de aquella feligresía, con unos 2.500 kilómetros cuadrados.
En ese mismo año, casualmente, empezaba en nuestra diócesis un proyecto pionero en la pastoral parroquial de aquel tiempo, con la fundación de una comunidad de dominicas de la Anunciata en Pesoz. Al visitar Don Gabino la realidad de la misión diocesana de Bembereké, vio la necesidad de buscar una congregación religiosa dispuesta a unirse a esta obra para qué, al igual que hacían las monjas de Pesoz llegando a los múltiples rincones del occidente asturiano donde no llegaban los párrocos, poder imitar el modelo en "nuestra" tierra africana. Aunque era época de escasez de vocaciones y de entrada podría parecer abusivo encomendar más cargas a las dominicas que tantas ayudas prestaban ya a la Iglesia asturiana, finalmente Monseñor Díaz Merchán optó por volver a recurrir a ellas, no sólo por la confianza y la fluida relación existente, sino además porque era consciente de que las dominicas eran conocidas como ''las monjas de Asturias'', por ello no había Congregación más apropiada para estar e incorporarse a la Parroquia asturiana en Bembereké.
Las primeras dominicas llegaron allí la víspera de la Epifanía del Señor, del año 1989. La Comunidad empezó siendo de tres profesas. Los primeros meses las hermanas se entregaron por completo al estudio de la lengua local ''el Bariba''. Los dos primeros años vivieron en la misión junto a los sacerdotes diocesanos hasta que se concluyó la construcción de la que sería su casa de Comunidad. El edificio fue costeado por la diócesis de Oviedo y amueblado por la diócesis de Parakou. Monseñor Atilano Martínez acudió en visita a Bembereké en 1991 para bendecir solemnemente la nueva casa de las dominicas en África.
Su papel ha sido fundamental en la evangelización de la zona junto al clero asturiano. En los años ochenta apenas había bautizados, y en el año 2018 existían unas treinta y seis comunidades cristianas a lo largo del territorio parroquial de Bembereké. También han sido bendecidas en este lugar las propias dominicas con vocaciones nativas. La diócesis de Parakou al crecer en el número de fieles vio parte de su territorio desgajado para la creación de la nueva diócesis de Kandi, en 1994. En 1997 la Santa Sede eleva la diócesis de Parakou al rango de Archidiócesis, y en 1999 la zona en la que se encuentra Bembereké inicia su camino como Iglesia Particular propia, al erigirse la diócesis de
N´Dali, a la que pertenece desde entonces.
En su Visita Pastoral de 2015 como Arzobispo de Oviedo a la Misión diocesana de Bembereké, Monseñor Fray Jesús Sanz Montes O.F.M., comentó haber quedado impresionado de la gran obra que allí estaban llevando a cabo las dominicas. Al respecto, afirmó lo preciosa que era la misión de la Anunciata en África,
''instruyendo a mujeres y hombres en una paternidad responsable, enseñando cómo se cuida la vida frente a la pandemia del SIDA, cómo se conocen las leyes escritas por Dios en nuestro cuerpo y cómo se vive el amor según la edad. Y todo ello sin divulgar programas de esterilización ni prácticas abortivas, fomentadas por tantos organismos entre los países más pobres, y sin emplear estrategias de conocidas organizaciones y laboratorios que, respondiendo a determinadas consignas e ideologías de género, presentan a la Iglesia y a los cristianos como enemigos del progreso. Un‘progreso’ que lo único que ha hecho es destruir los verdaderos derechos de los más pobres, de los niños y de la mujer''.
En el año 2018 la diócesis de Oviedo dejó la parroquia de Bembereké en manos del clero local nativo tras treinta y dos años en que se había hecho un gran trabajo, y ahora el obispo del lugar pedía a la Iglesia Asturiana asumir una parroquia más necesitada en Gamia, donde los misioneros asturianos llevan ya dos años. Aunque Bembereké no está ya siendo atendido por el clero asturiano, las dominicas de la Anunciata siguen allí presentes en la pastoral parroquial, social, y, de forma muy especial en la educativa con su "Collège Saint François Coll de Bembèrèkè".
Felicidades por su trabajo en el Mundo y muchas gracias por la singular dedicación en Asturias de las Hijas del Padre Coll.
CRONOLOGÍA DE COMUNIDADES
1 Sama (1897)
2 Ablaña - La Rebollada (1898-1970)
3 Mieres (1899)
4 Caborana (1900 - 1972)
5 Ujo (1900-2018)
6 Navia (1905)
7 Pola de Laviana (1906 - 1908)
8 Ribadesella (1907)
9 Colunga (1910 - 1927)
10 Adaro - Sama (1915 - 1999)
11 Boo - Aller (1917 - 1964)
12 Sanatorio Covadonga - Gijón (1920 - 2017)
13 Oviedo (1923)
14 La Felguera (1928)
15 Comunidad Postulantado Oviedo (agosto 1934 - mayo 1938)
16 Comunidad Postulantado en Navelgas (Mayo 1938 - Octubre 1939)
17 Turón (1943-2018)
18 Colegio Mayor Santo Tomás - Oviedo (1954)
19 Lastres (1966)
20 Colegio Virgen Mediadora - Gijón (1967)
21 Curia Provincial (1972-2020)
22 Casa Sacerdotal (1973)
23 Comunidad de Mayores -Calle Zorrilla del Coto - Gijón (1985 - 2003)
24 Pesoz (1986 - 2012)
25 Misión Diocesana de Bembereké - África (1989 - 2018)